Regreso al Ed¨¦n
Penelope Lively escribe una ¡°novela sin trama¡± en un recorrido a trav¨¦s de los jardines literarios reales y ficticios como creaciones est¨¦ticas generadoras de felicidad
Vaya por delante que este es un libro sobre jardines y jardineros, aficionados y profesionales; de amantes de los jardines que se arremangan y meten las manos en la tierra y de meros disfrutadores de jardines que contratan a profesionales para crearlos. El primer jard¨ªn fue evidentemente el del Ed¨¦n y Penelope Lively considera que la concepci¨®n de jard¨ªn como para¨ªso procede de ese mito o creencia, el jard¨ªn como fuente de placer, contemplaci¨®n y descanso, como comuni¨®n con la naturaleza, como lugar de sabidur¨ªa, entretenimiento y felicidad. De hecho, nuestra autora considera que Eva hizo muy bien en incitar a comer del ¨¢rbol del bien y del mal pues lo que indica es un loable deseo de conocimiento libre y abierto. Pero el libro es algo m¨¢s que el relato de una pasi¨®n, es, como lo define ella, una ¡°novela sin trama¡±.
A lo largo de sus p¨¢ginas vamos a asistir a un entretenido maridaje entre flora y literatura. Por sus p¨¢ginas se suceden referencias literarias de excelentes autores que han construido su propio jard¨ªn o han incluido jardines ficticios en sus obras. El libro se divide en seis apartados precedidos por una introducci¨®n y declaraci¨®n de intenciones de la autora. Los apartados se refieren a la relaci¨®n entre realidad y ficci¨®n y el jard¨ªn como met¨¢fora; el jard¨ªn literario o jard¨ªn escrito; la cambiante moda de los jardines en la historia; el sentido del tiempo; el orden y el desorden: la lucha entre el jardinero que reduce el jard¨ªn a unos l¨ªmites e intenciones y la capacidad de las plantas de hacer vida por su cuenta dentro y fuera del recinto; los estilos respecto al jard¨ªn, y, final e inevitablemente, la relaci¨®n entre campo y ciudad, entre la extensi¨®n de un terreno cultivado como una obra de arte y la fascinante intimidad de una terraza y unas macetas pobladas de hermosas combinaciones de plantas.
La historia comienza en el Ed¨¦n y se contin¨²a en los jardines colgantes de Babilonia, los jardines egipcios, los romanos con especial referencia a Pompeya y al Imperio, los jardines romanos establecidos en Britania, el huerto medicinal de la Edad Media, la formalidad de los jardines victorianos, el mundo de los jardines pintados con Claude Monet a la cabeza, el jard¨ªn emocional que se desprende del tratamiento pict¨®rico (Klimt, Munch, Klee¡). El jard¨ªn real ¡ªpropone Lively¡ª invita a ser utilizado como met¨¢fora para que el novelista sugiera un estado de ¨¢nimo, un ambiente o una personalidad; en el pintor, en cambio, lo que se muestra es una visi¨®n personal, expresi¨®n de la percepci¨®n par?ticular del artista.
Los literatos han creado sus jardines individualmente o en parejas; el primer caso lo encarna Elizabeth von Arnim, una jardinera de las de mancharse de tierra de los pies a la cabeza, lo que tiene su m¨¦rito porque en su ¨¦poca eso se consideraba oficio de plebeyos, y el segundo podr¨ªan representarlo perfectamente Virginia Woolf y Leonard Woolf o Vita Sackville-West y Harold Nicolson. O parejas de jardineros no literatos como Beth Chatto y su marido y Margery Fish y el suyo. Y, en fin, siempre en direcci¨®n al encuentro, de un modo u otro, con la existencia de los jardines como creaci¨®n y generaci¨®n de felicidad (que me permito, modestamente, confirmar). Cree la autora que los jardines son parte integral de la psique y que un jard¨ªn sirve para estar en armon¨ªa con las cosas mientras crecen y florecen con el ciclo del a?o. El relato b¨ªblico cuenta que la humanidad se gener¨® en un jard¨ªn del que nuestros padres fueron expulsados por una autoridad que les negaba el conocimiento, pero los jardines crecieron y se multiplicaron por la mano de sus descendientes hasta nuestros d¨ªas y aqu¨ª estamos.
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Autor: Pen¨¦lope Lively (traducci¨®n de Alicia Frieyro Guti¨¦rrez)
Editorial:?Impedimenta (2019).
Formato: tapa blanda y versi¨®n e-book (224 p¨¢ginas).
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