Una pu?alada en una noche de lluvia
Cuando el poeta F¨¦lix Francisco Casanova muri¨® en 1976 a los 19 a?os ya ten¨ªa una s¨®lida obra a sus espaldas. El ¨²ltimo examen que hizo en la facultad es un ejemplo de la hondura y la luminosidad de sus creaciones
F¨¦lix Francisco Casanova era alumno de primero de Filolog¨ªa Hisp¨¢nica en universidad de La Laguna en 1975. A sus 18 a?os era el m¨¢s potente escritor canario de su tiempo. Esa ma?ana de junio se le atragant¨® el examen final de Teor¨ªa de la Literatura. El catedr¨¢tico Jos¨¦ de la Calle le dio una alternativa: ¡°Escribe sobre la g¨¦nesis del poema¡±. En letra clara, escrita como con sangre y aire, poeta y novelista ya muy premiado, joven de ojos glaucos y pelo largo, apasionado del rock y de la vida, explic¨® en unas mil palabras el sentido de su pasi¨®n. ¡°Yo quiero escribir sobre el placer de dar una pu?alada en una noche de lluvia, la locura del alcohol en la sangre y el miedo dulce que me reconforta¡±.
Su nombre es un mapa fiable para los buscadores de diamantes literariosFrancisco Javier Irazoki
El profesor De la Calle guard¨® el examen, como guard¨® otros. El 14 de enero de 1976, F¨¦lix Francisco Casanova muri¨®, por un escape de gas, en la ba?era de la casa que compart¨ªa con su hermano Jos¨¦ Bernardo y con su padre, el tambi¨¦n poeta F¨¦lix Casanova de Ayala. El eco de aquel estruendo no ha cesado, como rel¨¢mpagos en la lluvia a la que quiso apu?alar. Entre esos ecos est¨¢ aquel examen, que el profesor ha reencontrado y ha enviado al hermano del poeta y a amigos, como el escritor Fernando Aramburu. Este es, con Francisco Javier Irazoki, art¨ªfice decisivo de que, desde su muerte, este ins¨®lito escritor canario sea realidad y mito en el mundo. La editorial Demipage, de David Villanueva, ha publicado su obra completa. De su obra mayor, El don de Vorace, su paisano el poeta Rafael-Jos¨¦ D¨ªaz dej¨® dicho: ¡°Es un libro inquietante que me recuerda a Crimen, de Agust¨ªn Espinosa, a Cerveza de grano rojo, de Rafael Arozarena, a Los puercos de Circe, de Luis Alemany, a la mejor narrativa que se ha escrito en Canarias¡±. Un maestro de 18 a?os cumpliendo, ¡°apurado¡±, la tarea de un examen.
Cuando supo que F¨¦lix Francisco hab¨ªa muerto, Jos¨¦ de la Calle solo pudo escribir en la pizarra el nombre de su alumno. ¡°Fue en la clase un ruido confuso, una mezcla de grito y llanto a coro¡ Impresionante entierro de un poeta verdadero, jovenc¨ªsimo y hermos¨ªsimo. Inolvidable. Tardar¨¢ mucho en nacer si es que nace¡ Ahora esos papeles se convierten en una maravillosa gracia, en un regalo conmovedor. Un alumno singular, silencioso. Yo hab¨ªa le¨ªdo su novela El don de Vorace, sab¨ªa que por dentro de esa bella cabeza bull¨ªan ricos pensamientos y palabras, palabras sobre todo, que son mucho m¨¢s que pensamientos¡±.
Aramburu ley¨® el examen. ¡°Un poeta mayor, aunque malogrado. Y es emocionante, m¨¢s all¨¢ del valor arqueol¨®gico del documento, ver la letra de Casanova, una letra redonda y clara (?se com¨ªa las tildes!), y su pelea con las palabras por ofrecerle al profesor, en la premura del tiempo del examen, un pensamiento razonado¡ En el punto s¨¦ptimo del examen traza, por espacio de tres p¨¢ginas, sin respetar los m¨¢rgenes, su idea particular de la poes¨ªa tal como ¨¦l la conceb¨ªa en aquellos momentos. Se ve que ha experimentado una evoluci¨®n y que se siente inc¨®modo al tener que razonar sobre lo que para ¨¦l es una vivencia vital con no pocas dosis de irracionalismo. El texto es fruto de la improvisaci¨®n y es de una enorme perspicacia que me afianza en el convencimiento de que este chaval alcanz¨® a edad temprana la madurez creativa. Me recuerda a Lorca, quien tambi¨¦n gustaba de establecer v¨ªnculos entre la palabra po¨¦tica y el cante [en el caso de F¨¦lix Francisco Casanova, el rock]. ?l mismo aclara al comienzo de su exposici¨®n que se expresa desde un punto de vista muy personal. Y, como en Lorca, tambi¨¦n veo en Casanova la intuici¨®n de saber 'en absoluto lo que es un poema`¡±.?
Como en Lorca, en ¨¦l la tristeza y la alegr¨ªa eran compa?eros de juegos simult¨¢neos. En su casa era el que atra¨ªa a los amigos, con la conversaci¨®n, la risa y el rock, recuerda su hermano Jos¨¦ Bernardo, profesor de arte. ¡°Me cuesta leerlo, es como si cada cosa que escribi¨®, o que escribe a trav¨¦s de ese examen, me la estuviera dirigiendo. Ahora le¨ª su diario, y ah¨ª me felicita el cumplea?os. Siempre est¨¢ mandando mensajes. So?aba, ten¨ªa siempre una libreta para sus sue?os, todo lo que escribi¨® parece de sue?os. Esa capacidad lorquiana de hacer m¨²sica con cualquier cosa. No era un santurr¨®n de las artes; era muy divertido, y tambi¨¦n lloraba, yo le tocaba un bot¨®n del alma y ah¨ª lloraba, yo era su hermano. ?l se fue, mi padre se qued¨® hueco, sus amigos se quedaron huecos. Mi madre era la luz, se fue antes, y F¨¦lix era tambi¨¦n la luz. Aqu¨ª ven¨ªan sus amigos, tocaban con ¨¦l la arm¨®nica, la guitarra. El arte sal¨ªa de su naturaleza. Al artista se lo reparten ustedes. Al hermano s¨ª me lo qued¨¦ yo¡±.
Irazoki explica c¨®mo lleg¨® a ¨¦l. ¡°Escrib¨ªa versos y comentarios musicales para Disco Express, donde yo escrib¨ªa. Me fij¨¦ en cuatro placeres: su gracia verbal, su talento veloz, su inteligencia festiva, su hondura. Busqu¨¦ sus poemas y los difund¨ª. Nuestro entusiasmo creci¨® con la lectura de El don de Vorace, su novela escrita a los 17 a?os. Hizo saltar por los aires una supercher¨ªa que niega a los autores j¨®venes la aptitud para crear novelas importantes. Su nombre es un mapa fiable para los buscadores de diamantes literarios¡±.
En el examen reencontrado F¨¦lix Francisco escribe: ¡°No he podido ordenarlo bien por el tiempo¡±. Todo lo que escribi¨®, esa pu?alada en la lluvia, alcanz¨®, tras su muerte repentina, el valor incalculable de un grito. La semana pr¨®xima, en La Palma, la isla donde naci¨®, el poeta da nombre a una discusi¨®n sobre la literatura en el marco de un encuentro de escritores hispanoamericanos. En cierto modo, su nombre sirve ahora, tambi¨¦n, para examinar a aquellos que siguen buscando cu¨¢l es la sangre o el sue?o que dan lugar a los poemas.
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