La noche que mataron a ocho de la familia Rhoden
La matanza de una familia en Ohio en 2016 por la custodia de una ni?a llega a juicio: est¨¢n acusados seis miembros de los Wagner
El primer aviso al 911 tuvo lugar a las 7.53 de la ma?ana: ¡°Hay sangre por todas partes¡±. Bobby, una mujer de la zona, se hac¨ªa entender a duras penas, ten¨ªa la voz tr¨¦mula, el habla entrecortada y respiraba agitadamente. Hab¨ªa encontrado a su cu?ado, Chris Rhoden, y a un primo, Gary, heridos, probablemente muertos, en el 4077 de Union Hill. Ten¨ªa llaves de la casa porque acud¨ªa con frecuencia a alimentar a los animales.
Cuando la polic¨ªa se dirig¨ªa al lugar, ya por la carretera de Union Hill, un vecino les par¨® y les dio otras dos direcciones. Tambi¨¦n hab¨ªa cuerpos dentro, tambi¨¦n hab¨ªa sangre. Se trataba de tres casas-tr¨¢iler, t¨ªpicas de la Am¨¦rica rural, que se encontraban muy cercanas entre s¨ª y, curiosamente, pertenec¨ªan a la misma familia, los Rhoden. La noticia comenz¨® a correr por el condado de Pike, Ohio, como la p¨®lvora. Siete muertos. A Donald Stone se le puso mal cuerpo. Se subi¨® al coche y se dirigi¨® a casa de su primo, Kenneth Rhoden, para asegurarse de que estaba bien. No lo estaba. Fue Stone quien hizo la segunda llamada al 911. Eran ya las 13.26. ¡°Telefoneo por eso que est¨¢ saliendo en las noticias¡ Me acabo de encontrar a mi primo con una herida de bala¡±, dijo. "?Est¨¢ vivo?", pregunt¨® la operadora de emergencias. ¡°No, no¡±. Hab¨ªa encontrado al octavo cad¨¢ver.
La madrugada del 22 de abril de 2016, ocho miembros de la familia Rhoden aparecieron asesinados en cuatro casas diferentes, la mayor¨ªa de ellos, dentro de sus camas, con disparos en la cabeza; asesinados mientras dorm¨ªan. Los agentes solo hallaron con vida a un ni?o de tres a?os, un beb¨¦ de seis meses y otro de solo cuatro d¨ªas. El reci¨¦n nacido estaba en la cama, junto a su madre asesinada. Era Hannah Rhoden, de 19 a?os. En la masacre murieron Christopher Rhoden, de 40 a?os, su exesposa, Dana, de 37; sus tres hijos, Hannah, la joven madre de 19, Chris, de 16, y Frankie, de 20. Entre las v¨ªctimas, adem¨¢s, se encontraba la prometida de Frankie, que se llamaba tambi¨¦n Hannah, el hermano de Christopher, Kenneth, de 44 a?os, y Gary, el primo, de 38.
El fiscal general de Ohio, Mike DeWine, no daba cr¨¦dito a lo sucedido en su comparecencia de dos d¨ªas despu¨¦s. ¡°Esta ha sido la ejecuci¨®n planeada de ocho personas, ha sido una operaci¨®n sofisticada, a sangre f¨ªa, de vieja escuela¡±, declar¨®. ¡°No estamos ante un caso de alguien que pelea con otro, dispara y deja un testigo¡±, a?adi¨®.
El condado de Pike entr¨® en p¨¢nico. Los agentes consideraban improbable que cualquiera de los fallecidos se hubiese suicidado, con lo cual el asesino o asesinos no se encontraban entre los muertos, sino que andaban sueltos y armados. Trataron de localizar a cualquier pariente de los Rhoden para que se pusiera al salvo. Hasta 30 investigadores de desplazaron a este pedazo r¨²stico de Estados Unidos, ubicado a poco m¨¢s de una hora en coche de Cincinnati, y peinaron cada camino, cada casa e interrogaron a cada conocido tratando de averiguar algo sobre esa matanza, para la que ni siquiera lograban encontrar un m¨®vil.
Un empresario de Ohio llamado Jeff Rubby ofreci¨® 25.000 d¨®lares (unos 22.500 euros) para aquel que ofreciese una pista que ayudase a la polic¨ªa. En una de las casas donde se hab¨ªa producido el ba?o de sangre, los agentes se encontraron cultivos de marihuana, pero aquella pista acab¨® convirti¨¦ndose en un callej¨®n sin salida; no vieron nada clara la posibilidad de un ajuste de cuentas.
Pasaron los d¨ªas, las semanas y los meses, la noticia perdi¨® el inter¨¦s de los medios de ¨¢mbito nacional. Al cumplirse un a?o, en abril de 2017, se record¨® a los Rhoden con una misa y un peque?o homenaje. Al cumplirse dos, en 2018, se celebr¨® un nuevo acto con los vecinos, pero, seg¨²n la prensa local, el sheriff y el fiscal ya no se presentaron.
