M¨¢s de lo mismo

Debido al abusivo metraje de las grandes producciones del Hollywood actual, para mis rancios gustos casi siempre tediosas aunque el ruido incesante inunde cada secuencia, habitadas invariablemente por superh¨¦roes, guerreros gal¨¢cticos, ciencia ficci¨®n en todas sus variantes, terror sanguinolento y dibujos animados (lo de cine de animaci¨®n siempre me ha sonado muy raro), es inevitable que desconecte frecuentemente y sin el menor sentido de culpa de lo que veo y escucho en la pantalla. Y pienso en mis cosas. Por ejemplo, en la sensaci¨®n de que el cine que me enamor¨®, o que al menos me entreten¨ªa gratamente, est¨¢ en trance de desaparecer.

Antes, mi memoria hac¨ªa listas al final del a?o de las 10 o 15 pel¨ªculas que m¨¢s me hab¨ªan gustado. Ahora, me exige un gran esfuerzo encontrar dos o tres que permanezcan en mi recuerdo. En los dos ¨²ltimos a?os mi retina y mis sentimientos albergan verdadero agradecimiento hacia Cold War, Roma, Los hermanos Sisters, La forma del agua y poco m¨¢s. A excepci¨®n de El irland¨¦s, dirigida por Scorsese y producida por Netflix (o sea, que existe la posibilidad de que no se estrene en las salas de cine) y de lo ¨²ltimo que ha rodado Woody Allen, no espero con ilusi¨®n nada del cine estadounidense, el que m¨¢s he amado durante toda mi vida.

Me asaltan estos tristes pensamientos, o jeremiadas simplemente, durante las tres innecesarias horas que dura It: cap¨ªtulo 2. Sospecho que la esperan con impaciencia los m¨²ltiples espectadores que se sintieron fascinados y perturbados con el primer cap¨ªtulo, con aquel payaso salvaje y monstruoso que habitaba en las alcantarillas de Derry y se cebaba con la yugular de los ni?os. Si disfrutaron y sintieron escalofr¨ªos con aquella acumulaci¨®n de sustos y toneladas de sangre, su continuaci¨®n, rodada en plan lujoso y con int¨¦rpretes distinguidos, colmar¨¢ todas sus expectativas. No es mi caso, aunque me aburro un poquito menos que con la anterior.

Hay una secuencia protagonizada por Stephen King, el padre literario del payaso Pennywise. He pasado mucho miedo en el pasado con algunas de las criaturas y situaciones que invent¨® su prodigiosa imaginaci¨®n. Pero hubo un momento en el que su m¨¢s que prol¨ªfica obra me agot¨®. Lo dej¨¦ en It y no retorn¨¦ a su obsesivo universo hasta que public¨® hace seis o siete a?os la esplendida Doctor Sue?o. Sin embargo, esas perdurables sensaciones no me asaltan en la mayor¨ªa de las adaptaciones cinematogr¨¢ficas de su obra.

En la continuaci¨®n de It aquellos ni?os que vivieron el infierno se han convertido en cuarentones. Llevan su vida como pueden y comprensiblemente todos siguen traumatizados con el horror que padecieron en su infancia. Y como la primera pel¨ªcula dio un past¨®n, los productores, los guionistas y el director han decidido que el diablo tiene que resucitar para seguir engordando la antigua taquilla. Entre un mont¨®n de flashbacks rememorando el espanto que sufrieron en la infancia y el reencuentro de los ya adultos y antiguos perdedores con su eterna obsesi¨®n ya tienen suficiente material para lograr otro exitazo. Y la c¨¢mara no para de moverse y de retorcerse, la m¨²sica no descansa nunca, los golpes de efecto tampoco. Y yo en plan iceberg. No tengo remedio.