Toreo a la ver¨®nica
Francisco de Manuel destac¨® con el capote en una novillada variada y dificultosa de La Quinta
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LA QUINTA / JIM?NEZ, EL GALO, DE MANUEL
Novillos de La Quinta, correctamente presentados; los tres primeros cumplieron en los caballos y mansos los dem¨¢s. Aplaudidos en el arrastre segundo, tercero y quinto. En general, encastados y complicados
?ngel Jim¨¦nez: estocada baja (silencio); dos pinchazos y casi entera tendida (silencio).
El Galo: dos estocadas (silencio); estocada ca¨ªda (silencio).
Francisco de Manuel: pinchazo y estocada (ovaci¨®n); estocada (ovaci¨®n).
Plaza de Las Ventas. 27 de mayo. D¨¦cimo cuarta corrida de feria. Casi tres cuartos de entrada (16.873 espectadores, seg¨²n la empresa).
Francisco de Manuel recibi¨® a su primero como un se?or. Tras el "buenas tardes" de rigor, habl¨® con ¨¦l del toreo a la ver¨®nica y del manojo que le recet¨® destacaron dos extraordinarias, y una media y una larga de categor¨ªa. Fue ese un di¨¢logo sentido por el torero y vivido con emoci¨®n en el tendido. Cumpli¨® el novillo ante el examen del picador, y De Manuel volvi¨® en el quite con su disertaci¨®n y dej¨® otras dos ver¨®nicas y una media que derrocharon sabor torero.
A continuaci¨®n, Iv¨¢n Garc¨ªa clav¨® dos pares de banderillas de alta escuela por los que tuvo que saludar, y le acompa?¨® el siempre brillante Fernando S¨¢nchez que vendi¨® mejor que ejecut¨® el suyo.
Brind¨® al respetable el novillero, y cuando se esperaba que la conversaci¨®n tuviera enjundia, no fue as¨ª. Queda en el aire si sucedi¨® por defecto del animal, que se acostaba por dentro, o del torero, al que no se le vio muy suelto ante un novillo orientado que lo enganch¨® por la pierna izquierda en la primera tanda con la mano derecha y embisti¨® sin fuelle por el lado contrario. Lo cierto es que la charla se diluy¨® pronto y qued¨® en nada en el tramo final.
Pero De Manuel lleg¨® a la plaza empe?ado en hablar a la ver¨®nica. De tal modo, hizo un llamativo quite al primer toro de su compa?ero El Galo, e insisti¨® por el mismo palo en el segundo, y en ambas ocasiones con brillantez. Y volvi¨® a la ver¨®nica cl¨¢sica en su segundo, y aunque solo fueron un par de ellas y una media, en el ambiente qued¨® el sabor del buen toreo.
Tampoco fue despu¨¦s m¨¢s all¨¢ ante ese sexto. Demostr¨® el torero sus buenas maneras, pero no hubo entendimiento ni dominio, y su labor con la muleta qued¨® plagada de claroscuros.
Claro que la novillada de La Quinta no fue noble en el sentido moderno del t¨¦rmino. A nadie se quiso comer, pero tuvo sus dificultades. Aprendices aventajados, plantearon problemas de recorrido y miradas y no abund¨® la fijeza en sus embestidas. En fin, lo que siempre ha sido un toro, que no debe ser colaborador de nadie.
Quiz¨¢ por eso, ?ngel Jim¨¦nez, poseedor de una buena concepci¨®n, con gusto, que corre bien la mano, con empaque y templanza, no rompi¨® en la tarde madrile?a. El que abri¨® plaza era un carret¨®n, sin pujanza ni codicia, con buena clase y ausencia de casta, y la aceptable labor del torero pas¨® desapercibida. Le molest¨® el viento en el cuarto, y ¨¦l no estuvo fino, sino despegado, desangelado y con pocas ideas.
A El Galo le vino grande Madrid. Se llev¨® el mejor lote, los dos novillos aplaudidos en el arrastre, y el chaval, todo voluntad, naufrag¨® sin atenuante alguna.
La corrida del martes
Toros de Jos¨¦ Escolar para Fernando Roble?o, G¨®mez del Pilar y ?ngel S¨¢nchez.
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