Dieciocho maneras de crear el mundo
Una magistral antolog¨ªa de cuentos resume el universo de Saadat Hasan Manto, el gran maestro en urdu del esplendor y miseria de la India que termin¨® dividida
Saadat Hasan Manto (India, 1912-Pakist¨¢n, 1955) public¨® m¨¢s de 30 libros (entre ellos, 23 de relatos) en urdu, una lengua con una gran tradici¨®n po¨¦tica, y con genios de la talla de un Ghalib o un Iqbal, pero cuya primera obra en prosa (Umrao Yan Ada, la cortesana de Lucknow, tambi¨¦n traducida por Roc¨ªo Moriones, Alba, 2013) data de 1899. Sin apenas referentes estil¨ªsticos, por tanto, y en un contexto sociopol¨ªtico que manten¨ªa bien engrasada la maquinaria colonial, Manto se entreg¨® a la tarea de inventarse una literatura de la que acab¨® convirti¨¦ndose en maestro indiscutible. Enfrent¨¢ndose a sus propios fantasmas personales (un padre autoritario, cr¨®nicas penurias econ¨®micas o una desmedida afici¨®n al alcohol que acabar¨ªa pronto con su vida) y a los prejuicios de la ¨¦poca (hasta seis juicios por inmoralidad, tres en la India y tres en Pakist¨¢n, tuvo que padecer), pudo construirse una voz en la que hoy por hoy se reconocen millones de personas. No sin esfuerzo porque, por un lado, el ingl¨¦s, desde el acta de Macauly de 1835 (quien, sin saber ni s¨¢nscrito ni persa, proclama ¡°la superioridad intr¨ªnseca de la literatura occidental¡±) hasta la muy citada antolog¨ªa de Salman Rushdie de 1997 (30 autores indios y s¨®lo uno, Manto, de escritura no inglesa), segu¨ªa y sigue siendo la piedra de toque que otorga o deniega un sitio central a los productos culturales del subcontinente; y porque, por otro, vivi¨® en un momento hist¨®rico convulso que tocaba a tragedia casi diaria, tanto las previas a la independencia de la India como a las provocadas por su divisi¨®n en dos pa¨ªses despu¨¦s de ella.
Manto escribi¨® para ser escrito (¡°los relatos me escriben a m¨ª¡±, afirm¨® en una ocasi¨®n), es decir, para que el urdu de la calle le ayudara a configurar esa voz a la que nos refer¨ªamos y poderla legar a sus continuadores. A falta de una tradici¨®n en prosa en la que apoyarse, lo har¨ªa en aquellos que no hab¨ªan sido moldeados por una educaci¨®n y por una mentalidad angl¨®fonas: en las prostitutas y en los ni?os, en los mendigos y en los lavanderos, en los locos y en los ladrones, en los vendedores de cacahuetes y en los soldados rasos, en los cocheros de tonga y en los vagabundos. Es ah¨ª donde aprendi¨® a manejarse con un idioma que, a su vez, necesitaba o¨ªdos como el suyo para dejar de desconfiar de la p¨¢gina en blanco (los idiomas no se reproducen bien en cautividad), ese territorio de supuesta libertad que suele ser tan proclive a servir los intereses de los poderes dominantes. Es ah¨ª tambi¨¦n donde escuch¨® las historias que luego traslad¨® a sus 250 relatos, a las varias decenas de guiones cinematogr¨¢ficos y radiof¨®nicos, y a sus cientos de art¨ªculos.
Diez rupias. Historias de la India es la segunda antolog¨ªa de cuentos de Manto que se publica entre nosotros traducida del urdu. En la anterior (Toba Tek Singh, Contrase?a, 2012), que debemos asimismo al encomiable esfuerzo de Roc¨ªo Moriones por darnos a conocer esta literatura, predominaban los dedicados a las v¨ªctimas (un mill¨®n de muertos, muchos m¨¢s damnificados por la s¨²bita creaci¨®n de fronteras) que provoc¨® la partici¨®n. En ¨¦sta hay mayor variedad de temas, de personajes y de modos narrativos y se recogen otras de las obsesiones del autor. Destacan la que da t¨ªtulo al libro, ¡®Diez rupias¡¯, y ¡®Conjuro¡¯, ambas protagonizadas por ni?os, Sarita y Ram, cuya inocencia se impone al resabio de los adultos que se cruzan con ellos con naturalidad, al margen de cualquier atisbo de idealizaci¨®n, y sin moralismos. En ¡®El ¨²ltimo saludo¡¯, un militar en el frente de Cachemira se enfrenta a un antiguo compa?ero de armas que ahora es su enemigo, lo que desencadena otra guerra, ahora en su coraz¨®n, que pone de manifiesto el absurdo de la existencia cuando se la somete a instancias de dominaci¨®n inhumanas. En ¡®Una historia espuria¡¯, el delegado de una reci¨¦n creada y exitosa asociaci¨®n de malhechores intenta convencer a una audiencia de gobernantes de los beneficios que sus oficios reportan a la sociedad, sobre todo si se comparan con la mayor¨ªa de los calificados como honestos. En ¡®Recite la profesi¨®n de fe¡¯, Abdul Karim se enamora de una mujer que, cuando se cansa de sus amantes, los descuartiza. En ¡®Mummy¡¯, donde un tal Manto hace de hilo conductor de la trama, se describen las fiestas de los que est¨¢n en el escalaf¨®n m¨¢s bajo de la industria del cine, pero se sienten tocados por su glamour y su magia.
En estos cuentos, adem¨¢s, hay bromistas y so?adoras, reci¨¦n nacidas abandonadas y flores que hablan (muy curioso, por cierto, este relato que cierra el volumen en un escritor que se resfr¨ªa con la naturaleza, lo po¨¦tico y lo aleg¨®rico), asesinos y prostitutas, vengadores (por motivos pol¨ªticos o familiares) y tenderos. Dieciocho maneras de mirar un mundo en avanzado estado de descomposici¨®n, quiz¨¢s m¨¢s el nuestro que el suyo, sorprendido mientras se regenera gracias a esas personas de verdad (personas con un pedazo de verdad comestible debajo del brazo) que lo cruzan.
En el epitafio que Manto dej¨® escrito poco antes de fallecer, y que la familia no us¨® por miedo a la reacci¨®n de los sectores m¨¢s conservadores, ¨¦ste se preguntaba ¡°qui¨¦n de los dos es el mejor escritor de relatos, Dios o ¨¦l¡±. Un epitafio que podr¨ªa haber firmado el propio Dios de haber tenido algo m¨¢s de sentido de la autoiron¨ªa.
Diez rupias. Historias de la India. Saadat Hasan Manto. Traducci¨®n de Roc¨ªo Moriones Alonso. N¨®rdica, 2019. 321 p¨¢ginas. 22,50 euros.
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