Moner¨ªas ef¨ªmeras

En sus cr¨¦ditos finales, Mascotas 2 abandona la animaci¨®n para mostrar la que probablemente sea su primordial fuente de inspiraci¨®n: los v¨ªdeos de YouTube con gatitos, perros y otros animales dom¨¦sticos en graciosa interacci¨®n con beb¨¦s y otras presencias de la vida dom¨¦stica. Ese subg¨¦nero audiovisual encarna las ¨²ltimas reservas de lo mono en tiempos bastante inquietantes y nadie ha escapado del todo a su seductor embrujo: por lo que respecta a este cr¨ªtico, el v¨ªdeo de Instagram que han colgado una directora art¨ªstica y un cineasta espa?oles, con su gatito Pascual¨ªn pl¨¢cidamente espachurrado en una cama bajo el radio de acci¨®n de un ventilador, bien puede haber sido la mejor pel¨ªcula que ha visto este verano. O sea que intentar convertir en lenguaje animado el encanto de este modelo de piezas audiovisuales no es poco, ni desde?able desaf¨ªo.

Lo mejor de Mascotas 2 son, precisamente, los momentos que parecen ingenioso desarrollo de lo visto en esos v¨ªdeos: el entrenamiento para ser una gata perfecta que recibe una perrita mimada o el chorreo que una vaca le pega a un perro ingenuo y torp¨®n en plena visita al campo. Por lo dem¨¢s, esta secuela de una pel¨ªcula que en su d¨ªa se mostr¨® demasiado tributaria del modelo Toy Story (1995) responde a la f¨®rmula del original e intenta superar algunas insuficiencias del mismo, cayendo, de paso, en otras debilidades.

De nuevo, Chris Renaud comparte la direcci¨®n con un miembro de la escuder¨ªa Illumination que sube de categor¨ªa; en este caso, Jonathan del Val. Si en Mascotas los personajes humanos eran lo m¨¢s perezoso del conjunto, en cuanto a trazo y caracterizaci¨®n, esta secuela toma la buena decisi¨®n de aligerar su presencia e importancia narrativas. Con todo, Mascotas 2 se resiente de la extrema dispersi¨®n de su trama fragmentada en tres l¨ªneas de inter¨¦s. El ascenso de la perrita Gidget a divinidad felina proporciona un momento especialmente afortunado en el seno de una pel¨ªcula consciente de que su misi¨®n es ofrecer entretenimiento ef¨ªmero y no tanto contar una historia que el espectador est¨¦ dispuesto a recordar cuando salga de la sala.