Paloma Santamar¨ªa: ¡°?Qu¨¦ temporada nos dio Willy Toledo!¡±
La veterana ujier del Congreso acumula an¨¦cdotas con sus "se?or¨ªas" tras 36 a?os de servicio en la C¨¢mara baja
En el Congreso, un peque?o pueblo de 1.500 habitantes, entre diputados, polic¨ªas, periodistas y taqu¨ªgrafas, hay una persona que no necesita apellido. Todos conocen a Paloma [Santamar¨ªa], que se jubilar¨¢ en octubre, a los 72 a?os, despu¨¦s de 36 de servicio en la C¨¢mara. Se present¨® a las oposiciones de ujier animada por su hermano, letrado en las Cortes. ¡°Al casarme hab¨ªa dejado de trabajar. Era otra ¨¦poca... Luego me separ¨¦, ten¨ªa que sacar adelante a mis dos hijos y la vida me dio otra oportunidad¡±. En el Congreso conoci¨® a su segundo marido, tambi¨¦n ujier. En casa tienen prohibido hablar de pol¨ªtica, aunque ¡°casa¡±, para ella es lo que empieza detr¨¢s de los leones de la carrera de San Jer¨®nimo: ¡°Ah¨ª es donde dejo todos los d¨ªas mis problemas antes de entrar a trabajar¡±.
Pregunta. ¡°Los diputados son seres humanos¡±. ?Qu¨¦ quer¨ªa decir?
Respuesta. Es que a veces oyes a las visitas decir "a ver si vemos a un diputado de cerca", como si fueran bichos raros. Piensan que son distintos, pero son absolutamente normales, con sus ideas pol¨ªticas, sus problemas, sus preocupaciones...Y se las notamos enseguida.
P. ?Qu¨¦ ha aprendido de la pol¨ªtica y de la vida rodeada de estos 350 se?ores y se?oras?
R. Son muchos a?os y mucha gente. Para nosotros, esto cada cuatro a?os es como el primer d¨ªa de colegio, tienes que aprenderte las caras de todos los diputados y empezar a conocerles. Esto es muy especial, no tiene nada que ver con el trabajo en un ministerio. Aqu¨ª hay mucho contacto personal con gente muy diferente y eso ha sido muy enriquecedor.
P. ?Y tiene favoritos, como las profesoras en el colegio? ?Qui¨¦n le ha hecho re¨ªr m¨¢s en la C¨¢mara?
R. No hay favoritos, pero s¨ª gente con la que empatizas m¨¢s y menos. Mi trato con los diputados ha sido muy bueno. Pero nunca salto la raya. Cuando llegaron los de Podemos todos dec¨ªan "tut¨¦ame". Y yo les explicaba que no pod¨ªa ser, que acababan de adquirir una condici¨®n que no es que le separara de m¨ª, porque cada uno hace su trabajo, pero eran ¡°se?or¨ªa¡±. Con Carrillo me he re¨ªdo mucho. Y Rubalcaba era muy cercano, conoc¨ªa muy bien esta casa. El d¨ªa que falleci¨® vino mucha gente de Ferraz a decirme: ¡®Lo que hablaba de ti Alfredo...¡¯. Les coges cari?o. De Alfonso Guerra se conoc¨ªa la parte del mitin, pero era un caballero y un gran negociador. Nos saltaron las l¨¢grimas a los dos el d¨ªa que se fue. Hay diputados que me ha dolido mucho cuando se han ido. Otros me siguen llamando, como Bono.
P. ?Es cierto que los conoce por cara y cogote?
R. (R¨ªe) S¨ª, por cara y cogote. Tienes que conocerlos por delante y por detr¨¢s porque en el hemiciclo los tienes de frente, pero en las comisiones, si entras a llevarles alguna cosa, est¨¢n de espaldas.
P. ?Qu¨¦ cambio cree que alter¨® m¨¢s a sus se?or¨ªas: la prohibici¨®n de fumar, la aparici¨®n de los m¨®viles, la llegada de los nuevos partidos o el precio del gin-tonic?
R. Lo del gin-tonic es un mito. Lo de dejar de fumar no creas¡ luego ten¨ªan los despachos. La revoluci¨®n fueron los m¨®viles. Antes hab¨ªa un tel¨¦fono fijo, llamaban las mujeres de los diputados, se cog¨ªa el recado y ellos devolv¨ªan la llamada desde una cabina. Y la entrada de los nuevos tambi¨¦n ha sido una revoluci¨®n. Est¨¢bamos acostumbrados al bipartidismo. Los partidos nuevos trajeron gente joven que cambi¨® el ritmo de la casa. Ven¨ªan con sus mochilas, sus trenkas... recordaba a la facultad.
P. Algo que haya mejorado con los a?os y algo que eche de menos.
R. Antes sub¨ªan sin un papel, a debatir. A alguno no se le entend¨ªa, como a Fraga, y con otro te mor¨ªas de aburrimiento, pero iban a intentar cambiar opiniones, a convencer. Ahora, normalmente traen todo escrito. Las primeras legislaturas la preparaci¨®n de los diputados era m¨ªnima; ahora tienen dos carreras, m¨¢ster...
P. ?Y traen malas compa?¨ªas? ?Qui¨¦n ha montado m¨¢s jaleo en la tribuna de invitados?
R. Tuvimos una ¨¦poca mal¨ªsima de pancartas, tirarnos panfletillos, las que se desnudaron... Aquello [la irrupci¨®n de activistas de Femen en 2013] fue tremendo. Una se abraz¨® a una columna, sac¨® las piernas por fuera y le gritaba al polic¨ªa: ¡®?Si me tocas, me tiro!¡¯ [al hemiciclo]. Posada [Jes¨²s, entonces presidente del Congreso] reaccion¨® con mucha sangre fr¨ªa. Los invitan los diputados y si hac¨ªamos mucho control se quejaban del cacheo. Pero con los a?os los vemos enseguida: "ese nos la monta hoy". ?Qu¨¦ temporada nos dio Willy Toledo! Al principio ven¨ªan con las camisetas [reivindicativas] puestas, pero luego se las pon¨ªan en el ba?o [el reglamento proh¨ªbe ¡°muestras de aprobaci¨®n o desaprobaci¨®n¡±]. Todas las reivindicaciones de la calle terminan llegando aqu¨ª.
P. ?Las veces que ha recorrido la M-30 [como se conoce el pasillo que rodea el hemiciclo] dar¨ªan para una vuelta al mundo?
R. Como m¨ªnimo. En ese pasillo se han hecho grandes pactos. La actividad ah¨ª es fren¨¦tica.
P. ?Y cree que habr¨ªa que poner un rinc¨®n de pensar?
R. Pues eso nunca viene mal. Para recapacitar.
P. ?Escribir¨¢ unas memorias?
R. Nooo. Las cosas de la Casa no deben salir de la Casa.
P. Material no le falta, los ujieres probablemente sean las personas mejor informadas del pa¨ªs.
R. S¨ª. Somos invisibles: hablan como si no estuvieras y por nuestras manos pasan todos los papeles. Pero la discreci¨®n en esta casa es total. La voy a echar mucho de menos. He sido muy feliz aqu¨ª.