La Revoluci¨®n de Octubre de la pintura rusa
La Fundaci¨®n Mapfre traza una historia de las vanguardias, de Chagall a Mal¨¦vich, que pusieron patas arriba la historia del arte
El camino que lleva de una revoluci¨®n art¨ªstica a otra ¡ªo lo que es lo mismo: del terremoto de Marc Chagall al de Kazimir Mal¨¦vich¡ª es el propuesto por la Fundaci¨®n Mapfre, de Madrid, en su nueva exposici¨®n (hasta el 5 de mayo). Entre esos dos polos de poderosa atracci¨®n, la propuesta sit¨²a artistas como Natalia Goncharova, Liubov Popova, El Lisitski o R¨®dchenko, que pusieron patas arriba el arte mientras la historia saltaba tambi¨¦n por los aires en torno a los sucesos de oto?o de 1917 en Rusia.
La revuelta comienza en la muestra con uno de los cuadros m¨¢s famosos de Marc Chagall: El paseo (1917). A todo color, el artista se autorretrat¨® caminando sobre verdes tejados y sosteniendo de la mano a una joven que vuela, su mujer, Bella. La composici¨®n fauvista es toda una met¨¢fora del entusiasmo revolucionario de la ¨¦poca. Cerca aguarda un mal¨¦vich: La segadora (1912), pintura que se inspira en los vol¨²menes de C¨¦zanne para representar la vida cotidiana. Tiene muy poco que ver con otra de las piezas del ruso presente en la exposici¨®n, El cuadrado negro (1923), tal vez el gesto aniquilador de la pintura como representaci¨®n mim¨¦tica del mundo sensible m¨¢s famoso de la historia. Esa exploraci¨®n de la ¡°nada liberada¡± fue la persecuci¨®n de la utop¨ªa que llev¨® al pintor a la realizaci¨®n de una sucesi¨®n de lienzos que culminar¨ªa con El cuadrado rojo?(1915), pieza con la que el artista quiso identificar la promesa bolchevique.
Entre el color de Chagall y la supresi¨®n total de Mal¨¦vich viaja el recorrido, que cuenta con 92 obras, firmadas por 29 artistas y prestadas por coleccionistas particulares y entidades p¨²blicas como el Museo Estatal Ruso de San Petersburgo, la Galer¨ªa Estatal Tretiakov de Mosc¨² o el Museo Estatal de Nizhny N¨®vgorod. La muestra ha contado con la colaboraci¨®n del Grimaldi Forum Monaco.
La nueva directora cultural de Mapfre, Nadia Arroyo, llama la atenci¨®n sobre el amplio n¨²mero de mujeres (Liubov Popova, Nadiezhda Udaltsova) que participaron en este movimiento, ¡°como en ning¨²n otro per¨ªodo de la historia¡±, asegura. Por su parte, Jean-Louis Prat, comisario de la exposici¨®n y presidente del Comit¨¦ Marc Chagall, se mostr¨® ayer convencido durante la presentaci¨®n a la prensa de que no fue la Revoluci¨®n de Octubre la que forj¨® las vanguardias y la modernidad, sino que los artistas se adelantaron a ella, aunque luego las cosas no salieron como esperaban. ¡°Este malentendido dio origen a desilusiones que tambi¨¦n deben de tenerse en cuenta como fermentos importantes del lenguaje abstracto¡±, dijo.
Metida en harina revolucionaria, la exposici¨®n se adentra en uno de sus movimientos m¨¢s relevantes, el constructivismo, con obras que participaron en la famosa exposici¨®n de 1921, titulada 5 ¡Á 5 = 25.?
Cada uno de los cinco participantes contribu¨ªa con otras tantas obras. Eran Popova, Alexandr Vesn¨ªn, Alexandra Exter, R¨®dchenko y Varvara Step¨¢nova. Y todos ellos aprovecharon para proclamar la muerte de la pintura de caballete y celebrar la llegada de una nueva era en la que lo importante era el arte de producci¨®n, de impulso colectivo y sin rastro de veleidades individuales.Con el respaldo expl¨ªcito de Stalin a la nueva est¨¦tica realista, se acab¨® la celebraci¨®n de la experimentaci¨®n.
A partir de 1934 fueron muchos los artistas que se vieron sometidos a presiones pol¨ªticas insoportables para adoptar el lenguaje del realismo socialista. Muchos se marcharon; otros se entregaron a lenguajes abstractos para esquivar la censura.
El ejemplo m¨¢s relevante de este periodo es Deportistas (1930-1931), de Mal¨¦vich.El dise?o gr¨¢fico, esencial en ese cruce de tiempos revolucionarios, ocupa un lugar especial en el recorrido. Las vitrinas muestran publicaciones donde se ven textos previos a octubre. Hay poes¨ªa visual, caligramas y mucho humor. Despu¨¦s del 17, el bolchevismo acaba con la fiesta e implanta su perspectiva m¨¢s did¨¢ctica y menos experimental. Y el tono gris que se cre¨ªa desterrado, volvi¨® a imperar en todos los frentes.
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