Un tentativo primer paso
El encargo: caminar durante siete d¨ªas y contarlo. Toca pensar un destino. Planificar c¨®mo llegar sin morir atropellados y qu¨¦ libros cargar en la mochila. De fondo, una duda, ?por qu¨¦ caminamos?
![Patricia Gos¨¢lvez](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2Ff5744da4-d9b2-4e2b-9ea3-976b6f2039cc.jpg?auth=461f59fda40b3bda3de89b30da6b7a6bbdfc0e3690ce7434e9a5b104080a80f5&width=100&height=100&smart=true)
![Una puerta al campo en el camino de Madrid a Rivas.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/CLK6XSPTLCJ2XVJE7PJEDBDMS4.jpg?auth=9862a52de75359e5b8bff6a6c5d76aa57ea484709d0e095e3f4a72545a5a59aa&width=414)
![](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/VM6AZMWSRXPNHJDWJABAQHBOBQ.png?auth=0cafa0c5318753c56bd7dea02b9a70f41b8705ef73440171d73b9e352ef60d83&width=414)
Son las seis y media de la ma?ana y, en vez de llegar, estoy saliendo de casa. Sentada en el portal hay una chica devorando una hamburguesa. Casi me trago a las dos. Ella ahoga la fiesta que trae encima en su Big Mac; yo voy a caminar durante siete d¨ªas seguidos con un pl¨¢tano en la mochila. No s¨¦ qui¨¦n est¨¢ m¨¢s loca.
El primer paso de este camino es tentativo, por el tropez¨®n y porque a¨²n ¡ªya con las botas puestas, ya en la calle¡ª no tengo claro si esto es una buena idea. He aceptado el encargo ¡ªsalir de casa, andar en l¨ªnea recta una semana y contarlo¡ª en un claro ejemplo de venirme arriba.
¡°Caminar es tendencia¡±, me dice el jefe para endilgarme el tema. ¡°Caminar como acto radical, filos¨®fico, ecol¨®gico, feminista, po¨¦tico¡ De los peripat¨¦ticos griegos a Thoreau, los pensadores han caminado; est¨¢n saliendo un mont¨®n de ensayos¡±. Y yo, ¡°claro, claro¡±, aunque no ten¨ªa ni idea. Pero pienso: ¡°Oye mira, una aventura, los ni?os lejos de vacaciones, se me cae la casa encima, igual adelgazo¡±.
![La boca del metro de La Latina, en el centro de Madrid, a las seis y media de la ma?ana.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/7AQVJG74WGZNPRVU5MUFBNVQNI.jpg?auth=00e19c48dfb86f0b5ccb56ad1395c8bbb8ab386015147f155de4d0b51cc11436&width=414)
Paso la siguiente semana haciendo estiramientos y leyendo de puntillas sobre andar. Fragmentos de novedades como Caminar; las ventajas de descubrir el mundo a pie, de Erling Kagge o Hiking with Nietzsche, de John Kaag. Cl¨¢sicos reeditados (Caminar, de Henry David Thoreau; Caminar, de William Hazlitt y Robert Louis Stevenson), y cl¨¢sicos recientes (Elogio del caminar, de David Le Breton; Andar, una filosof¨ªa, de Fr¨¦d¨¦ric Gros).
Doy un paseo corto por los versos de Machado y Claudio Rodr¨ªguez, repaso las caminatas de Wordsworth y el deambular de Baudelaire. Me acuerdo de dos fl?neurs que conozco y me caen fenomenal, vagabundos po¨¦ticos en mi propia ciudad: Bel¨¦n Bermejo (Microgeograf¨ªas) y Sergio C. Fanjul (La ciudad infinita).
Le echo un ojo feminista a Fl?neuse, de Lauren Elkin, y La revoluci¨®n de las fl?neuses, de Anna Mar¨ªa Iglesia. Me gusta tanto Wanderlust, una historia del caminar de Rebecca Solnit (la de Los hombres me explican cosas) que lo meto en la mochila a pesar de sus 463 p¨¢ginas y sus 615 gramos.
Paso de todos los libros que contienen mindfullnes, Dios o trekking en el subt¨ªtulo.
![La salida de la ciudad arranca en el parque Madrid R¨ªo, frente a las naves del Matadero. A primera hora del d¨ªa hay deportistas y mayores que aprovechan el fresco para pasear.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/HEJZVIVPBGQWP2TLAXOLQRQGXI.jpg?auth=b345a077c593832cbd40ae78261b4c5a85098d35b70da8bec4be0d52a3e42a3f&width=414)
Ante mi entusiasmo, el jefe tambi¨¦n se viene arriba y me regala la novela Los anillos de Saturno, de W.G. Sebald, un tocho sin separaci¨®n entre p¨¢rrafos en el que el ¡°Joyce del siglo XXI¡±, recorre Suffolk con los pies y la historia de la humanidad con la mente. Siento que es una pendiente de arena y lo dejo para luego. Por aligerar, releo una vieja edici¨®n de Austral que anda por casa de Viaje a la Alcarria, y el librito, corto y costumbrista, me regala un destino.
