Imprime la leyenda
El libro de Arturo P¨¦rez-Reverte sobre el Cid puede parecer anacr¨®nico, escrito como si no hubiera existido el siglo XX, pero no importa: narrativamente es apasionante
Hay libros que te imponen un marco y un autor que te posiciona de antemano. Houellebecq, por ejemplo, es uno de ellos. Otro es Arturo P¨¦rez-Reverte. El franc¨¦s te puede hartar con su rutina provocadora, pero es letal al incomodarte con esa respuesta que dar¨ªas si nadie supiera que es tuya. No duda de su mezquindad y cobard¨ªa ni de la tuya. Es fiable a su manera. P¨¦rez-Reverte lo es a la suya. Si duda de algo, sale dudado de casa. Sus libros son un marco claro y determinado de lo que cree, de lo que sabe y de lo que dice. No concebimos la posibilidad de verle dudar en sus personajes y tramas, encontrar otra verdad a la ya sabida. Por eso uno, a veces, fantasea con entrar en su escritorio y desordenarle los papeles. A ver qu¨¦ pasaba.
El marco previo impide a muchos ver que, en lo suyo, P¨¦rez-Reverte es condenadamente bueno. Leyendo su ¨²ltima novela, en m¨¢s de un tercio de sus trescientas y pico p¨¢ginas no te puedes creer c¨®mo hace lo que hace. Sidi narra desde lo legendario los primeros meses del destierro ¡ªa causa de la jura de Santa Gadea¡ª de Ruy de Vivar, el Cid. Este se nos aparece como un infant¨®n castellano guiando a unos fieles y buscando quien le pague para poder mantener a sus huestes. Es la pen¨ªnsula Ib¨¦rica del siglo XI, reinos cristianos y musulmanes enfrentados unos contra otros, sin importar la religi¨®n sino las cuitas fratricidas, alianzas traicionadas, tributos impagados. Vida de frontera. Vida de mercenario en una Espa?a que empieza a construirse moviendo lindes a arreones, pero que a¨²n no existe. Gente no muy distinta entre s¨ª viviendo en el mismo sitio y mat¨¢ndose bajo el mismo sol.
Estructurado el libro en cuatro partes, una de las apuestas ganadoras, en especial en la primera de estas partes ¡ª¡®La cabalgada¡¯: prodigiosa¡ª, es la de ser un w¨¦stern fronterizo lleno de clasicismo fordiano, donde todos los personajes saben su papel y lo representan en trazo claro pero no plano. La historia ya ha desmentido en algunos aspectos el M¨ªo Cid tradicionalista, pero P¨¦rez-Reverte decide hacer acudir otra vez a Ford ¡ª¡°Esto es el Oeste: imprime la leyenda¡±¡ª. Y as¨ª los h¨¦roes se comportan conforme a su destino legendario. No hay cobardes, ni locos, ni traidores, ni tampoco enfermos en un entorno ultraviolento que es proclive a dar a luz a todos ellos.
El libro parece escribirse como si no hubiera existido medio siglo XX, pero para nada protestamos. Aceptamos sin comparar que Meridiano de sangre sea Apocalypse Now, y Sidi, La legi¨®n invencible. No hay problema: otra frontera, otra mirada y punto. Y en Sidi, el propio Cid se puede mostrar ambicioso, astuto, tramposo o cruel, pero no nos importa narrativamente por c¨®mo lo ha construido el escritor. La violencia, si la administra un l¨ªder previsible, duro y solidario, es aceptada como justa. En un momento se dice de alguien que es buena persona. Mejor que eso se contesta: es un guerrero. La guerra como una actividad leal y justa si la ejercen caballeros. La guerra como orden divino: Dios decide qui¨¦n muere y qui¨¦n no. La camarader¨ªa, el honor, la lealtad como eje vertebrador de una vida, de todo el universo.
?Por qu¨¦ no salimos de ese marco si no creemos en ¨¦l? Porque el libro no te deja. Esa suerte de lenguaje literario, anacr¨®nico pero directo, rico, r¨¢pido, que a las primeras de cambio te convence de que esa historia no hay manera de explicarla con otras palabras. Los di¨¢logos, las escenas de acci¨®n, los combates, los detalles, las heridas, los caballos, los golpes, los olores, las luces cambiantes, la rigurosidad hist¨®rica, la convenci¨®n al lado de la certeza de que esas palabras valen m¨¢s que mil im¨¢genes. El aliento largo, p¨¢ginas y p¨¢ginas, tensionado, limpio, brillante, apasionado y apasionante. Todo eso, tan complicado de llevar a cabo, tan extra?o, tan fuera de tiempo y lugar, P¨¦rez-Reverte lo hace de tal modo que el resto de escritores en similares escenas y apuestas parece que sean tipos perezosos haciendo garabatos. Y es cierto que lejos del campo de batalla, alejada la trama de las monturas, el libro se mueve en lugares predecibles (y ah¨ª entrar¨ªamos a desordenar los papeles del escritorio, etc¨¦tera), pero est¨¢ sobradamente compensado con todo lo que nos ha dado. Hasta deja de importar que el villano sea, signo de los tiempos, no el Al¨ª Khan de turno, sino el arrogante y soberbio conde de Barcelona, villano m¨¢s clasista que nacional, le¨ªdo aqu¨ª y ahora, en un pa¨ªs que quiz¨¢ tambi¨¦n ande reformulando a arreones sus fronteras.
Sidi. Arturo P¨¦rez-Reverte. Alfaguara, 2019. 376 p¨¢ginas. 20,90 euros.
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