Hablando con los muertos

En El cine o el hombre imaginario (1956), Edgar Morin indag¨® en las ra¨ªces antropol¨®gicas del cine y descubri¨® que, de alguna manera, el cine siempre hab¨ªa estado ah¨ª, desde el origen de los tiempos. No s¨®lo porque la invenci¨®n de los Lumi¨¨re reproduc¨ªa, en sus engranajes, los principios de la percepci¨®n humana, sino porque el cinemat¨®grafo vendr¨ªa a ser la consecuencia evolutiva de algo que hab¨ªa estado en los mismos or¨ªgenes de la cultura, cuando la humanidad a¨²n intentaba articular su relaci¨®n con el mundo a trav¨¦s del pensamiento m¨¢gico. En otras palabras, el cine pod¨ªa ser un instrumento privilegiado en la comunicaci¨®n entre la humanidad y lo invisible, entre el mundo de los vivos y el de los muertos: ¡°Los muertos son ya dioses, y los dioses surgen de los muertos, es decir, de nuestro doble, es decir, de nuestra sombra, es decir, en ¨²ltima instancia, de la proyecci¨®n de la individualidad humana en una imagen que se le ha hecho exterior¡±.

El canto de la selva empieza con una conversaci¨®n entre su protagonista, un joven de la comunidad ind¨ªgena brasile?a Krah?, y la voz de su padre muerto, que le insta a celebrar el banquete funerario que permitir¨¢ cerrar la larga etapa de duelo y, as¨ª, romper definitivamente sus ataduras con el mundo de los vivos. Las llamas que aparecen sobre la superficie del agua son la elegante paradoja que utilizan los cineastas Ren¨¦e Nader Messora -aqu¨ª en su debut- y Jo?o Salaviza -en su segundo largometraje tras Montanha (2015)- para plasmar esa aparente imposibilidad de conciliar dos planos de realidad que el cine, como intuy¨® Morin, lleva en su propio ADN.

Primera pel¨ªcula hablada en el dialecto de los Krah?, El canto de la selva construye su ficci¨®n a partir de las experiencias y la memoria de sus protagonistas, un poco al modo de Entre dos aguas (2018) de Isaki Lacuesta; m¨¦todo que exige a los cineastas canalizar el esp¨ªritu de Flaherty en su capacidad de mimetizarse con el entorno a trav¨¦s de un dilatado proceso de aclimataci¨®n. Las turbulencias del pasado pol¨ªtico, el contraste entre la tribu y la ciudad y la desconfianza hacia las figuras cham¨¢nicas se infiltran de manera natural en este relato donde un joven se muestra dubitativo ante el deber sagrado que su cultura, y varios signos externos, le imponen. La pel¨ªcula descubre la universalidad en la singularidad de los Krah?.