La catarsis de Thom Yorke y Liam Gallagher encienden la mecha del BBK Live
John Grant y Vetusta Morla tambi¨¦n elevan el tono del festival bilba¨ªno
Hay nombres que, m¨¢s all¨¢ de su m¨²sica exitosa, crean tendencias, estilos en s¨ª mismos, incluso formas de concebir el arte. Uno de ellos es Thom Yorke, l¨ªder de Radiohead, pero que en solitario o en otros proyectos paralelos no ha dejado de influir en el devenir del pop-rock independiente del siglo XXI. Anoche, en su concierto en el BBK Live de Bilbao, su sola presencia irradiaba esa aura de cl¨¢sico en vida, capaz de concentrar atenciones con una propuesta que romp¨ªa el concepto de Radiohead y tocaba todo tipo de orillas estil¨ªsticas.
Yorke ven¨ªa con disco nuevo bajo el brazo, Anima, un ¨¢lbum oscuro y de baja cilindrada donde capta la claustrofobia del mundo moderno. Ese aire sombr¨ªo y envolvente, donde la electr¨®nica se empasta con el rock, se expandi¨® ayer como un mantra por el festival bilba¨ªno. Interference, Impossible Knots, Black Swan y Harrowdown Hill llenaron el recinto de vibraciones extra?as, como dist¨®picas, aventurando el arte de un creador de dif¨ªcil catalogaci¨®n. Yorke con la guitarra parec¨ªa casi un Aladino post punk, un hombre que lucha contra el mundo rob¨®tico, el que se opone a la masa, el que levanta su voz por sobre la multitud y es escuchado. Se necesitaba, eso s¨ª, cierta entrega a su causa, pero una vez que enlaz¨® A Brain in a Bottle, Truth Ray, Traffic y Twist hab¨ªa de catarsis posmoderna.
Otro tipo de catarsis bien distinta consigui¨® Liam Gallagher. Como si fuera un partido de la liga inglesa ya ganado, salt¨® al escenario principal del BBK con todo el p¨²blico entregado, que esper¨® muchos minutos antes para verle. Con los decibelios atronando el festival y vestido con sudadera deportiva, sujetando su caracter¨ªstica pandereta, el excantante de Oasis peg¨® fuerte con algunos de los ¨¦xitos de la banda con la que marc¨® el brit pop en los noventa. De esta forma, se sucedieron en una primera tanda Rock 'n' Roll Star, Columbia, Slide Away o Roll With It sin mucha filigrana, pero suficientemente efectivo como para que triunfase en el festival. Era pop rock duro y sin concesiones, algo macarra por la contundencia y la falta de sugerencia. La voz de Gallagher fue de menos a m¨¢s y su actuaci¨®n, donde tambi¨¦n toc¨® canciones de su disco en solitario como Shockwave o The river, termin¨® por ser un karaoke de Oasis, cerrando su fulgurante concierto con Wonderwall, Supersonic y Champagne Supernova.
Antes, propuestas tan dispares como Vetusta Morla y John Grant consiguieron ayer el mismo efecto en un p¨²blico ecl¨¦ctico como el del BBK Live de Bilbao: convencer de que la m¨²sica tiene el poder de comuni¨®n y revoluci¨®n necesarias para que las personas la necesiten en sus vidas.
A las 20.30, los Vetusta Morla, acostumbrados a horarios m¨¢s tard¨ªos en otros festivales, pudieron remover los cimientos de un p¨²blico que todav¨ªa estaba de d¨ªa, sin la cilindrada id¨®nea para un certamen de estas caracter¨ªsticas. Lo hicieron a base de oficio y calidad, dos virtudes que condensan con maestr¨ªa. A trav¨¦s de canciones como Golpe maestro, 23 de junio, Consejos de sabios o La vieja escuela, el grupo madrile?o demostr¨® que no hay banda m¨¢s potente y grande ahora mismo en Espa?a en directo. Es un triunfo del indie espa?ol, pero hay algo m¨¢s: su m¨²sica es banda sonora de una generaci¨®n que ve en ellos algo real, vivo, indescifrable, que se despliega en la voz de Pucho, en las guitarras de Guille y Juanma, en todo el conjunto, con el aplomo de un torbellino. Son cosas que pasan, y, en el fondo, es bonito que vivamos a este grupo en ¨¦poca de esplendor.
Como pasa que John Grant, un m¨²sico en otro territorio muy distinto al de Vetusta Morla, consiguiese un efecto tambi¨¦n asombroso. En todas las casas de apuestas nadie se la jugar¨ªa por el minimalismo sonoro en un festival. Y menos a¨²n a las 19.30 de la tarde, cuando el sol todav¨ªa cae con aplomo y la gente poco a poco va entrando al recinto tomando el pulso de la fiesta. Pero John Grant nunca ha sido un tipo de apostar a caballo ganador y, sin embargo, vence a su manera. Su estilo detallista y conciso se impuso ayer de una forma tan contundente como inusual a primera hora de la jornada inaugural del BBK Live de Bilbao.
Grant sali¨® con gorra, la cara pintada de negro a la altura de los ojos, pantal¨®n corto y camiseta, como si fuera uno de los muchos guiris que se dejan ver por el barrio viejo de Bilbao. Pero no. Cierto que era un guiri, de Estados Unidos concretamente, pero no uno m¨¢s. Era un hombre defendiendo su m¨²sica iconoclasta, donde las bases electr¨®nicas conviven con los medios tiempos confesionales, antes incluso de que un tipo m¨¢s famoso como Bon Iver lo pusiese de moda.
Salud¨® en espa?ol, luego en euskera y despu¨¦s otra vez en espa?ol dijo que su m¨²sica hablaba de lo cotidiano para retratar el mal estado del mundo. De lo particular al todo. Es as¨ª como funciona su m¨²sica, que nunca se deja atrapar con facilidad. Desde que Grant dej¨® The Czars se ha ido labrando una carrera alternativa s¨®lida y, en parte, inclasificable. Es un artista al que no se le hace f¨¢cil el molde, ning¨²n molde. En la ¨²ltima d¨¦cada, con discos tan notables como Queen of Denmark, ha rastreado todo g¨¦nero con la ¨²nica premisa de no ser cortado por ning¨²n patr¨®n, coqueteando desde el folk, la balada desnuda y el rock deslenguado, revestidos de capas de electr¨®nica, a medio camino de la sugerencia adictiva y el ritmo machac¨®n de discoteca.
Su ¨²ltimo ¨¢lbum, Love Is Magic, es toda una obra org¨¢nica y nada complaciente. Tambi¨¦n una muestra id¨®nea de la condici¨®n misteriosa de su creador, donde las contradicciones de la persona se amalgaman con una m¨²sica inquieta y expansiva.
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