Temporadas

Ten¨ªa raz¨®n Sara Montiel cuando, citando a Einstein, afirm¨® aquello de que ¡°todo es relativo¡±. Y as¨ª es respecto a las series de ficci¨®n y a su n¨²mero de temporadas. Hay series como El Ala Oeste de la Casa Blanca, cuyas siete temporadas se hacen cortas, como tambi¨¦n las seis de Los Soprano, las cinco de The Wire o los 30 cap¨ªtulos de Borgen, y eso sin meternos en las profundidades de las comedias de situaci¨®n, en las que superar la decena de temporadas resulta m¨¢s que frecuente.

Otras, en cambio, no deber¨ªan prolongarse m¨¢s all¨¢ de la primera temporada. True Detective es ejemplar: tras una muy aclamada entrega inicial, la segunda y la tercera dejaron mucho que desear. Algo similar pasa con Blindspot, cuyo arranque fue esperanzador y su cuarta temporada bordea el delirio, con protagonistas buenas que se vuelven malas para recuperar el lado luminoso de la vida.

Por su parte, The Blacklist mantiene el tipo pese a emitirse en la actualidad su sexta temporada y estar ya anunciada una s¨¦ptima, un inter¨¦s que se sostiene, en gran medida, en ese implacable delincuente y bon vivant que encarna el estupendo James Spader, capaz de asesinar a sangre fr¨ªa y alcanzar el cl¨ªmax al degustar un buen vino, todo en la misma jornada.

Si a las dos ¨²ltimas series se a?ade la primera temporada de The Enemy Within, se aprecia un denominador com¨²n: en las tres, el o la protagonista decide colaborar con las fuerzas del orden a pesar de compartir una procedencia inmediata a lo que Lou Reed calific¨® como ¡°el lado salvaje de la vida¡±.

Los buenos guiones e int¨¦rpretes son la clave en la duraci¨®n, como dir¨ªa Perogrullo.