Pensar en cuento
Brillante indagaci¨®n en los sue?os y dobleces de las relaciones sociales y familiares, ¡®Un coraz¨®n demasiado grande¡¯ revela a Eider Rodr¨ªguez como una maestra del relato
En alg¨²n momento que ha pasado inadvertido para buena parte de los lectores de nuestro pa¨ªs, Eider Rodr¨ªguez (Renter¨ªa, 1977) ha dejado de ser una excelente autora de relatos asociada al impreciso adjetivo ¡°pol¨ªtica¡± y se ha convertido en una verdadera maestra, a secas. Autora de cuatro libros de relatos ¡ªY poco despu¨¦s ahora (2004), Carne (2007), Un mont¨®n de gatos (2010) y Un coraz¨®n demasiado grande (2017); cito las fechas de las ediciones en euskera¡ª, parece que la editorial, tanto por la promoci¨®n como por la tarjeta que acompa?a Un coraz¨®n demasiado grande, es muy consciente de esa importancia y se ha tomado en serio su obligaci¨®n de hac¨¦rnoslo saber.
En esta tarjeta la autora presenta sus relatos como un cerco a la ¡°clase media¡±, sus sue?os y dobleces. Pero, sin dejar de ser verdadera, esta demarcaci¨®n empeque?ece el alcance de la propia literatura de Eider Rodr¨ªguez. No es el propio concepto de clase media lo que aqu¨ª se pone en juego, sino algo m¨¢s universal que tiene como principal diana la idea de normalidad; y como da?os colaterales, todas las cualidades que suelen acompa?ar a una idea fuerte de ¡°sujeto¡±. En primer lugar, la permeabilidad del espacio en el que las personas se convierten en jueces de sus propias acciones (donde nace lo que la filosof¨ªa llama ¡°¨¦tica¡±); en segundo lugar, la dependencia de este espacio con la mirada ajena, la construcci¨®n a trav¨¦s del otro, visto a veces como una figura de poder (una madre que tiende a la frialdad, por ejemplo) o como un inesperado compa?ero (ese vecino cuyo gato decidiremos cruzar con nuestra gata). En la frontera con el otro, temido y magnificado, se tejen las normas sobre el comportamiento (lo que la filosof¨ªa llama ¡°moral¡±). Y en la porosidad de estos dos conceptos filos¨®ficos que nos hemos acostumbrado a considerar separados, es decir, en la imposibilidad de un comportamiento libre, autosuficiente, e incluso satisfactorio, se tejen las historias de Eider Rodr¨ªguez: sus personajes temen desaparecer en algo superior a ellos, pero tambi¨¦n aborrecen (y creo que esto es lo principal) continuar siendo ellos mismos.
Pido disculpas si me paso de abstracto al comentar unas ficciones donde cada detalle es trabajado con exactitud: a veces un olor molesto, una manera de expresarse, un giro antip¨¢tico o la oportunidad de comprarle un dulce a tu madre en la panader¨ªa donde ella misma te lo compr¨® en tu infancia, venganza y homenaje al mismo tiempo. Las ¡°aventuras¡± de estos personajes son siempre concretas: una mujer debe cuidar de su exmarido enfermo, con quien rompi¨® hace 20 a?os; una mujer y su hija asisten al solitario cumplea?os de una ni?a que ha sobrevivido a un incendio. Incluso lo m¨¢s dif¨ªcil de encarnar se vuelve n¨ªtido en estos relatos: un mioma uterino guardado en un bote, una muela podrida conservada entre papel higi¨¦nico. Es decir, personificaciones desechadas, parodias de nosotros mismos, piezas rotas que nos han conformado hasta hace un minuto.
Conviene recalcar que los personajes de Eider Rodr¨ªguez viven en la violencia del contacto, en la dial¨¦ctica entre su autonom¨ªa y su dependencia, su hambre de reconocimiento. Por eso estas historias se llenan de plantas a las que no se riega cuando toca, animales que exigen cuidados que no siempre sabemos dispensarles. Compromisos, en un sentido amplio del t¨¦rmino: pactos no siempre buscados. Porque importa, ante todo, descubrir en el otro ¡°c¨®mo vamos convirti¨¦ndonos en lo que somos¡±. Y el lector asiste a una gozosa terapia interminable: uno no lee buena literatura para reconocerse en los personajes, sino para dejar de reconocerse en s¨ª mismo.
Esta edici¨®n de Un coraz¨®n demasiado grande incluye, adem¨¢s de su ¨²ltimo libro completo (por el que ha obtenido el Premio Euskadi de Literatura), una selecci¨®n de toda su obra. Se comprende la voluntad editorial de mostrar de cuerpo entero, y en castellano, a una escritora menos conocida de lo que merece, y en este sentido se ha acertado tanto en la selecci¨®n como en el orden de ¨¦sta. Comienza con los m¨¢s recientes e intercala relatos salteados de sus anteriores publicaciones en una suerte de estructura que ampl¨ªa las claves de su po¨¦tica: la insistencia en los d¨²os protagonistas, sobre todo de madre e hija; las ¡°coordenadas geogr¨¢ficas¡± de un terreno fronterizo entre Gipuzkoa y el Pa¨ªs Vasco franc¨¦s donde las historias (tambi¨¦n la memoria pol¨ªtica) se viven como un impreciso juego de identidades; los fogonazos de humor. No obstante, esta decisi¨®n evidencia en qu¨¦ momento Eider Rodr¨ªguez ha pasado de ser una narradora brillante y flexible a la grand¨ªsima escritora que ahora es. El humor se ha afinado hasta convertirse en una especie de microcaricatura, m¨¢s eficaz cuanto menos perceptible. La carga pol¨ªtica se ha difuminado a la vez que la identidad de los personajes. Si en Y poco despu¨¦s ahora y Carne a¨²n es posible distinguir los l¨ªmites de un personaje, su parodia e incluso un hast¨ªo monocorde respecto a su vida, desde Un mont¨®n de gatos hasta su ¨²ltimo libro los personajes acent¨²an su misterio, su imprevisibilidad: son fr¨ªos a ratos, autocomplacientes, levemente disparatados y con una punzante lucha moral¡ Rodr¨ªguez capta el gesto en que se pierden, casi voluntariamente. Cuestiona sus l¨ªmites y tambi¨¦n su libertad. Y los abandona en el momento preciso, en unos finales que son algo m¨¢s que perfectos. Porque no es solo una cuesti¨®n t¨¦cnica. Es que Eider Rodr¨ªguez devuelve al formato su pertinencia como g¨¦nero de la revelaci¨®n moral, piensa en ¡°cuento¡±.
Un coraz¨®n demasiado grande. Eider Rodr¨ªguez. Literatura Random House, 2019. 288 p¨¢ginas. 19,90 euros.
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