Pasado y presente
Un nuevo ciclo de conciertos en la Fundaci¨®n Juan March rememora la m¨²sica cortesana y ceremonial en la Espa?a de Los Reyes Cat¨®licos
El 4 de octubre de 1497 mor¨ªa en Salamanca el pr¨ªncipe don Juan, ¨²nico hijo var¨®n de los Reyes Cat¨®licos. Ten¨ªa diecinueve a?os. El 26 de febrero de 1603 fallec¨ªa en Madrid Mar¨ªa de Austria, viuda de Maximiliano II y hermana de Felipe II, bisnieta de Isabel de Castilla y Fernando de Arag¨®n. Son dos muertes cargadas de simbolismo. Con la del joven pr¨ªncipe, ¡°se vino abajo la esperanza de toda Espa?a¡±, como escribi¨® Pedro M¨¢rtir, su tutor. La hija que hab¨ªa procreado meses antes morir¨ªa tambi¨¦n pocas semanas despu¨¦s en el parto, dejando con ello a la princesa Margarita, de diecisiete a?os e hija de Maximiliano I, doblemente desconsolada: ¡°Triste Espa?a sin ventura¡±, se lamentar¨ªa acerbamente Juan del Encina, ¡°despoblada de alegr¨ªa¡±. Mar¨ªa de Austria, por su parte, hab¨ªa hecho m¨²sica en su infancia, en el castillo de Ar¨¦valo, con Antonio de Cabez¨®n, Francisco Soto o Mateo Flecha. La m¨²sica de sus exequias fue de Tom¨¢s Luis de Victoria, una de las m¨¢s grandes luminarias de la m¨²sica europea de su tiempo, que hab¨ªa entrado al servicio de la emperatriz en el Monasterio de las Descalzas Reales en 1583: ¡°Responsorio dixo el Arzobispo de ?arago?a con que se acabaron las honras y obsequias reales de su Magestad, que fueron las m¨¢s solemnes y suntuosas que se han hecho en Espa?a¡±, leemos en la cr¨®nica de Diego de Urbina.
El azar ha querido que en el ¨²ltimo concierto del anterior ciclo de la Fundaci¨®n Juan March, Dis¨ªmiles vidas paralelas, sonara el motete f¨²nebre Versa est in luctum, parte de aquel Officium Defunctorum de Victoria que publicar¨ªa luego en Madrid la Typographia Regia en 1605. Mientras que el ciclo que acaba de comenzar, La m¨²sica de los Reyes Cat¨®licos: tres momentos hist¨®ricos, comisariado por la music¨®loga inglesa Tess Knighton ¨Cla mayor autoridad en la materia, como avalan su trayectoria y sus publicaciones¨C, ha tenido como eje precisamente la muerte del pr¨ªncipe Don Juan. Un programa muy inteligentemente concebido nos ha permitido escuchar varias de las m¨²sicas que debieron de sonar en sus honras f¨²nebres, entre ellas la misa de r¨¦quiem polif¨®nica m¨¢s antigua que se conserva en la pen¨ªnsula ib¨¦rica, si bien es posible que Bartolom¨¦ Ramos de Pareja, seg¨²n ¨¦l mismo sugiere en un tratado te¨®rico de 1482, hubiera puesto m¨²sica tambi¨¦n anteriormente a los textos lit¨²rgicos de la misa de difuntos; de ser cierta su pretensi¨®n, no ha llegado hasta nosotros. La ¨²nica fuente de la Missa pro defunctis que despidi¨®, en una hip¨®tesis plausible, al malhadado pr¨ªncipe Don Juan es un manuscrito muy posterior a su muerte preservado en la catedral de Tarazona y cuyo autor es el portugu¨¦s Pedro de Escobar.
Obras de Anchieta, De la Torre, Pe?alosa y Escobar. Schola Antiqua y Coro Victoria. Juan Carlos Asensio (direcci¨®n). Fundaci¨®n Juan March, 13 de marzo.
