El homenaje a Machado que censur¨® el franquismo
En 1959, los poetas j¨®venes homenajearon a Machado en su tumba. Acento Cultural le dedic¨® un n¨²mero pero algunos textos no pasaron la censura
Sesenta a?os de una carpeta. Sesenta a?os guardada en un despacho. Un peque?o tesoro literario, amarillo por el tiempo. De su interior surgen sobres, fotograf¨ªas, folios y cuartillas con correcciones de ¨²ltima hora. Son los descartes de un n¨²mero de la revista Acento Cultural en homenaje a Antonio Machado a los veinte a?os de su muerte. Un n¨²mero maldito, dir¨ªan algunos, un n¨²mero frustrado, un n¨²mero despojado de significado, en su momento, pues a causa de la censura franquista no se public¨® como le hubiera gustado a su director, Carlos V¨¦lez. Aquel Acento tuvo que rehacerse tres veces y fue peliagudo. El asunto, adem¨¢s de llegar ante Franco en el Consejo de Ministros, casi da al traste con una de las revistas culturales m¨¢s progresistas de la ¨¦poca. Los materiales referentes a la muerte de Machado y sus ¨²ltimos d¨ªas de penuria fueron prohibidos, pero no borrados de la historia, porque Carlos V¨¦lez guard¨® los manuscritos originales durante todos estos a?os. Entre ellos, materiales originales e in¨¦ditos de Carlos Barral, Jaime Gil de Biedma, Caballero Bonald, Gloria Fuertes, Jos¨¦ Agust¨ªn Goytisolo y otros muchos poetas de la ¨¦poca. Tambi¨¦n tuvo el cuidado de explicarnos a sus hijos, cuando a¨²n ¨¦ramos muy j¨®venes, el sentido de estos papeles. Abrir la carpeta es como abrir un camino al pasado, del que surge, por ejemplo, Gloria Fuertes y su tarjeta postal.
En esta primavera ya del cincuenta y nueve, / quiero decirte Antonio / c¨®mo va tu Castilla / ¡ªque marcha igual que siempre¡ª, / el trigo ya verdea / y Emilio tras las mulas, / han hecho un Sindicato / y el hombre sigue hambre, / y el sol sigue m¨¢s sol / y aqu¨ª no pasa nada, / tan solo tu recuerdo / metido entre mis rejas / recordando tus versos / y tu amor a mi estampa. / Antonio, ?t¨² qu¨¦ piensas / de estos homenajes? / ?Te gustan? ?Te disgustan? / ?Te dan¡ justicia? Habla.
Aparecen m¨¢s papeles. Fotograf¨ªas con leyendas al reverso: ¡°Grupo de poetas asistentes al homenaje a Machado en Colliure. De izquierda a derecha y de arriba abajo: Blas de Otero, J. A. Goytisolo, ?ngel Gonz¨¢lez Mu?iz, J. A. Valente, Jaime Gil de Biedma, Alfonso Costafreda, Carlos Barral, J. M. Caballero Bonald¡±.
Hay textos in¨¦ditos de Carlos Barral, Gil de Biedma, Caballero Bonald, Gloria Fuertes y Jos¨¦ Agust¨ªn Goytisolo
Leo un poema de Caballero Bonald. Sesenta a?os tiene el papel y la emoci¨®n es nueva:
Con una mano escribo / y con la otra, abro / las p¨¢ginas / de un libro. Aqu¨ª est¨¢ / la palabra que busqu¨¦ / tantos a?os. ?La podr¨¦ / repetir / impunemente / ahora / mientras leo tu nombre, / una sola palabra / en el piadoso m¨¢rmol?
Veo al poeta sobre la tumba del padre po¨¦tico de tantos otros autores y me pregunto si leer¨ªa estos versos all¨ª, en el homenaje en Colliure, o si los escribir¨ªa unos d¨ªas despu¨¦s, a¨²n lleno de las emociones del homenaje, para la revista Acento. La censura lo guard¨® en la carpeta, pero el tiempo no censura, el tiempo es como el mar y suele devolverlo todo. Surge de este remanso de historia literaria un sobre. Lleva escrito esto:
Ermita de San Saturio, donde se sentaba A. M. / Pensi¨®n y casa que habit¨® en Soria. / Camino entre San Polo y San Saturio. / El puente sobre el Duero visto desde el Castillo. / Del sobre brotan fotos y recuerdos de un viaje familiar a Soria. Los ni?os corren entre los ¨¢rboles y su padre grita: / He vuelto a ver los ¨¢lamos dorados, / ¨¢lamos del camino en la ribera / del Duero, entre San Polo y San Saturio: / tras las murallas viejas / de Soria ¡ªbarbacana / hacia Arag¨®n, en castellana tierra¡ª. / Estos chopos del r¨ªo, que acompa?an / con el sonido de sus hojas secas / el son del agua, cuando el viento sopla, / tienen en sus cortezas / grabadas iniciales que son nombres / de enamorados, cifras que son fechas.
Entre las fotos reconozco el hotel Quintana, donde muri¨® Machado. Es una imagen en blanco y negro, pero el art¨ªculo in¨¦dito de Carlos Barral, escrito d¨ªas despu¨¦s de su visita a Colliure, pinta de colores la estampa: ¡°Es una casa de tres plantas con la fachada de color y las persianas muy verdes, versi¨®n un poco m¨¢s mediterr¨¢nea y alegre del Hotel de la Gare que uno encuentra a la entrada de casi todos los pueblos de Francia (¡) En el p¨®rtico est¨¢ madame Quintana, un poco asustada por tantas preguntas, un poco emocionada tambi¨¦n, en medio de un grupo de gente que habla animadamente y saca fotograf¨ªas¡±. Carlos Barral pasa a describir las habitaciones en las que el poeta vivi¨® sus ¨²ltimos d¨ªas y siento la confirmaci¨®n de que ese homenaje frustrado se hizo en mi casa, en cada ense?anza paterna. Ah¨ª est¨¢ Blas de Otero, otro favorito de mi hogar, que, junto a Jos¨¦ Agust¨ªn Goytisolo, me mira desde la foto, ambos bajo una placa en el hotel Quintana en la que leo: ¡°Antonio Machado, po¨¨te espagnol, est mort dans cette maison le 22 fevier, 1939¡±.
De Machado se habla, pero no de su caminar desolado, ni de la injusticia de su muerte. Los poemas est¨¢n firmados por Leopoldo de Luis, Pere Quart, Gabriel Celaya, Pacheco, Leyva, Joaquim Horta, Jos¨¦ Agust¨ªn Goytisolo. Me quedo con estos versos de Jaime Gil de Biedma, porque yo cuando pienso en Machado escucho a mi padre y recuerdo esa manera suya de guardar la cultura en sus hijos, construyendo con retales de verso un camino de vuelta a la memoria:
A ti, compa?ero y padre, / reconocida presencia. / Por lo que de ti aprendimos, / por lo que olvidado queda. / Por lo que tras la palabra / breve, todav¨ªa ense?as. / Por tu tranquila alegr¨ªa / Y por tu digna entereza. / Por ti. Gracias. Porque en ti / Conocimos nuestra fuerza.
Lea V¨¦lez es escritora e hija de Carlos V¨¦lez, director de ¡®Acento Cultural¡¯.
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