La matanza de Ohio, la mayor investigaci¨®n criminal de la historia del condado, corr¨ªa el riesgo de pasar a la posteridad, tambi¨¦n, como un misterio irresoluble, un episodio maldito sobre el que alguien escribir¨ªa alguna novela, un buen relato que contar alrededor de una hoguera.
Pero el 13 de noviembre de 2018, la historia dio un giro definitivo. Las autoridades anunciaron el arresto de seis personas, todos miembros, tambi¨¦n, de una misma familia: los Wagner. Y apuntaron al fin a un posible m¨®vil: la pelea por la custodia de una ni?a. ¡°Este es sencillamente el caso m¨¢s extravagante que me he encontrado jam¨¢s¡±, asegur¨® el fiscal DeWine. ¡°No est¨¢ claro el m¨®vil, pero esa custodia tuvo que ver¡±.
Los detenidos por el asesinato de los Rhoden eran George Billy?Wagner, de 47 a?os; su esposa, Angela, de 48; y los dos hijos, George y Edward Jake?Wagner, de 27 y 26, respectivamente. Tambi¨¦n arrestaron a la madre de la esposa, Rita Newcomb, de 65, y la del marido, Angela Wagner, de 76, acusadas de perjurio y obstrucci¨®n a la justicia.
Uno de los dos hijos, Jake, hab¨ªa tenido una hija tres a?os atr¨¢s con Hannah Rhoden, la joven que hab¨ªa muerto con un reci¨¦n nacido al lado. El d¨ªa de la masacre, la peque?a Sophia, que entonces ten¨ªa tres a?os, estaba pasando la noche con los Wagner. Jake est¨¢ tambi¨¦n imputado por un delito sexual al acostarse con Hannah cuando ella ten¨ªa 15 a?os y ¨¦l 20. Para DeWine, ¡°hab¨ªa una obsesi¨®n con la custodia, obsesi¨®n con el control de los ni?os¡±, aunque tambi¨¦n hab¨ªa un trasfondo de dinero en el conflicto.
¡°Lo hicieron r¨¢pidamente, con frialdad, y con mucho cuidado, pero no el suficiente¡±, explic¨® el sheriff, Charles Reader: ¡°Dejaron rastros, pistas, documentos falsificados, piezas para construir un silenciador [de armas], c¨¢maras, tel¨¦fonos [¡] Y dejaron las mentiras que nos contaron¡±.
Los investigadores hab¨ªan empezado a tirar del hilo m¨¢s de un a?o antes. En junio de 2017, el fiscal hizo un anuncio muy inusual, comunic¨® que ten¨ªan su ¡°l¨¢ser¡± puesto sobre los Wagner y pidi¨® a la ciudadan¨ªa cualquier informaci¨®n sobre la familia. Parte de ella se hab¨ªa mudado a Alaska tras la masacre, pero cuando se les acab¨® el dinero, seg¨²n la Fox, regresaron a Ohio.
Los Wagner, seg¨²n la Fiscal¨ªa, hab¨ªan sido amigos de los Rhoden durante a?os y eso les ayud¨® a planificar la matanza. ¡°Conoc¨ªan los planos de la casa, sus rutinas¡±, explica DeWine. La acusaci¨®n plantea que los sospechosos compraron munici¨®n, un dep¨®sito de casquillos de bala, compartieron informaci¨®n sobre los h¨¢bitos de las v¨ªctimas y los dispositivos de vigilancia que pose¨ªan. ¡°Ha sido un puzle de mil piezas¡±, dijo el fiscal. Hab¨ªan interrogado a 550 personas, recibido m¨¢s de 1.000 pistas y examinado hasta 700 pruebas.
Tres a?os y medio despu¨¦s, las vistas preliminares de los juicios de algunos de los acusados acaban de comenzar en Ohio y los Wagner niegan cualquier implicaci¨®n en la matanza. Su abogado, John K. Clark, asegura que esperan limpiar su nombre en el proceso y que los verdaderos culpables paguen por ello. Los cargos por obstrucci¨®n a la justicia y perjurio contra la matriarca, Fredericka Wagner, acaban de ser retirados.
Las cosas han cambiado en Ohio. DeWine se ha convertido en el gobernador del Estado y el sheriff Reader acaba de ser imputado por robar dinero incautado en asuntos de drogas, aunque no est¨¢ claro en qu¨¦ medida el da?o a su credibilidad puede perjudicar el proceso sobre la matanza de los Rhoden. Muchos otros investigadores formaron parte de este caso, el m¨¢s sangriento y extra?o que se recuerda en ese condado. El juicio ser¨¢ largo; el desenlace, impredecible, pero los Rhoden y los Wagner est¨¢n unidos para siempre a trav¨¦s de esta historia maldita y, sobre todo, a trav¨¦s de una ni?a, Sophia, que hoy tiene ya seis a?os.