Los Backstreet Boys han vuelto (otra vez)
Embarcados en su gira mundial, el fen¨®meno fan de los noventa llega a Madrid con la misma receta de siempre y un efecto similar: toda una revoluci¨®n hormonal
Un grupo de cuatro mujeres aguarda en la fila. La espalda de sus camisetas de manga corta rosa reza ¡°Chicas back, 1998¡±. Entonces su grupo doblaba el n¨²mero: eran ocho quincea?eras acampadas a las puertas del Palacio de los Deportes de Madrid, dispuestas a conseguir un hueco para ellas en la preciada primera fila. M¨¢s de dos d¨¦cadas despu¨¦s, andan en la treintena pero sujetan la misma bandera; una tela algo ra¨ªda y trasl¨²cida, pero con los rostros y las firmas, a¨²n visibles, de sus ¨ªdolos: Brian Littrell, Nick Carter, AJ Mac Lean, Howie Doroung y Kevin Richardson, cinco chavales naturales de Orlando, ic¨®nicamente conocidos como The Backstreet Boys. Estar aqu¨ª, para ellas, es ¡°como haber cogido una m¨¢quina del tiempo¡±.
La autora de esta frase se llama Marisol, tiene 34 a?os, es gaditana, administrativa y lleg¨® a las puertas del Wizink Center a las 15:00 de la tarde. Su favorito siempre ha sido Nick. Sus amigas se r¨ªen: ellas son m¨¢s de Take That. Pero ah¨ª est¨¢n, a punto de reencontrarse con una de las boybands m¨¢s entronizadas de la generaci¨®n X ¨Cjunto con Nsync¨C, en su primer concierto en Espa?a y el segundo de la gira m¨¢s ambiciosa de su trayectoria. El grupo public¨® DNA (en castellano, ADN) a principios de a?o, su noveno trabajo discogr¨¢fico, que ha supuesto el inicio de un tour hom¨®nimo y el primer puesto en el p¨®dium de la lista Billboard 200, referente a nivel internacional. Arrancaron el pasado 11 de mayo en Lisboa y tras Madrid ¨Clas entradas se agotaron en pocos d¨ªas¨C, parar¨¢n en Barcelona el viernes 17 de mayo. Despu¨¦s vendr¨¢n Paris, Hannover o Amberes.?
En el Wizink Center, los chicos del patio trasero comenzaron puntuales. A eso de las 21:00, un manto de oscuridad se cerni¨® sobre los 15.000 asistentes (mujeres y hombres con edades comprendidas entre los veintilargos y la cuarentena) y las gradas comenzaron a temblar. Una lluvia de ascuas amarillas inund¨® las dos pantallas. Ah¨ª quedaba el mensaje: contin¨²an calientes. Los rescoldos o el polvo de estrellas prolifera y de ellos emergen los t¨ªtulos de todos sus ¨¢lbumes: Millenium, Black & Blue, Never Gone, Unbreakable, This is Us, In a Wold Like This¡ casi podr¨ªa leerse como una declaraci¨®n de intenciones: Nunca nos fuimos, inquebrantables, eso es lo que somos. Al ritmo de Everyone, los de Orlando aparecieron en religiosa formaci¨®n, en fila de a uno mirando de frente al p¨²blico, que respondi¨® con un alarido que podr¨ªa resucitar a los muertos.
Comenzaron con I Wanna Be With You, siguieron con The Call y Don¡¯t Want You Back, de su primer disco. Entre medias, no faltaron los ¡®yeaaah¡¯, los ¡°hello Madrid, qu¨¦ tal, bonitas se?oritas, fuego, besos, besos, muchas gracias¡±. Tampoco los brazos cruzados seguidos de saltitos al un¨ªsono, los movimientos de caderas y la pose sostenida durante unos segundos, suficientes para que el p¨²blico convulsionase y se desga?itara. Sorprendi¨® el rapeo en Get Down, la base de trap para la balada que interpret¨® Howie o un sonido dubstep con el que entremezclaron su canci¨®n bandera: Everybody (Backstreet¡¯s Back). Los seguidores premiaron m¨¢s los temas de ayer (Incomplete, It¡¯s Gotta Be You o I Want It That Way) y ellos dieron las ¡°gracias por ayudarnos a construir un legado¡±.
El momento m¨¢s inc¨®modo lo protagonizaron AJ y Kevin, cuando se cambiaron de ropa tras un biombo (¡°antes nos tiraban bragas al escenario y ahora nos las quitamos nosotros¡±, dijo este ¨²ltimo) para dar paso, acto seguido, a un tema coral con decorado eclesi¨¢stico. Tras el bis, y para terminar de cerrar dos horas de nostalgia, se despidieron vestidos de blanco (color caracter¨ªstico de su primera etapa) y cantando Don¡¯t Go Breaking My Heart ¨Cel primer sencillo de su ¨²ltimo ¨¢lbum¨C y un imperecedero Larger Than Life.
Backstreet Boys fueron y son un producto limado, sin aristas ni fallos notables. En ellos funciona todo: voces empastadas, vestuario militar con un puntito neochandalero, coreograf¨ªa rob¨®tica, neones, plataformas elevadoras, iluminaci¨®n de principios de milenio y elementos audiovisuales que ¨Caunque puedan despistar al millenniall¡ª respetan la est¨¦tica de los 2000, cuando sus v¨ªdeos estaban poblados de elementos naturales como lluvias torrenciales, cascadas, incendios y bosques iluminados por la luz de las luci¨¦rnagas. Ll¨¢melos fr¨ªvolos, melifluos o chiclosos; pero lo cierto es que los chicos del patio trasero contin¨²an provocando, 26 a?os despu¨¦s, una revoluci¨®n hormonal.
Babelia
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