?Gracias, Mambrino!
Rellenar cada d¨ªa sus crucigramas ha sido un bello ejercicio de lealtad, un ritual que ha tejido una complicidad especial entre esta cabecera y sus lectores
Suele medirse la influencia de un medio de comunicaci¨®n, de un peri¨®dico, por su capacidad para ofrecer exclusivas, que es tanto como introducir en la agenda p¨²blica un asunto que antes no lo estaba porque a otras personas influyentes no le interesaba que estuviera. Pero no es solo eso. El mejor par¨¢metro para medir esa influencia son sus lectores: por supuesto, cu¨¢ntos tiene, pero tambi¨¦n la relaci¨®n que establece con ellos. Me gusta pensar que somos como un matrimonio viejo, que se conoce muy bien y en el que cada una de las partes mejora a la otra. EL PA?S es un gran peri¨®dico porque tiene grandes lectores, informados y muy exigentes, que a veces se enfadan con nosotros como uno se enfada a veces con la familia. Miles de ellos se casaron con Mambrino hace 17 a?os, cuando hizo su primer crucigrama en esta casa. Rellenarlo cada d¨ªa ha sido un bell¨ªsimo ejercicio de lealtad, un ritual que ha tejido una complicidad especial. Y son esa clase de v¨ªnculos los que hacen poderosa a una cabecera.??
Nunca le vi, y sin embargo, tengo la sensaci¨®n de conocerlo. Cuanto m¨¢s le conoc¨ªas, cuanto m¨¢s te sumerg¨ªas en su peculiar sentido del humor, cuanto m¨¢s aprend¨ªas de lo que a ¨¦l le gustaba (la literatura, el Real Madrid¡) m¨¢s posibilidades ten¨ªas de adivinar sus juegos de palabras y completar el Mambrino con ¨¦xito.
Muchos momentos de felicidad han coincidido con ¨¦l porque hacer uno de sus crucigramas significaba no tener prisa, aparcar las obligaciones y durante un rato ¨C m¨¢s, o menos largo seg¨²n lo dif¨ªcil que lo hubiese puesto ese d¨ªa-, disfrutar del lujo de parar para concentrarte en algo que te gusta. Completar cada casilla implicaba, adem¨¢s, irse a dormir habiendo aprendido siempre algo nuevo. Los peri¨®dicos son eso: informan, forman y entretienen.
Como tantos lectores, he visto ahora, en la triste noticia de su fallecimiento, su cara y su nombre (Jos¨¦ Luis Herencia) por primera vez. El emotivo obituario escrito por su hermano, Fernando, ofrece datos que no sab¨ªa, como su edad (68 a?os) o el nombre de la persona con la que ha compartido su vida (Araceli), y eso ha hecho que me lo imaginara en su casa, apartando- ¨¦l tambi¨¦n- todo lo dem¨¢s durante un rato para entregarse cada d¨ªa a la tarea de retarnos a adivinar su pensamiento, en horizontal y en vertical.
Me guardo el primer crucigrama que public¨® en el diario para hacerlo, como ¨²ltimo homenaje, con otro lector que tambi¨¦n es fan. Porque el Mambrino tambi¨¦n se compart¨ªa, como se comparte todo en una familia. Por todas las veces que sonre¨ªmos al adivinar uno de tus acertijos, de tus juegos palabras, por todo lo que hemos aprendido, much¨ªsimas gracias, compa?ero.
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