Montalvo frustra el regreso de Ure?a
Castella corta dos exageradas orejas al ¨²nico buen toro de un descastad¨ªsimo encierro
Al terminar el pase¨ªllo, los tendidos de la plaza de toros de Albacete estallaron en una clamorosa ovaci¨®n. Y por uno de los burladeros, vestido con un precioso terno grana y oro, apareci¨® emocionado el torero al que iban dirigidos los aplausos: Paco Ure?a.
Un a?o -y tres d¨ªas- despu¨¦s del grav¨ªsimo percance que le hizo perder su ojo izquierdo, Ure?a volvi¨® a Albacete. Y lo hizo sin suerte. Tras la suspensi¨®n de la primera de las dos tardes en las que estaba anunciado, la lluvia, inoportuna como nunca, volvi¨® a hacer acto de presencia.
MONTALVO / CASTELLA, URE?A, AGUADO
Toros de Montalvo (el 1? como sobrero), bien presentados (salvo el feo, escurrido y terciado 5?), nobles, blandos y muy descastados. Destac¨® por su calidad el 4?.
Sebasti¨¢n Castella: estocada trasera y ca¨ªda (saludos); estocada trasera perdiendo la muleta _aviso_ (dos orejas).
Paco Ure?a: pinchazo y media estocada desprendida y atravesada (saludos); pinchazo, media perpendicular, muy atravesada y siete descabellos (palmas).
Pablo Aguado: dos pinchazos y media estocada _aviso_ (silencio); estocada ligeramente trasera y atravesada perdiendo la muleta y un descabello (silencio).
Plaza de toros de Albacete. Martes, 17 de septiembre. D¨¦cima y ¨²ltima de feria. M¨¢s de tres cuartos de entrada.
El sol, que hab¨ªa brillado de forma ininterrumpida durante todo el d¨ªa, desapareci¨® en cuesti¨®n de minutos y dio paso a unos oscuros nubarrones, acompa?ados de amenazantes rel¨¢mpagos. Mucho peor y m¨¢s determinante fue, sin embargo, el p¨¦simo juego de la corrida de Montalvo, descastad¨ªsima.
Ganando terreno, meciendo los brazos y bajando las manos en alguno de los lances, el saludo a la ver¨®nica de Paco Ure?a al segundo fue de lo m¨¢s esperanzador. Tambi¨¦n las dos primeras tandas de la faena, que brind¨® al equipo m¨¦dico de la plaza. Bien colocado, ech¨® los vuelos de la muleta al hocico de su oponente y tir¨® de ¨¦l con temple, hasta el final. Y ah¨ª se acab¨® el toro, tan noble como justo de fondo.
Menos a¨²n pudo hacer el de Lorca frente al feo, alto y escurrido quinto, que se raj¨® a las primeras de cambio y embisti¨® distra¨ªdo y con la cara alta.
Hab¨ªa tambi¨¦n expectaci¨®n por ver la presentaci¨®n como matador de toros de Pablo Aguado, la gran revelaci¨®n de la temporada. Pero el sevillano, que tampoco tuvo suerte en el sorteo, no pas¨® de conformista y camin¨® de puntillas.
Un manojo de estimables ver¨®nicas y un pu?ado de muletazos de cierto gusto ejecutados a media altura fueron lo ¨²nico rese?able de su actuaci¨®n. Su primero tuvo calidad, pero la fuerza y la transmisi¨®n bajo m¨ªnimos, mientras que el sexto, que pele¨® en varas, se defendi¨® lanzando cabezazos.
Y aunque todas las esperanzas e ilusiones estaban puestas en Ure?a y Aguado, al final, la diosa Fortuna -y el presidente- quiso que el triunfador de la ¨²ltima de feria no fuera otro que el telonero, Sebasti¨¢n Castella.
A ¨¦l correspondi¨® el ¨²nico buen toro del encierro, el cuarto, un ejemplar que, adem¨¢s de una extraordinaria clase y nobleza, tuvo algo m¨¢s de movilidad. Tras unas pinceladas de despaciosidad y hondura al comienzo del trasteo, el franc¨¦s se dej¨® llevar por su concepto mec¨¢nico y lineal y anduvo por debajo de la calidad de su oponente. No import¨®, le dieron las dos orejas.
Babelia
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