La autenticidad de Jos¨¦ Pinto no se puede fabricar
El duelo por la muerte del concursante de '?Boom!' y 'Saber y ganar' ha sido una catarsis que ha recordado que la televisi¨®n la hacen personas y no solo personajes
El duelo por la muerte de Jos¨¦ Pinto, el concursante de ?Boom! y de Saber y ganar, ha sido una peque?a gran catarsis que ha recordado que la televisi¨®n la hacen personas y no solo personajes. Vivimos en un mundo donde todos interpretamos un texto ajeno. No solo en la pantalla, con pol¨ªticos que repiten consignas y argumentarios (sic) y presentadores que leen el teleprompter, sino en cualquier aspecto de la vida: empleados que dicen lo que sus jefes esperan que digan, jefes que dicen lo que creen que les va a hacer m¨¢s jefes, profesores con adoctrinamiento pedag¨®gico, parejas que siguen consejos psicol¨®gicos para trabajarse la relaci¨®n, padres que te dicen frases terribles por tu bien y hasta columnistas que dan rodeos ret¨®ricos para llevar al lector a huertos donde nunca entrar¨ªa por su propio pie. Cu¨¢nta gente conocemos que solo habla con frases hechas y jerga aprendida en un m¨¢ster universitario. Cu¨¢nta ch¨¢chara soportamos a lo largo del d¨ªa sin escuchar o pronunciar una sola palabra espont¨¢nea o fuera de tono, y cuant¨ªsimo agradecemos los raros momentos en que esa palabra estalla y rompe las ceremonias y los protocolos que nos asfixian como corbatas.
Jos¨¦ Pinto hablaba sin guion. Era un concursante, no le escrib¨ªan las frases. Y el p¨²blico lo sab¨ªa, porque no se puede fingir durante tantos meses ser algo que no eres (puedes fingir una tarde, pero ni siquiera una tarde entera). Sedujo a la audiencia sin que diez guionistas pensaran una estrategia de seducci¨®n. Simplemente, se plant¨® frente a la c¨¢mara y fue ¨¦l mismo. Por eso, aunque la relaci¨®n que el p¨²blico tuvo con ¨¦l se parec¨ªa mucho a la que los lectores tienen con los personajes de las grandes novelas que no quieren que se acaben, su muerte ha sido llorada como la de un amigo. Ning¨²n personaje, ning¨²n producto salido de la cabeza de nadie e interpretado por el cuerpo de otro, puede sustituir a una persona espont¨¢nea y directa. Jos¨¦ Pinto no se pod¨ªa fabricar. Por eso es insustituible.
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