Demasiado poshumano
TEA acoge el trabajo de Marina N¨²?ez, un abordaje del mundo como fusi¨®n del ser humano, la naturaleza y la tecnolog¨ªa
Aunque los jardines son recintos ideados para el deleite de los sentidos, el paseo por el Jard¨ªn salvaje que Marina N¨²?ez (Palencia, 1966) ha construido en Tenerife Espacio de las Artes deja una sensaci¨®n de mal cuerpo. Ello en dos acepciones de la expresi¨®n: una, porque la artista encara al espectador con su incapacidad para comprender el mundo fruto de la vertiginosa fusi¨®n de la naturaleza con las innovaciones tecnol¨®gicas y, otra, porque le aboca a preguntarse por la obsolescencia de su cuerpo en tanto que humano, y por la pertinencia de transformarlo, mediante manipulaci¨®n gen¨¦tica e hibridaci¨®n con una m¨¢quina, en uno transhumano.
Jard¨ªn salvaje, la pieza que da t¨ªtulo a esta exposici¨®n comisariada por Yolanda Peralta, irradia una belleza que convoca a la muerte, que es en s¨ª misma bella: una profusi¨®n de plantas, que aparecen en un mont¨ªculo de pantallas de v¨ªdeo, crecen y sueltan esporas desaforadamente, como productos de un experimento gen¨¦tico fuera de control. El sonido de terror de serie B producido por Luis de la Torre provoca una leve risa que no deja de ser nerviosa: hoy la cultura que ha fabricado a la oveja Dolly podr¨ªa engendrar cultivos como estos.
Los algoritmos tienen una historia larga que, como la de los jardines, se remonta a Babilonia, pero, a lomos de la cibern¨¦tica, se han convertido en el germen de este escenario poshumano que ensambla inteligencias artificiales, dicotom¨ªas en disoluci¨®n, como org¨¢nico/inorg¨¢nico o especie/ambiente, y una condici¨®n humana libre de las sombras de Dios, que se naturaliza al asumir el artificio. Al igual que en Jard¨ªn salvaje, los algoritmos informan los v¨ªdeos de la serie Naturaleza, tambi¨¦n producidos por TEA: jarrones con paisajes encapsulados reflejan la declinante mirada antropoc¨¦ntrica en el Antropoceno.
Entre la transgresi¨®n tecnocient¨ªfica de los l¨ªmites de lo humano y el sentimiento sombr¨ªo de lo absurdo de la existencia, Prometeo y S¨ªsifo se fusionan en esta era geol¨®gica marcada por el poder del Homo sapiens para transformar la Tierra. El retrato resultante puede ser cualquiera de las cabezas que Marina N¨²?ez muestra en otros v¨ªdeos con sonidos de psicofon¨ªas, que degeneran r¨¢pidamente y explotan con estelas de hongo at¨®mico para resucitar computacionalmente como nuevas cabezas. Esta descomunal energ¨ªa m¨ªtica, que alimenta los imaginarios sociales agitados por la crisis civilizatoria, bulle igualmente en el v¨ªdeo Inmersi¨®n, un paisaje fractal con aspecto de matriz infinita en el que aparecen personajes que evocan amazonas, luchadoras mexicanas y c¨ªborgs hechos del mismo tejido ornamental que su ambiente, como motivos vivientes.
Jard¨ªn salvaje. Marina N¨²?ez. TEA. Santa Cruz de Tenerife. Hasta el 2 de junio.
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