Notable novillada de Los Ma?os en Madrid

En volandas y por la puerta grande. As¨ª debieron abandonar la plaza de Las Ventas Jos¨¦ Cabrera, Jorge Isiegas y Daniel Barbero, la terna act,ante este domingo en Madrid. Pero no fue as¨ª. Los tres se marcharon a pie y con las manos vac¨ªas. Un estrepitoso fracaso teniendo en cuenta el notable juego de la novillada de Los Ma?os.

Un a?o despu¨¦s de tomar antig¨¹edad con otro encierro de lo m¨¢s interesante, la divisa aragonesa conquist¨® definitivamente a la afici¨®n de Madrid. Casta, nobleza, movilidad, fijeza¡­ fueron solo algunas de las virtudes que desarrollaron la mayor¨ªa de los seis bonitos ejemplares que saltaron al ruedo.

Y, como reconocimiento, de salida, por su trap¨ªo y preciosa l¨¢mina, y en el arrastre, por el comportamiento demostrado durante la lidia, casi todos fueron ovacionados. Tambi¨¦n el mayoral fue obligado a saludar en el tercio al t¨¦rmino del festejo.

No todas las tardes se ve algo as¨ª. Ni tampoco a un animal como el tercero, Saltacancelas de nombre, marcado con el n¨²mero 55. Tras una vibrante salida, como la protagonizada por el resto de sus hermanos, y despu¨¦s de una dudosa pelea en el caballo -acudi¨® muy pronto, pero se fue r¨¢pido y apenas se le castig¨®-, el de Los Ma?os comenz¨® a embestir por abajo, con recorrido y clase superior. Y no par¨®. Incansable, muri¨® con la boca cerrada.

Un astado para consagrarse frente al que anduvo simplemente correcto Daniel Barbero. Aunque lig¨® diversas tandas de muletazos largos y limpios, nunca hubo emoci¨®n ni grandeza. Por si fuera poco, luego, dio un mitin con la espada. Ante el sexto, m¨¢s blando, pero igualmente noble y codicioso, no dijo nada y, de nuevo, mat¨® mal.

Si sobresaliente fue ese tercero, notable fue el que hizo segundo, llamado Cupletero. Fiel a su procedencia Santa Coloma, el utrero mostr¨® toda la dimensi¨®n de su calidad cuando se le hicieron bien las cosas, con temple y por abajo. Aunque le falt¨® un punto m¨¢s de fiereza y prontitud, tom¨® la muleta con una clase excepcional.

Irregular, sin la ambici¨®n y la pasi¨®n que la ocasi¨®n requer¨ªa, Jorge Isiegas se conform¨® con dejar algunos redondos y naturales estimables, pero sueltos. Con su segundo, m¨¢s deslucido y justo de fuerzas, dio muchos pases.

M¨¢s incierto y exigente fue el lote de Jos¨¦ Cabrera, precisamente el m¨¢s falto de oficio y confianza. Tras banderillear con m¨¢s pena que gloria, perdi¨® pasos e hizo lo que pudo, que no fue mucho.