Esta misa ocup¨® todo el segundo tramo del concierto, que comenz¨® con la sala a oscuras, con repique de campanas que doblaban a muerto y textos alusivos a la muerte del pr¨ªncipe le¨ªdos (en ocasiones de un modo innecesariamente enf¨¢tico) por el actor Juan Meseguer. Estos se intercalaron con ant¨ªfonas y responsorios en canto llano cuya interpretaci¨®n corri¨® a cargo de Schola Antiqua, un veteran¨ªsimo grupo especializado en este repertorio, que practica una interpretaci¨®n di¨¢fana textualmente y una aproximaci¨®n muy mensural al repertorio mon¨®dico y que, con sus blancas cogullas cistercienses, reforzaron el car¨¢cter lit¨²rgico de lo que escuch¨¢bamos en el muy profano marco del auditorio de la Fundaci¨®n Juan March.
Dos responsorios polif¨®nicos de Francisco de la Torre y Juan de Anchieta precedieron a la interpretaci¨®n completa de la Missa pro defunctis de Escobar, una m¨²sica doliente, sobria, sencilla y claramente escorada hacia las voces graves. Aqu¨ª Schola Antiqua (que sigui¨® cantando, por fortuna, en todas las secciones alternatim, tantas veces hurtadas en los conciertos) cedi¨® gran parte del protagonismo al Coro Victoria, una creaci¨®n personal de Ana Fern¨¢ndez-Vega que, por un feliz capricho del destino, y una curiosa iron¨ªa en medio de este contexto decididamente luctuoso, no pudo dirigirlo el mi¨¦rcoles por haber sido madre dos d¨ªas antes. Juan Carlos Asensio, fundador de Schola Antiqua y otro sabio en su especialidad, asumi¨® tambi¨¦n in extremis la direcci¨®n de las secciones polif¨®nicas, que sonaron de nuevo tersas y claras, aunque parec¨ªa primar casi siempre la verticalidad sobre la horizontalidad, consecuencia quiz¨¢ de una concepci¨®n en exceso est¨¢tica de este repertorio. La polifon¨ªa tiene que fluir en todo momento con naturalidad, avanzar como un r¨ªo hasta que se remansa, y aqu¨ª los cantantes que interpretaban cada una de las cuatro voces parec¨ªan, en cambio, demasiado aislados en sus respectivas l¨ªneas individuales (y concentrados en mantener la afinaci¨®n). Una buena interpretaci¨®n polif¨®nica surge como una creaci¨®n global, colectiva, no como una suma de sus partes.
Esto invita a reflexionar tambi¨¦n sobre algo que coment¨® el music¨®logo Alfonso de Vicente en una entrevista previa al concierto del pasado 27 de febrero, tambi¨¦n en la Fundaci¨®n Juan March, en el que el grupo brit¨¢nico Contrapunctus interpret¨® admirablemente obras de Carlo Gesualdo y Tom¨¢s Luis de Victoria (dos de los protagonistas de esas "dis¨ªmiles vidas paralelas"). Se denunci¨® entonces a quien quisiera o¨ªrlo que Espa?a vive vergonzosamente de espaldas a sus polifonistas del Renacimiento, que es lo mismo que decir que ignora la m¨²sica cualitativa y cuantitativamente m¨¢s valiosa nacida entre nosotros. Son, por consiguiente, tan pocas las oportunidades de interpretarla que los grupos que tienen el coraje de hacerlo (y el Coro Victoria es una creaci¨®n reciente nacida justamente con este fin, como sugiere su propio nombre), viven conciertos como este como una circunstancia excepcional. Para los cantantes ingleses, en cambio, interpretar m¨²sica lit¨²rgica es pr¨¢ctica cotidiana desde su infancia y lo hacen, por tanto, con una absoluta naturalidad y un dominio abrumador tanto de las obras musicales como de su circunstancia interpretativa. No son necesariamente mejores cantantes, sino que s¨®lo son infinitamente m¨¢s experimentados y herederos de una largu¨ªsima tradici¨®n. Por eso estas dos m¨²sicas f¨²nebres, la Missa pro defunctis de Escobar y el Officium Defunctorum de Victoria, nacidas en dos momentos capitales de nuestra historia ¨Cfinales del siglo XV, comienzos del XVII¨C nos invitan a reflexionar sobre nuestro pasado y a hurgar en las carencias de nuestro presente. Desde todos los ¨¢ngulos posibles, que son muchos. Como met¨¢foras y en su significado literal. En la teor¨ªa y en la pr¨¢ctica.
Babelia
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