Wilco: Portentoso y liberador Tweedy

Parece Jeff Tweedy con Wilco empe?ado en extraerle a la tristeza hasta la ¨²ltima gota de belleza, una belleza de poderosa de americana casi siempre delicadamente rock, un alt country, o art rock, que aqu¨ª, en su disco n¨²mero 11, suena equilibradamente desnudo, conciso y portentosamente liberador. Se abre, Ode to Joy, con un percusivo corte, Bright Leaves, queno solo es un intento de alg¨²n tipo de redenci¨®n sino una manera de adentrarse en el universo de un ¨¢lbum en el que cada canci¨®n se construye, en todas direcciones, desde un centro marcado por, s¨ª, alg¨²n tipo de mantra (la suplicante Before Us explora la ¨¦pica de aquel que lo ha perdido todo), que a veces son amenazantes sacudidas (Quiet Amplifier se abre a una digresi¨®n muy Being There, lejano pero esencial segundo ¨¢lbum de la banda, y es, para Tweedy, el m¨¢s ¡°perfecto¡± experimento del ¨¢lbum) y a veces explota en solos reconfortantemente musculosos (previo palmeo) como el que sit¨²a en el coraz¨®n de, por ejemplo, la perfecta pieza de c¨¢mara Hold Me Anyway o intenta grabarte a fuego en una juguetona,?Citizens.?

Artista: Wilco

Disco: Ode to Joy

Sello: dBpm

Calificaci¨®n: 9 sobre 10.

Como en un western apocal¨ªptico, el sonido se vicia y se condensa hasta estallar en el di¨¢logo jam de We Were Lucky, el corte que da paso al luminoso (y ya nuevo cl¨¢sico de la banda) Love Is Everywhere (Beware), con un saturado y preciosista riff tan altamente disfrutable como el pop excelentemente dibujado de Everyone Hides. Se dir¨ªa que los de Chicago caminan siempre por tierra firme y que exploran, t¨ªmidamente, a cada nueva entrega, los l¨ªmites de un sonido ¨C un marcad¨ªsimo estilo, cada vez menos progresivo ¨C al que van incorporando cada nuevo hallazgo como si de un peque?o tesoro se tratase. Aqu¨ª, lo incorporado, lo explorado, es la percusi¨®n, en todas sus variantes, y el resultado es, dec¨ªamos, un ¨¢lbum, en cierto sentido, m¨¢ntrico, contundente, ¨¢rido, en el que la voz, aterciopeladamente rota de Tweedy, juega a expandir hacia una fragilidad, por momentos mantenida y a ratos derribada por los numerosos elementos de que se nutre cada canci¨®n, contenedores, todas ellas, de ideas ¨C pianos encontr¨¢ndose, coros alz¨¢ndose ¨C brillantes. Tweedy dice estar especialmente orgulloso de este disco, y no le falta raz¨®n.

Un ¨¢lbum, aseguran, protesta, pero de una protesta ¨ªntima, como todo lo que, se dir¨ªa, firma el de Chicago, y uno, en este caso, que crece a cada escucha pero que se sit¨²a, desde la primera, cercano a la cima m¨¢s alta alcanzada por la banda hasta la fecha.