Berlusconi sin sonido
En 'Silvio (y los otros)' Sorrentino recrea con valent¨ªa el producto berlusconiano m¨¢s popular y exportado, la tele
Al final de Silvio (y los otros), en ese tenemos-que-hablar que prologa todo divorcio, Veronica Lario le escupe a un inmutable Silvio Berlusconi que nunca ha hecho nada en su vida, que es un chapuzas como empresario y un ga?¨¢n como pol¨ªtico. Y en la tele, le dice, ay lo de la tele: no has inventado nada. Ah¨ª Silvio s¨ª que pone cara de touch¨¦. ?C¨®mo que no hab¨ªa inventado nada si lo hab¨ªa inventado todo?
Ten¨ªa mucha curiosidad por saber c¨®mo trataba Sorrentino el producto berlusconiano m¨¢s popular y exportado -sobre todo, a Espa?a-, la tele. C¨®mo empaquetar¨ªa toda esa vulgaridad en su cine esteticista e hiperintelectual. Lo m¨¢s f¨¢cil habr¨ªa sido recurrir a la elipsis, dejar que el espectador rellenase los huecos con las mammaciccios y los berridos del coraz¨®n que tan bien conoce, pero hay que reconocerle al director mucha valent¨ªa: Sorrentino no solo recrea un concurso de la vieja Canale Cinque (o la vieja Telecinco, tanto monta), sino que lo hace sin sonido. Vemos a los concursantes en unas cabinas rid¨ªculas, al presentador con sus cartoncitos de preguntas y a una velina que se?ala y se contonea cabareteramente, pero no o¨ªmos nada m¨¢s que el ruido de un aire acondicionado. Con este recurso tan sencillo, Sorrentino da un triple mortal: parodiar lo que ya ven¨ªa parodiado de f¨¢brica.
Bajarle el volumen a la tele es un ejercicio san¨ªsimo. Cada semana, cuando voy a la radio, hay un mont¨®n de pantallas sin sonido, cada una con una cadena. En las pausas, me quedo mir¨¢ndolas y me maravillo de lo rid¨ªculos que son los gestos y los r¨®tulos. Se adivina lo que est¨¢n grit¨¢ndose unos a otros aunque no sepamos de qu¨¦ hablan. Todo el poder y la tragedia de la tele, toda su influencia y su dominio mefistof¨¦lico sobre la sociedad se esfuman como se esfum¨® la hombr¨ªa de Berlusconi cuando su mujer le dijo que no hab¨ªa inventado nada. La tele, sin sonido, son pobres mimos que reclaman atenci¨®n.
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