Pulp: sue?os hechos de las calles de Sheffield

¡°Hace tanto tiempo que ya no vives aqu¨ª, m¨¢s de 15 a?os. Han cambiado tantas cosas en tu vida. The Wicker, las f¨¢bricas abandonadas, los muelles sin actividad en el r¨ªo Don, los arcos de piedra flanqueando el cauce, nada de esto es ya tu realidad sino tu historia. Ten¨ªas veinte a?os cuando te instalaste en el viejo almac¨¦n sin uso en Sheldon Row. ?Te has mirado al espejo ¨²ltimamente, Jarvis? Seguro que s¨ª. Tu mirada no es ya la de entonces. Pero esos dos a?os en The Wicker fueron algo m¨¢s que un decorado pasajero, se han quedado en tus canciones. Sin ellos no ser¨ªas quien eres, sin el sabor de la derrota en tus labios no habr¨ªas triunfado, y sin el recuerdo de ventanas canceladas y tejas rotas, del musgo en las aguas del r¨ªo y el cielo sin color en el color de los charcos, sin todo eso en la memoria habr¨ªas sucumbido a la fama y al ¨¦xito. Por eso es ahora el momento: siempre quisiste navegar el r¨ªo a trav¨¦s de la ciudad, hazlo ahora. Ll¨¦vala contigo a ella, que es ella y es otras, que es todas. Ll¨¦vala por el r¨ªo que fluye bajo la ciudad, por debajo de las vidas de otra gente; podr¨¦is incluso echar un vistazo a la luna, brevemente, a trav¨¦s de las tapas de las alcantarillas. Estar¨¢ oscuro pero coger¨¢s su mano, navegar¨¦is por conductos de alba?iler¨ªa sucios que unen la zona comercial del Moor con el barrio de mala muerte de Broomhall, y emerger¨¦is justo en el caf¨¦ donde os conocisteis. Pod¨¦is seguir una milla m¨¢s y salir a la superficie rodeados de ¨¢rboles y hierba, junto al paso elevado que reparte el tr¨¢fico hacia las ciudades vecinas. B¨¦sala como la besaste aquella primera vez, una tarde de oto?o, junto al caballito mec¨¢nico en el que montaban los ni?os. Ve, Jarvis, ve, hasta donde el r¨ªo pueda llevarte, a donde quiera que os lleve. Y escribe con eso una canci¨®n, un mon¨®logo pespunteado de m¨²sica en el que lo cotidiano, una vez m¨¢s, se vista con los ropajes de lo extraordinario.¡±

Lo anterior es un extracto del cap¨ªtulo 11 - Pulp, los ¨²ltimos de un linaje - del libro Calles que fueron nuestras. El universo musical de Jarvis Cocker, Richard Hawley y Pulp (Silex Ediciones). Cuando explor¨¦ con algunos amigos la idea de escribir sobre Pulp encontr¨¦ todo tipo de respuestas: los que no les recordaban; los que les recordaban pero pensaban que nadie m¨¢s les recordaba; los que se excitaban al recordar el ¨¢lbum Different Class; los que buscaban mi complicidad al afirmar que su mejor disco era This is Harcore; los que me preguntaban si era la banda esa en la que toc¨® Richard Hawley; y los que me interrogaban sobre qu¨¦ hab¨ªa sido de Jarvis Cocker. Suficiente para reafirmarme en que este libro ten¨ªa que ser escrito. Por eso y porque nadie mencionaba la palabra fundamental: Sheffield.

Pulp, Jarvis Cocker y Richard Hawley son nombres que conviven en una misma historia y esa narrativa es inseparable de las calles de la ciudad del South Yorkshire. Hawley utiliza sus lugares para titular sus discos y por el contrario los oculta en sus letras, que parad¨®jicamente se vuelven universales a causa de ese arraigo feroz en el asfalto y en los bosques de Sheffield. Cocker, que es un intruso vocacional en las vidas ajenas al modo en que lo era Hitchcock en sus pel¨ªculas, siembra de geograf¨ªa urbana las canciones de Pulp hasta el punto de convertirlas en la cr¨®nica viva de un cuarto de siglo. Sus biograf¨ªas, que se buscan y se encuentran, que se separan sin estar nunca lejos, son opuestas en la cronolog¨ªa y confluyentes en lo esencial. Su estatura musical es en ambos casos enorme. Y Pulp, el espacio donde brevemente coincidieron, es un universo sin fin en el que merece la pena perderse, y volver a perderse, y seguir perdi¨¦ndose, una vez y otra, siempre. Un universo en el que los sue?os est¨¢n hechos de la misma materia que las calles de Sheffield.

**Presentaci¨®n del libro el viernes 24 de mayo a las 19.30 horas en la librer¨ªa Amapolas de Octubre, en Madrid (Calle Pelayo 60). Participar¨¢n el autor, ?lvaro Alonso de ABC, Ramiro Dom¨ªnguez de Silex y Fernando Navarro de EL PA?S.