El espejo de la familia
El octavo largometraje en solitario de Mar¨ªa Ripoll es eso que se suele llamar un buen producto. Lo que hace, lo hace bien en todos los apartados
Una comedia dram¨¢tica para los tiempos que corren y sobre los tiempos que corren. En Vivir dos veces se hermanan bien las condiciones del mercado cinematogr¨¢fico espa?ol, copado sobre todo por los t¨ªtulos que puedan aglutinar a la familia, con la consiguiente multiplicaci¨®n de entradas vendidas, y el tratamiento de cada uno de los temas, buena parte de ellos de calado y que pueden interesar a un amplio arco de edades. Quiz¨¢ con un desarrollo sin gran hondura, algo que tampoco pretende, pero en modo alguno con superficialidad. El octavo largometraje en solitario de Mar¨ªa Ripoll, a los que habr¨ªa que a?adir dos codirecciones, es eso que se suele llamar un buen producto. Lo que hace, lo hace bien en todos los apartados, tanto en los t¨¦cnicos como en los art¨ªsticos.
VIVIR DOS VECES
Direcci¨®n: Mar¨ªa Ripoll.
Int¨¦rpretes: ?scar Mart¨ªnez, Inma Cuesta, Nacho L¨®pez, Mafalda Carbonell.
G¨¦nero: comedia dram¨¢tica. Espa?a, 2019.
Duraci¨®n: 97 minutos.
El guion en solitario de la novel Mar¨ªa M¨ªnguez acude a un cl¨¢sico de las historias sobre el recuerdo: la p¨¦rdida de la memoria, en este caso la de un profesor universitario de Matem¨¢ticas con los primeros s¨ªntomas de alzh¨¦imer, asociada a la necesidad de recuperar y perpetuar un momento de nuestras vidas antes de que se desvanezca para siempre. M¨ªnguez tampoco inventa nada en la estructura general de su narraci¨®n ni en las peculiaridades habituales de las road movies, y esta lo es. Pero hay abundancia de temas, y eso es muy bueno, alrededor de la representaci¨®n de la familia que acompa?a al viejo profesor en su b¨²squeda de un antiguo amor: la influencia de las redes sociales en nuestras existencias; la tonter¨ªa contempor¨¢nea de cierta autoayuda facilona e insustancial, que puede llegar a servir a personas con las mismas caracter¨ªsticas, representada en el yerno con ¨ªnfulas de coach; la dicotom¨ªa entre el viejo y el nuevo mundo; el muy extendido enfurru?amiento preadolescente; el aburrimiento de la pareja que lleva a una relaci¨®n basada en la fuerza de la costumbre, y la familia como motor para la estabilidad emocional.
Nada nuevo (quiz¨¢ salvo el estupendo tratamiento de la discapacidad f¨ªsica de la cr¨ªa), pero que tampoco chirr¨ªa por ning¨²n lado, y con una buena graduaci¨®n de la gracia y del drama, excepto en alg¨²n instante de comedia estramb¨®tica que no acaba de lograrse. Y Ripoll, muy por encima de la mayor¨ªa de directores de cine popular de encargo en cuanto a puesta en escena, gusto por el encuadre y montaje narrativo, vuelve a demostrar que cuando tiene un material adecuado (Lluvia en los zapatos, Tu vida en 65¡¯, Rastros de s¨¢ndalo) sabe otorgarle una elegancia especial con recursos (tampoco nuevos pero) eficaces: el plano con el personaje en el extremo inferior izquierdo del encuadre para mostrar el extrav¨ªo interior; el gran angular desestabilizador; lentos y sutiles travellings hacia el rostro en instantes de emoci¨®n.
El resto lo aporta el reducido grupo interpretativo: el siempre perfecto ?scar Mart¨ªnez, la tan dotada para el drama como para la comedia Inma Cuesta, el buen descubrimiento de Mafalda Carbonell, y la algo tard¨ªa confirmaci¨®n de Nacho L¨®pez, uno de los miembros de la generaci¨®n Al salir de clase a los que m¨¢s le ha costado encontrar un papel de cierto peso en cine. Vivir dos veces va a lo suyo, y cumple. La familia, siempre la familia, a uno y otro lado de la pantalla.
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