El viaje de Camilo Jos¨¦ Cela acaba casi en Zorita de los Canes, un pueblo de Guadalajara que conozco porque est¨¢ cerca de mi casa del campo. Suena a pija, pero no. Es un chalecillo sesentero que compraron mis padres hace casi 30 a?os, en lo alto de la Sierra de Altomira, perdido en un bosque hosco donde cuesta que crezca nada m¨¢s all¨¢ de pinos y jara. Si acaso una adelfa que lo aguanta todo. En verano es asfixiante, en invierno, una nevera y la tele es de tubo. Fui con ellos algunos fines de semana sin plan de mi adolescencia, a jugar al Pictionary y al Tab¨², a hacer puzzles. Pero la verdad, fui m¨¢s luego, con novios, a jugar tambi¨¦n, t¨² ya sabes. Cuando m¨¢s he ido, sin embargo, ha sido con mis hijos, es el sitio donde suelto los cachorros.
![Pasarela bajo el tren de cercan¨ªas y junto a la autov¨ªa de Andaluc¨ªa a las afueras de Madrid.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/5PAVY2TFWWZ2TB4B2GSFEHZNLI.jpg?auth=7512b218f59b2846f0f250efe46c615aae44c79b412136e7baa8b05a1cf7a563&width=414)
El viaje de donde fuera que viviese en los ¨²ltimos 30 a?os a esta otra casa lo he hecho cientos de veces. Siempre en coche, sin mirar mucho por la ventana. Sin parar nunca, ?parar a qu¨¦ en una hora y pico de viaje? ?ltimamente lo aprovecho para ver Twitter, apenas levantando la vista para comprobar por d¨®nde vamos de la ristra de pueblos que me s¨¦ de memoria porque mi madre la recitaba solo para ponerme nerviosa: Rivas, Arganda, Perales, Tielmes, Caraba?a, Orusco, Ambite, Mond¨¦jar, Albares, Almoguera, Zorita de los Canes, Almonacid, Albalate de Zorita.
Dice Solnit en el pr¨®logo de Wanderlust (traducci¨®n libre: lujuria por vagar) que ir en avi¨®n o en coche supone cortar el tiempo y el paisaje, mientras que ¡°cada caminata se mueve a trav¨¦s del espacio como un hilo atravesando una tela¡±. Eso har¨¦: repetir el camino mil veces rasgado, hilvan¨¢ndome con el terreno y las horas. Una puntada bajo una autopista, otra sobre el puente de un r¨ªo. El camino conocido, una perspectiva nueva.
Cuando se acerca la fecha de dar el primer paso todo el mundo tiene una idea brillante. ¡°Lleva un puls¨®metro que mida tus zancadas¡±, ¡°geolocaliza en tiempo real tu ubicaci¨®n¡±, ¡°ponte una Go Pro entre las tetas¡±. O todo lo contrario: ¡°?Hazlo sin m¨®vil!¡±. Pfff, la pe?a. Lo m¨¢s repetido: ¡°Si no vas sola, no vale¡±. Me niego a todo, a estas alturas he le¨ªdo suficiente para saber que caminar no es un reto, ni deporte, ni turismo. Es otra cosa. Ni siquiera sumo cu¨¢ntos kil¨®metros voy a hacer junto a un fot¨®grafo que no conozco, entre 100 y 150, no importa. Este es un camino particular. M¨ªo y extra?o. Sobran los detalles, nadie lo va a repetir nunca, ni yo siquiera. No es una gu¨ªa, es una duda: ?Por qu¨¦ caminamos?
![Vista de la M-40 desde el tanatorio. Los nudos de las autopistas son las fronteras que hay que superar para salir de la ciudad.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/Z62VJISOJOATDENTXBB7U7DGRQ.jpg?auth=2e78d50e491e4a605464b47f456c715c6f0adf1c848004046b09b91fdda805aa&width=414)
Voy abierta a la improvisaci¨®n, pero con un plan: etapas de entre dos y seis horas que acaban en alojamientos (si puede ser, con piscina) y caminos seguros, lo que supone pisar el menor asfalto posible para no morir en un arc¨¦n arrollados por un cami¨®n, lo cual implica horas de planificaci¨®n en p¨¢ginas de v¨ªas verdes, pecuarias, sendas y rutas por el campo. Yo camino como escribo, que es como soy: todo parece que se me acaba de ocurrir, pero lleva mucho rumiado. Y siempre llamo a un experto.
Juan Garc¨ªa es un activista del caminar, todo es pol¨ªtica. Pertenece a Ecologistas en Acci¨®n, mis h¨¦roes de peatona desde que consiguieron tumbar la moratoria de Madrid Central, donde vivo. ¡°Has escogido la salida menos vistosa a pie de la ciudad¡±, me dice. Se las sabe todas, lleva a?os abri¨¦ndolas al paso p¨²blico, retirando obst¨¢culos, liberando caminos. Le va la marcha, literal y figurada: se ofrece a acompa?arme durante la primera jornada y trae un compa?ero. All¨¢ vamos, una Dorothy de mediana edad y sus tres desconocidos por el camino de baldosas amarillas que lleva a Albalate de Zorita (Guadalajara). Pasamos por un aparcamiento en el que se lee ¡°Entrad despacio¡±. Y empezamos desobedeciendo: Vamos despacio s¨ª, pero salimos.
Sobre la firma
![Patricia Gos¨¢lvez](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2Ff5744da4-d9b2-4e2b-9ea3-976b6f2039cc.jpg?auth=461f59fda40b3bda3de89b30da6b7a6bbdfc0e3690ce7434e9a5b104080a80f5&width=100&height=100&smart=true)