La novela no est¨¢ muerta
Jon McGregor huye del tradicional relato realista de la vida rural en una historia que narra con audacia el discurrir de un pueblo durante 13 a?os tras la desaparici¨®n de una ni?a
En este comienzo de siglo se vuelve a cuestionar el futuro de la novela. Lo cierto es que, con unas cuantas excepciones, la novela se viene moviendo entre un realismo poco innovador y una autoficci¨®n que, con harta frecuencia, es la salida f¨¢cil a la falta de invenci¨®n de los creadores. Pero la invenci¨®n es siempre la invenci¨®n, es decir, el yunque donde se martilla una aut¨¦ntica obra de ficci¨®n, la propia del verdadero novelista, del creador de mundos, del ¡°ingeniero de almas¡± que dec¨ªa Gorki. El embalse 13 pertenece a esta ¨²ltima categor¨ªa.
La estructura es simple y compleja a la vez. Comienza con la desaparici¨®n inexplicable de una ni?a de 13 a?os que ha venido a un pueblo ingl¨¦s con su familia para pasar las Navidades. El relato se divide en 13 cap¨ªtulos, cada uno de los cuales comienza con la frase: ¡°A medianoche, cuando lleg¨® el A?o Nuevo¡¡±. Cada uno de los cap¨ªtulos se corresponde con un a?o, de manera que el relato transcurre a lo largo de 13 a?os; 13 a?os en los cuales se va difuminando la imagen de la ni?a desaparecida que, sin embargo, no termina de borrarse de las mentes de los habitantes del pueblo y que act¨²a como leitmotiv. Esto en cuanto a la estructura simple.
La estructura compleja es el verdadero aliciente de la novela. En cada cap¨ªtulo se relata la vida del pueblo y de la naturaleza que lo rodea. Se cuentan detalles nimios, momentos significativos en la vida cotidiana de los personajes, escenas con carga dram¨¢tica¡, pero todo ello con el tono natural de la vida de un pueblo en el que s¨®lo se suceden acontecimientos propios de una vida peque?a a lo largo de 13 a?os consecutivos. La escritura funciona a distintas velocidades, una es enumerativa o informativa, propia del runr¨²n del lugar; otra es m¨¢s lenta, cuando se detiene menos brevemente en los distintos personajes, su evoluci¨®n y sus relaciones; otra es r¨¢pida de nuevo, cuando utiliza los elementos de la naturaleza animal o vegetal que ayudan a encuadrar las estaciones (el ciclo vital, la vida de los tejones, los zorros, las aves, las plantas, las flores, los ¨¢rboles y otros elementos de la naturaleza). Y as¨ª este relato maravilloso se convierte en otro modo de tratar el realismo; es un relato que no cansa por m¨¢s que en su transcurso natural parezca ser obligadamente repetitivo (avanza a?o a a?o) a causa de las debidas diferencias que establece el curso de la vida. Individualiza a todos los personajes (el lector ha de familiarizarse con ellos, pues son muchos, para poder seguirlos), los entrevera, y de este modo nos encontramos leyendo el completo fluir de la vida animal, vegetal, estacional y emocional del pueblo. Es el milagro literario que consigue el autor, sin que el inter¨¦s ni la atenci¨®n decaigan un solo instante. Es la creaci¨®n de un verdadero pathos.
La audacia de Jon McGregor es la que le lleva a contar la existencia de un pueblo y su naturaleza viva e interrelacionada con ¨¦l de un modo radicalmente distinto al que nos tiene acostumbrado el tradicional relato realista de la vida rural; este s¨ª que es un realismo innovador. Adem¨¢s, este pueblo es actual, es decir, incorporado a la vida real, a la mentalidad de nuestro tiempo con sus avances tecnol¨®gicos, no al t¨®pico y rudo pensamiento ancestral; y al tiempo mantiene formas caracter¨ªsticas de la vida del campo.
No, la novela no est¨¢ muerta (como tanto gusta decir a cr¨ªticos y escritores animados por la necesidad de un titular de los media), ni lo estar¨¢ mientras sigan existiendo obras como El embalse 13 y autores tan luminosos y arriesgados como Jon McGregor, nacido en Bermudas en 1976.
El embalse 13. Jon McGregor. Traducci¨®n de Concha Carde?oso. Libros del Asteroide, 2019. 320 p¨¢ginas. 20,95 euros.
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