La tragedia plane¨® sobre el final de la feria del Pilar de Zaragoza
Mariano de la Vi?a, herido de extrema gravedad, y Perera, internados en un centro sanitario
La espeluznante y grav¨ªsima cornada sufrida por el banderillero Mariano de la Vi?a, que entr¨® en la enfermer¨ªa con parada cardiaca, a punto estuvo de te?ir de luto el final de una feria del Pilar de masiva asistencia de p¨²blico, informa Paco Aguado.
En una corrida hasta entonces deslucida por el mal juego de los toros de Montalvo, y cuando todo parec¨ªa indicar que el abono taurino acabar¨ªa sin gloria pero sin sobresaltos, Enrique Ponce mand¨® a su banderillero Mariano de la Vi?a parar al cuarto de la tarde, que tras su salida al ruedo se hab¨ªa emplazado sin llegar a tablas.
El subalterno logr¨® darle el primer capotazo, pero no el segundo, pues el de Montalvo, apretando hacia chiqueros se cruz¨® con el torero y le prendi¨® secamente por el pecho al tiempo que lo lanzaba contra la arena.
MONTALVO/PONCE, EL JULI, PERERA
Toros de Montalvo, el sexto como sobrero, que conformaron un encierro desigual de hechuras y vol¨²menes, pero de mal juego en general por su falta de casta y de fondo, cuando no de fuerzas.
Enrique Ponce: pinchazo bajo, pinchazo y estocada trasera desprendida y 12 descabellos (silencio tras aviso); media estocada atravesada (silencio); y tres pinchazos, media trasera y descabello (ovaci¨®n), en el que mat¨® por Perera.
El Juli: estocada trasera (silencio); media estocada atravesada (silencio).
Miguel ?ngel Perera: estocada (ovaci¨®n), en el ¨²nico que mat¨®.
Plaza de Zaragoza. 13 de octubre. Noveno y ¨²ltimo festejo de la feria del Pilar. Lleno.
Y a partir de ah¨ª, con creciente sa?a, comenz¨® a zarandearlo con secos hachazos, hasta que, ya cerca de las tablas del tendido uno, en el mismo lugar donde Juan Jos¨¦ Padilla fue corneado en la cara, le meti¨® el pit¨®n claramente en el tri¨¢ngulo de scarpa.
Cuando cay¨® al suelo y pudieron, por fin, hacerle el quite, sus compa?eros lo levantaron, desmadejado por completo, en unos momentos angustiosos que bastaron para que De la Vi?a dejara un amplio reguero de sangre sobre la arena, como s¨ªntoma de la tremenda gravedad del percance. Una mancha tan alarmante que el propio matador Miguel ?ngel Perera se encarg¨® de tapar con el rastrillo de un arenero cuando a¨²n el toro merodeaba por la zona.
Seg¨²n las noticias que iban llegando, mientras segu¨ªa desarroll¨¢ndose la lidia, el banderillero entr¨® con parada cardiaca a la enfermer¨ªa, donde tuvo que ser reanimado hasta en tres ocasiones, mientras llegaban bolsas de sangre suficientes para compensar una fort¨ªsima hemorragia y poder estabilizar el riego antes de la definitiva intervenci¨®n a manos del doctor Val Carreres, considerado el "santo" de los toreros.
Posteriormente, Mariano de la Vi?a ha sido trasladado en ambulancia a la cl¨ªnica Quir¨®n para ser intervenido definitivamente tras ser estabilizado en la enfermer¨ªa de la plaza. Al parecer, el herido ha sido sometido a una intervenci¨®n vascular de urgencia para mantener el riego, al tiempo que se le ha intervenido de otra segunda cornada en la espalda.
Pero De la Vi?a no fue el ¨²nico herido del negro cierre de estos "pilares", pues el propio Perera result¨® desarmado durante el tercio de varas del sexto toro que, al hacerle hilo, le acab¨® propinando un puntazo en la parte trasera del muslo derecho, y tambi¨¦n fue trasladado al mismo centro hospitalario.
M¨¢s all¨¢ de los percances, el resto de la corrida no tuvo demasiada historia, marcado todo por el descastado juego de los toros de Montalvo, que llevaron la decepci¨®n a los abarrotados tendidos zaragozanos.
Enrique Ponce pas¨® sin ajuste al primero, despach¨® pronto al cuarto, visiblemete afectado por el percance de su banderillero, e, hizo el esfuerzo de quitarse y ponerse con el sexto, despu¨¦s de que, tras la cornada de Perera, se creara cierta sicosis en la plaza.
El Juli manej¨® las telas con m¨¢s suavidad ante el quinto que con el segundo, lo que aquel, tambi¨¦n sin raza, le agradeci¨® regal¨¢ndole alguna d¨®cil pero sosa embestida. Y Perera, por su parte, puso tes¨®n con el tercero hasta lograr arrancarle, casi a rega?adientes, algunos largos naturales como ¨²nico premio.
Babelia
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