Cig¨¹e?as bajo la M-50
Salir de Madrid andando supone atravesar un inquietante umbral entre lo urbano y la naturaleza. Vertederos, campos de trigo, conejos y autopistas que funcionan como fronteras de una ciudad cerrada sobre s¨ª misma



"Venga, que ahora empieza lo bueno: el secarral". Un cachondo, Juan Garc¨ªa, 72 a?os, corredor de maratones y miembro de Ecologistas en Acci¨®n. Llevamos tres horas de caminata, menos de la mitad de lo que andaremos hoy y ya aprieta el sol. Desde La Latina hemos cruzado Madrid R¨ªo y el Parque Lineal del Manzanares. Ha sido agradable, algo que repetir un domingo con los ni?os, pero se acab¨® el paseo. A partir de aqu¨ª nos alejamos del r¨ªo. Ya no hay bancos, pista asfaltada, ni runners. Tampoco una gota de sombra.
Hay descampado.
Un p¨¢ramo desangelado donde sientes que termina la ciudad. Caminamos orillados a las v¨ªas del AVE. Son un cauce infranqueable protegido por vallas con la parte superior en diagonal, como en las fronteras. Por la pista de tierra pasa un operario de Adif en furgoneta. Nos mira raro. Va a una subestaci¨®n el¨¦ctrica que alimenta la catenaria y parece el laboratorio del doctor Frankenstein. Entre sus transformadores imagino rayos de peli de serie B.

Este camino largo hasta Rivas Vaciamadrid (25 minutos en coche, cinco horas andando, nosotros siete, entre fotos y paradas) forma la Ruta Verde del Canal del Manzanares. Suena mono y antiguo, hay hasta mapas tur¨ªsticos. Sin embargo, pasamos por muchos puntos ¡ªuna escombrera, unas ruinas siniestras, perros ladrando, un sof¨¢ hecho jirones en medio de la nada, el esqueleto de un coche quemado¡ª en los que agradezco ir acompa?ada.
Adem¨¢s as¨ª Jes¨²s S¨¢nchez, 57 a?os, historiador, tambi¨¦n de Ecologistas, nos ilustra sobre los antiguos caminos de sirga por los que las mulas tiraban de las chalupas que transportaban mercanc¨ªas por el canal del siglo XVIII y sobre c¨®mo funciona una esclusa (lo hace en una medio ruinosa, con arbustos donde hubo agua). El transporte a pulm¨®n o en carro fue sustituido por el fluvial, este por el tren, aquel por las autopistas. Las v¨ªas que se quedaron lentas se han ido recuperando como sendas para el deporte. Caminamos pues por la obsolescencia.

¡°El vagar parece un anacronismo¡±, dice el antrop¨®logo franc¨¦s David Le Breton en Elogio del caminar. Hacerlo ha pasado de ser una forma de desplazarse a convertirse en una actividad de recreo: ¡°La manera en la que se denigra masivamente el caminar en su uso cotidiano y su revalorizaci¨®n paralela como instrumento de ocio son hechos que revelan el estatuto del cuerpo en nuestra sociedad¡±.
El cuerpo que deambula es sospechoso. Tenemos claro que los ciclistas que nos adelantan est¨¢n haciendo ejercicio, pero cuando en el erial nos cruzamos con un se?or vestido normal que arrastra un carrito de la compra, o con un viejo rockero que aparece de la nada... me pregunto, ?qu¨¦ har¨¢ aqu¨ª este? ?Qui¨¦n se transporta a pie por un paraje as¨ª? El vagabundo, el inadaptado, el loco.
Caminar es un acto radical. Lo es en las marchas y manifestaciones, y tambi¨¦n en esta periferia de subestaciones el¨¦ctricas, huertos, casuchas hechas de sobras, campos de trigo y sol de justicia. Andar no es nunca productivo, ¡°se opone a las poderosas exigencias del rendimiento, la urgencia y la disponibilidad absoluta en el trabajo o para los dem¨¢s¡±, escribe Le Breton.


Juan y Jes¨²s son la resistencia. Me interesan m¨¢s sus batallas de activistas del caminar que la historia del canal de Carlos III. A finales de los noventa, tras el accidente de un amigo escalador, decidieron regalarle una ruta para salir de Madrid andando, porque igual a escalar no volv¨ªa. ¡°Siempre acababas en una ratonera¡±, cuentan, ¡°bloqueado por las infraestructuras que sostienen la ciudad, frenado por un nudo de autopistas o por vallas que privatizan caminos sin permiso¡±. Para ¡°demostrar que hay alternativas y reivindicar los caminos hist¨®ricos fagocitados por la l¨®gica del coche¡± (y tambi¨¦n por su amigo, tan vendado en el hospital que a¨²n le llaman Tutankamon), los ecologistas pasaron a?os marcando con pintura blanca y roja la GR124, una ruta que llamaron Senda Real porque iba del Palacio de Oriente a Manzanares el Real (luego la alargaron hacia el sureste). Tuvieron ¡°que montar alg¨²n pollo¡± admiten. La prensa acud¨ªa cuando se encadenaban a ¨¢rboles, corr¨ªan por arcenes en calzoncillos o cortaban la M-30 para que cruzaran 100 personas. Una vez entraron con cizalla en un campo de golf para soltar dentro 1.000 ovejas y reclamar su derecho de paso.
Nuestro camino de hoy est¨¢ todo marcado, no tienes que romper nada. Hay trechos hermosos, pero la magia del paseo no es su belleza, sino su liminalidad. Es un umbral entre lo urbano y lo rural, con una sucesi¨®n de encuentros marcianos.
Desde debajo de la M-50 ¡ªdos serpientes de cemento sobre pilotes que vibran enormes sobre nuestras cabezas¡ª el tr¨¢fico suena a mar. Hay basura, unos neum¨¢ticos viejos, un v¨¢ter roto entre hierba alta. En una de las columnas Vianca y William han grafiteado su amor que imaginas clandestino. Es un lugar perfecto para el trapicheo, para esconder droga o cobrar un secuestro. Aprietas el paso y, ni cien metros m¨¢s all¨¢, en la vega del canal, surgen de pronto unos ¨¢rboles secos con una colonia de cig¨¹e?as. Cincuenta, setenta nidos¡ Parece la aldea de los Ewoks, con sus casitas de palos. O ?frica. Las aves largas y egipcias crotoran ¨Cun sonido de carraca¨C sobre el rumor de los camiones de Ikea.


Una y otra vez el paisaje campestre se ve interrumpido por uno de estos c¨ªrculos conc¨¦ntricos (las autopistas, las v¨ªas del AVE, la Ca?ada Real y su cicatriz de droga) que cierran la ciudad sobre s¨ª misma. Puedes cruzar sin problema, pero los alrededores de estas fronteras son tramos inquietantes que huelen a vertedero, a depuradora, a donde esconde la ciudad sus miserias. Entremedias, hay hermoso campo duro castellano: conejos y mudas de serpiente, barro seco y fortines de la guerra en los cortados. Y al final del todo, a las siete horas de salir, cuando te sientes toda una exploradora porque has salido de Madrid a pata con 38 grados, tienes que cruzar la A-3 por el arc¨¦n de una rotonda que te devuelve a tu sitio. Arrinconada en la curva, no eres nadie frente a un cami¨®n con prisas. Al menos, al otro lado, hay un bar con cerveza helada para el consuelo.
Sobre la firma
