Portugal, el ¨²ltimo basti¨®n sin telerrealidad, sucumbe a los ¡®realities¡¯
El estreno de varios concursos provoca quejas en un pa¨ªs que pr¨¢cticamente ha vivido a espaldas de estos formatos
A Portugal los realities no acababan de llegar. El car¨¢cter medio de este pa¨ªs, tan pac¨ªfico que ¡°mierda¡± es una seria palabrota, no parec¨ªa ir con estos programas de conflicto f¨¢cil y exagerado. Hasta ahora. Tras a?os de resistencia, varios t¨ªtulos de este formato han desembarcado en la parrilla, de repente y muchos a la vez. Y aunque las redes sociales encuentran vidilla en ellos, los opinadores levantan la ceja y a la Entidad Reguladora para la Comunicaci¨®n Social (ERC) le llegan quejas de colectivos que se siente ofendidos.
El aumento de la competencia entre las dos cadenas privadas TVI y SIC ha llevado a que, en esta temporada, las dos estrenen estos programas a pares. Todos ellos son de ligoteo, con la excepci¨®n de la versi¨®n de El contenedor (22,9% de cuota de pantalla en el estreno). Est¨¢n Casados a primera vista (21,7%), Granjero busca esposa (27,1%) y El coche del amor (20,5%) en SIC. Y en su rival, First dates (21,3%) y Qui¨¦n quiere casarse con mi hijo. El ERC, organismo encargado de vigilar los contenidos, asegura que no para de recibir quejas.
Por ejemplo, el Colegio de Psic¨®logos lamenta que el consejero de Amor a primera vista no sea un psic¨®logo. La Asociaci¨®n Portuguesa de Mujeres Juristas considera que esos programas violan principios del derecho internacional que combate ¡°los papeles estereotipados de mujeres y hombres¡±. La Iglesia considera que se frivoliza el sagrado sacramento del matrimonio. Para el sacerdote Rui Pedro Trigo Carvalho, coordinador de la Pastoral Familiar del Patriarcado de Lisboa, Casados a primera vista es un programa ¡°sin ¨¦tica alguna¡±, que banaliza el matrimonio, ¡°c¨¦lula fundamental de la sociedad a partir de la cual se forman las familias¡±. Hay que puntualizar que, antes de la existencia de estos programas, Portugal ya era uno de los pa¨ªses europeos donde las parejas m¨¢s veces se divorcian y se vuelven a casar. Tambi¨¦n que las buenas audiencias de estos estrenos parecen romper algunos prejuicios sociol¨®gicos del car¨¢cter portugu¨¦s.
¡°Son programas de buena onda, divertidos, con respeto absoluto a todos los participantes y a todos los p¨²blicos¡±, defiende Bruno Santos, director de programas de TVI. ¡°El ¨²nico problema serio fue con Supernanny, pero porque se trataba de menores, aunque Portugal ha sido el ¨²nico pa¨ªs en donde se suprimi¨®¡±.
Se refiere a uno de los momentos m¨¢s sonados de la espor¨¢dica relaci¨®n lusa con los realities y los factual (que se diferencian porque el programa es pregrabado y con mucha posproducci¨®n detr¨¢s). Fue en enero de 2018, cuando SIC adapt¨® Supernanny, el mismo formato que hab¨ªa sido un ¨¦xito en una docena de pa¨ªses, entre ellos Espa?a. Aqu¨ª el programa no pas¨® de dos semanas. A la tercera, los jueces obligaron a colocar filtros de imagen y de voz para impedir la identificaci¨®n de los ni?os. La cadena opt¨® por cancelar su emisi¨®n.
Estos programas lo tuvieron dif¨ªcil desde el principio, en 2001, cuando Gran hermano se estren¨®, un a?o despu¨¦s de convertirse en una obsesi¨®n nacional en Espa?a. ¡°Ya no nos acordamos, pero aquello s¨ª que levant¨® pol¨¦micas en todos los pa¨ªses¡±, recuerda Santos. La televisi¨®n mundial estaba abriendo la pantalla a la gente encerrada en una casa 24 horas con emisi¨®n de sus vidas en directo. A los realities les sigui¨® los factual. Y la televisi¨®n portuguesa parec¨ªa darles la espalda. ¡°Granjero busca esposa lleva 17 ediciones en Alemania¡±, cuenta Santos. ¡°Aqu¨ª lo estrenamos el pasado domingo¡±.
Cada estreno conlleva sus cr¨ªticas. Hace tres a?os TVI adapt¨®?Pesadilla en la cocina y tambi¨¦n gener¨® gener¨® dudas. Tem¨ªan la reacci¨®n del p¨²blico portugu¨¦s, contrario a las actitudes agresivas, aunque sean verbales. Santos acudi¨® a Ljubomir Stanisic, un cocinero bosnio, ni?o de la guerra, para intentar arreglar restaurantes asquerosos. La comparativa con el Alberto Chicote da para un aut¨¦ntico estudio sociol¨®gico. Mientras el espa?ol llegaba para poner paz entre los empleados del restaurante, Stanisic intentaba arrancar cualquier reacci¨®n de la pac¨ªfica convivencia de empleados y due?os. La ERC tuvo que advertir a la cadena por el ¡°lenguaje particularmente violento¡± del cocinero: sus tacos se cubr¨ªan con pitidos. Las audiencias, eso s¨ª, llegaron al 40%.
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