¡®Maestros de la costura¡¯: Un vestido llamado Espa?a
Puede que este reality sea un 80% de entretenimiento y un 20% de moda, pero ese 20% es mucho m¨¢s de aquello a lo que la tele nos tiene acostumbrados
El amuleto de la suerte de Saray, una dependienta onubense de 28 a?os, es una mu?eca Nancy ataviada con un vestido de flamenca de Vicky Mart¨ªn Berrocal que traquetea sobre la m¨¢quina de coser mientras, bajo su invocaci¨®n, su propietaria confecciona vestidos de gitana que luego luce "con la cabeza alta". A su vez, la mayor preocupaci¨®n de Pedro, un aspirante a influencer de 20 a?os, es mantener una pose fotog¨¦nicamente perfecta en todo momento. Tanto, que de vez en cuando le duelen las piernas m¨¢s de los soportable. "Quiero posar, quiero posar, pero tambi¨¦n soy humano", dijo con angustia en uno de los momentos m¨¢s almodovarianos (y m¨¢s puramente televisivos) de Maestros de la costura, que comenz¨® anoche su segunda temporada en La 1 de Televisi¨®n Espa?ola.
El concurso de confecci¨®n y dise?o de moda que el a?o pasado inaugur¨® la productora Shine Iberia en la primera cadena ha regresado repitiendo presentadora (Raquel S¨¢nchez Silva), jurado (Palomo Spain, Lorenzo Caprile y Mar¨ªa Escot¨¦) y formato, pero con un ritmo renovado y, sobre todo, un sentido del entretenimiento menos acartonado que en la primera edici¨®n.
Parte del m¨¦rito lo tiene el casting. Los concursantes de la primera edici¨®n resultaban cercanos para el espectador, tal vez demasiado, y el ritmo se resent¨ªa de ello. Aqu¨ª estamos en una segunda temporada y, como suele suceder en la mayor¨ªa de los realities con cierta trayectoria, muchos de los participantes tienen clara la etiqueta en la que deben encajar. Incluso aunque, como notaron varios usuarios de redes sociales, algunos de los perfiles coincidieran sospechosamente con varios de los concursantes del a?o pasado.
La mayor¨ªa de los que desfilaron ayer por el taller de costura de televisi¨®n espa?ola se pod¨ªan definir a vuelapluma con una sintagma no demasiado complejo. Hay, sin ir m¨¢s lejos, una empresaria DIY berlinesa, un fisioterapeuta "manitas", una decoradora solidaria, un actor guaperas, un padre de familia currante, una youtuber y una peque?a celebridad underground. Una de las candidatas, incluso, tra¨ªa la etiqueta bordada (ustedes disculpen) en el trasero del vestido: Amparito Taconcitos. A Lorenzo Caprile el chascarrillo se le atragant¨® nada m¨¢s comenzar el programa, y revalid¨® su t¨ªtulo de gru?¨®n oficial (y, generalmente, con m¨¢s raz¨®n que un santo) del programa. "?Es una interpretaci¨®n o una equivocaci¨®n?", pregunta a un concursante ante una prenda indescriptible. "Es una interpretaci¨®n equivocada", responde el interpelado ante la mirada at¨®nita del modista. Touch¨¦, ma non troppo.
Sus compa?eros, Mar¨ªa Escot¨¦ y Alejandro Palomo, han perdido el miedo esc¨¦nico de la primera edici¨®n. Se mueven con naturalidad en el plat¨® e interact¨²an con los concursantes (y entre s¨ª) sin dar la impresi¨®n de leer un guion. La direcci¨®n del programa ha decidido repartir sus intervenciones de forma uniforme; ahora dialogan, opinan e, incluso (ayer lo hizo Mar¨ªa Escot¨¦) se ponen a realizar las mismas pruebas que los concursantes. En la primera edici¨®n sus apariciones estaban m¨¢s dosificadas, tanto que a veces parec¨ªan a punto de entregar un diploma.
Aqu¨ª, sin embargo, el equipo ha sido capaz de construir uno de esos programas en los que los mejores momentos parecen espont¨¢neos. Como, por ejemplo, cuando un joven llamado Alejandro San Mart¨ªn dice tener ya claro el nombre de su futura marca: Alejandro San Mart¨ªn. Incre¨ªble pero cierto. En lo que s¨ª sale ganando Maestros de la costura respecto a la temporada anterior (y respecto a otros concursos de la misma cadena) es en la pluralidad. Hay edades diversas, perfiles diversos y g¨¦neros tambi¨¦n diversos. Lara Saj¨¦n, una bailarina y cantante con cierta fama en el circuito underground, sale triunfadora de la prueba de eliminaci¨®n con un dise?o que resume sus recuerdos de infancia como ni?a trans en Argentina. La c¨¢mara sorprende al jurado llorando y parece real. Los nervios, sin embargo, a veces son genuinos y a veces son una consecuencia colateral de las c¨¢maras. No sabemos si Pedro conoc¨ªa su vis c¨®mica antes de explotarla (y explotar) ante las c¨¢maras, pero sus perogrulladas repetidas una octava m¨¢s alta de lo conveniente ("Si hay desorden hay caos y si hay caos hay fracaso", "Si el corte est¨¢ mal todo est¨¢ mal") demuestran que Paquita Salas se ha infiltrado en las capas m¨¢s profundas de la mente millennial. Tambi¨¦n que hace falta un pu?ado de memes para aligerar un formato al que, como es habitual en la televisi¨®n espa?ola, le sobra al menos un tercio del metraje.
El espect¨¢culo, sin embargo, vuelve a convivir con la moda y con una cierta voluntad divulgativa. En esta primera entrega han participado el dise?ador Leandro Cano, el bailar¨ªn Antonio Najarro y la presidenta de la Asociaci¨®n de Creadores de Moda de Espa?a, Pepa Bueno. Sin embargo, la presencia m¨¢s excepcional fue la de Sybilla Sorondo, una creadora de culto cuyo trabajo es lo m¨¢s importante que le ha pasado a la moda espa?ola en el ¨²ltimo medio siglo, y cuya legendaria alergia a los medios de comunicaci¨®n se rompi¨® anoche cuando acudi¨® a contemplar c¨®mo los concursantes trataban de ensamblar sus propias versiones (y alg¨²n que otro ecce homo) del vestido Espa?a que confeccion¨® para Blanca Li en 1996. ?Cu¨¢nto tiempo hac¨ªa que Sybilla no acud¨ªa a un programa de televisi¨®n? Posiblemente varios (muchos) a?os. ?Cu¨¢ndo ha explicado Sybilla su trabajo en prime time? Posiblemente nunca. Puede que Maestros de la costura sea un 80% de entretenimiento convencional y un 20% de moda, pero ese 20% es mucho m¨¢s de aquello a lo que la tele nos tiene acostumbrados. Y si viene con mito may¨²sculo incluido, aceptamos pulpo como animal de compa?¨ªa y admitimos que un traje puede quedar como un guante incluso aunque se le vean las costuras y el dobladillo se descosa de vez en cuando.
* El estreno de Maestros de la costura fue seguido por 1.416.000 espectadores con un 12% de cuota de pantalla.
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