?Se puede amar a un asesino?
¡®Killing Eve¡¯ pretende llevarnos a ese lugar sin suelo donde las respuestas nunca son f¨¢ciles ni pueden enunciarse con un s¨ª o con un no
Ya ha empezado la segunda temporada de Killing Eve y no podr¨ªa haber empezado en un momento m¨¢s oportuno. Justo cuando cada pol¨ªtico intenta delimitar los territorios del bien y del mal (para situarse ellos en el bien y dejar el mal fuera de sus lindes) viene una serie que juega a confundirlos desde el desquicie y la hip¨¦rbole. Es el mismo tema de la peli El tercer hombre: ?se puede admirar e incluso amar a un ser malvado? ?A un asesino? Si debemos elegir entre castigar a ese villano o salvarlo porque nos gusta, ?qu¨¦ hacemos?
Killing Eve est¨¢ narrada de forma descacharrante (aunque interpretada con mucha sobriedad, sin muecas ni registro c¨®mico, por eso es tan divertida) y pretende llevarnos a ese lugar sin suelo donde las respuestas nunca son f¨¢ciles ni pueden enunciarse con un s¨ª o con un no. Por supuesto, estira los dilemas hasta extremos inveros¨ªmiles: casi nadie se plantea jam¨¢s en su vida qu¨¦ hacer con su colega asesino -salvo Truman Capote o Emmanuel Carr¨¨re cuando escribieron sobre criminales-, pero es necesaria esta exageraci¨®n forzada para que se entienda que la moral solo es rotunda en teor¨ªa; en la pr¨¢ctica, siempre es ambigua.
Todos queremos a personas cuyas conductas, ideas y vidas no aprobamos, desde los defectos m¨¢s inocentes hasta la comisi¨®n de delitos, pero no se lo tenemos en cuenta. Una sonrisa suya compensa todas las reservas ¨¦ticas que nos espeluznan. Por eso Killing Eve, con toda su fanfarria y su delirio, transmite una visi¨®n de la humanidad mucho m¨¢s realista y sensata que cualquier programa electoral: los buenos nunca son tan buenos, y a los malos se les puede llegar a querer con pasi¨®n.
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