Chagall-Mal¨¦vich: encuentro en la utop¨ªa
Para Chagall la revoluci¨®n era liberaci¨®n personal; el ideal de Mal¨¦vich era la perfecci¨®n, alcanzada por el artista que fuera capaz de rechazar la objetividad
En la exposici¨®n De Chagall a Mal¨¦vich, organizada por Mapfre, al fondo de la sala superior se exhiben las pinturas de la ¨²ltima etapa de Kazimir Mal¨¦vich, que a primera vista sugieren una continuidad tem¨¢tica y estil¨ªstica con los a?os 20. As¨ª el regreso a la iconograf¨ªa del mundo agrario. Se da, sin embargo, un cambio sensible respecto de obras tambi¨¦n muy conocidas, como la Cabeza de campesino de 1928, que tiene a su espalda a mujeres trabajando sobre un campo cultivado, te mira de frente, mientras en el cielo los aviones anuncian un futuro de progreso. Las dos cabezas de la exposici¨®n, ya de los 30, est¨¢n de espaldas y vac¨ªas, sobre un campo yermo, sin instrumentos de labranza, y en Presentimiento complejo, bajo el cielo oscuro s¨®lo hay una casa roja, sin puertas ni ventanas, el comunismo.
Se tratar¨ªa de un simbolismo expresado en forma suprematista que sorprende teniendo en cuenta el rechazo de Mal¨¦vich contra cualquier representaci¨®n del mundo exterior. El cl¨¢sico Erwin Panofsky hizo notar que una vez decodificados los componentes de una obra de arte, era preciso juntar las piezas para acceder a su significado. Esto no resulta del todo posible en Mal¨¦vich, habida cuenta de su citada concepci¨®n del arte, y menos para Presentimiento complejo, que enlaza con su propia tragedia personal y al mismo tiempo con su fe revolucionaria.
En Chagall, la trayectoria es m¨¢s simple. La revoluci¨®n es para ¨¦l liberaci¨®n personal, la realizaci¨®n del sue?o de felicidad expresado en su emblem¨¢tico Paseo; tambi¨¦n social al eliminar las restricciones para la comunidad jud¨ªa. Gracias a Lunacharsky, obtuvo un espacio privilegiado en su ciudad de Vitebsk, para experimentar la construcci¨®n de un proceso colectivo de creaci¨®n art¨ªstica. La ciudad que Ilya Repin llamaba "la Toledo de Rusia" se transforma desde 1918 a 1922 en el lugar de confluencia entre la revoluci¨®n sovi¨¦tica y el arte, estudiado en Vitebsk, la ciudad del arte, por Alexandra Shatskij. Mijail Bajtin, que con su c¨ªrculo complet¨® la triada de protagonistas del fen¨®meno Vitebsk, lo defini¨® como un "cronotopo": la coincidencia en su espacio de personalidades como Chagall y Mal¨¦vich, al proponer desde 1919 una acci¨®n colectiva, gener¨® una excepcional aceleraci¨®n de la creatividad (y del debate). Fue el refugio temporal de la utop¨ªa en el enlace problem¨¢tico entre expresi¨®n art¨ªstica y sistema comunista.
La ausencia m¨¢s sensible en la exposici¨®n de Mapfre es precisamente el desarrollo de esa experiencia y el conflicto en la relaci¨®n entre Chagall, el fundador de la Escuela de Arte Popular, y Mal¨¦vich, el invitado, que acaba fagocitando la iniciativa del primero, al ganarse la adhesi¨®n de sus seguidores. Con todas las limitaciones del biopic, lo relata Alexander Mitta en su filme Chagall-Mal¨¦vich, que apunta a un aspecto semiolvidado de la personalidad de este: su vertiente de promotor y l¨ªder de una secta suprematista, difundida en Vitebsk entre su colectivo de j¨®venes artistas. Atra¨ªdos por su "misticismo suprem¨¢tico", ironiza Chagall en Mi vida, sin nombrarle. La revoluci¨®n consist¨ªa para Chagall en afirmar sus ideas de felicidad, amor y libertad, y ello en el arte supon¨ªa aceptar el punto de partida minoritario y proyectar la adhesi¨®n del proletariado desde un debate abierto entre artistas y escuelas. Estaba dispuesto a "jugar con fuego" y es lo que hizo al recibir a Mal¨¦vich en noviembre de 1919.
El ideal de Mal¨¦vich era la perfecci¨®n, alcanzada por el artista que fuera capaz de rechazar la objetividad. Centrado en su propia capacidad creativa, hab¨ªa de convertirse en un nuevo superhombre, alguien ha dicho en un cham¨¢n de las conciencias. Solo que este juego se desarrollaba sobre el tel¨®n de fondo de calabozos y fusilamientos que evoca la pel¨ªcula de Mitta.
Chagall ten¨ªa poco que ver con esa clausura y huy¨® cuando pudo, jugando hasta fin de su vida con los c¨®digos ideol¨®gicos y est¨¦ticos acu?ados en Vitebsk. A pesar de los golpes recibidos, Mal¨¦vich resisti¨® y acab¨® expresando el descenso tr¨¢gico del mundo agrario de la smychka, intento de colaboraci¨®n con el campesinado durante los 20, al infierno de la colectivizaci¨®n. Hambriento y aterido de fr¨ªo, Mal¨¦vich escribe en 1930: "Por todas partes es el vac¨ªo y un gran horror gravita sobre el alma". El suprematismo sirvi¨® entonces de espejo para mostrar el vac¨ªo de la revoluci¨®n.
La Revoluci¨®n de Octubre no fue la cuna del arte revolucionario. La revoluci¨®n en el arte ruso precedi¨® a la Revoluci¨®n. Esta sirvi¨® temporalmente de catalizador y lanzadera para las utop¨ªas gestadas anteriormente, como las de Chagall y Mal¨¦vich, seg¨¢ndolas luego. Parafraseando la poes¨ªa de Salvatore Quasimodo, fueron atravesados por un rayo de sol, y de repente lleg¨® la noche.
Art¨ªculo escrito en colaboraci¨®n con Dolores Ruiz-Ib¨¢rruri.
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