Aprender a tener una cara
Andrea Vald¨¦s ha construido una personal¨ªsima genealog¨ªa de aquellos que comprometieron su vida con la escritura
Una de las maneras m¨¢s sencillas e inteligentes de superar el debate que enfrenta una supuesta literatura de los hechos de otra ficcional (y cada bando, con su juguete demediado en las manos, mira al otro con recelo y cierta envidia) podr¨ªa ser concebir la escritura como una forma de vida. Incluso aceptar que la escritura, en este caso la escritura autobiogr¨¢fica, pudiera ser la cicatriz protectora de una herida que ella misma ha abierto. Por sincronizar dos frases c¨¦lebres: el pensamiento sana la herida que ¨¦l mismo es (Hegel); la autobiograf¨ªa vela una desfiguraci¨®n de la mente causada por ella misma (Paul de Man). Espero que se me perdone comenzar tan arriba esta rese?a, pero para abordar Distra¨ªdos venceremos uno debe desarmar algunos prejuicios cuanto antes, por ejemplo la ilusi¨®n de que exista alguna experiencia previa al relato, pues de otro modo corremos el riesgo de perdernos las principales cualidades de este maravilloso y breve libro. Con un material a veces publicado en revistas (El Estado Mental) y trabajado posteriormente como investigaci¨®n del centro de arte La Virreina, Andrea Vald¨¦s (Barcelona, 1979) ha construido una personal¨ªsima genealog¨ªa de aquellos que comprometieron su ¡°vida con la escritura¡±. Y tambi¨¦n viceversa. ¡°A quienes admiro, precisamente, porque llevaron su impostura m¨¢s lejos, m¨¢s all¨¢ incluso de nuestra incredulidad¡±.
La n¨®mina de este canon outsider es elocuente: Chacel, Bar¨®n Biza, Viel Temperley, Levrero, Sarduy, Libertella, Mar¨ªa Moreno¡ Tambi¨¦n los brasile?os Maura Lopes Can?ado, Carlos Sussekind y Concei??o Evaristo, menos conocidos para el lector hispanohablante. En casi todos los casos la escritura fue una manera de ¡°encarar¡±: aprender a tener un rostro, s¨ª, pero tambi¨¦n afrontar una vida carente de sentido, sin texto previo, durante lo que llamar¨ªamos una experiencia traum¨¢tica. La locura de Maura Lopes, el sida de Sarduy, la soledad americana de Chacel, la desfiguraci¨®n del rostro de la madre de Jorge Bar¨®n Biza. Escriben para ser personas en un mundo de personas incompletas. As¨ª, la autobiograf¨ªa es tambi¨¦n ¡°autohistoria¡± (Gloria Anzald¨²a), ¡°biomitograf¨ªa¡± (Audre Lorde) y ¡°escreviv¨ºncia¡± (Concei??o Evaristo), expresiones que recuerdan a la ¡°autosociobiograf¨ªa¡± de Annie Ernaux. Y es significativo que estas reformulaciones de lo personal desde lo comunitario e hist¨®rico, alejadas de cualquier narcisismo, las planteen mujeres escritoras para quienes la vulnerada construcci¨®n de un yo aut¨®nomo es inseparable de la invenci¨®n de un nosotras (y tambi¨¦n de un nos-otras que impugne ¡°la voluntad de blanquear los or¨ªgenes¡±). En este sentido, la ¨²ltima parte de Distra¨ªdos venceremos, dedicada a la escritura de estas y otras escritoras feministas (chicanas, negras, lesbianas¡), es sencillamente magistral.
Pero Distra¨ªdos venceremos tambi¨¦n es un texto en primera persona, y en cuanto se acepte lo caprichoso de la escritura de Vald¨¦s, sus excursos y digresiones, m¨¢s se disfrutar¨¢n sus varios niveles. Un ejemplo: la bufanda que, como un cachorro, lame la mano asustadiza de la autora en una chistosa escena cotidiana, es una perfecta parodia de las ya de por s¨ª par¨®dicas epifan¨ªas de Mario Levrero en la La novela luminosa. Porque Vald¨¦s practica una suerte de ¡°bibliograf¨ªa como autorretrato¡±, emulando a la artista Gelen Jeleton, amiga de la autora y personaje de este libro. Incluso nos sugiere que suspendamos el juicio documental y leamos como si todos los aqu¨ª citados fueran personajes de una ficci¨®n inventada por ella. Y a estas alturas uno ya comprende la seriedad de esta broma.
Distra¨ªdos venceremos. Andrea Vald¨¦s. Jekyll & Jill, 2019. 192 p¨¢ginas. 16 euros.
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