¡®A Chorus Line¡¯: un ¡®broadway¡¯ genuino para M¨¢laga
Antonio Banderas inaugura su teatro con un musical de factura impecable
Factura impecable y danza vibrante. Son las dos principales cualidades del espect¨¢culo que Antonio Banderas ha puesto en pie para inaugurar el nuevo Teatro Soho Caixabank, el proyecto que el actor ha impulsado en M¨¢laga, su ciudad natal. Una r¨¦plica exacta de la producci¨®n original de uno de los hitos de la historia del musical anglosaj¨®n, A Chorus Line, que ¨¦l mismo ha dirigido con el asesoramiento de Baayork Lee, bailarina que particip¨® en su creaci¨®n en 1975, como asistente de Michael Bennett. Banderas hab¨ªa prometido un broadway genuino y eso es lo que ofrece en esencia: brilla en los bailes de conjunto aunque no tanto en las escenas habladas, que a veces resultan titubeantes en contraste con el br¨ªo que alcanzan los n¨²meros musicales.
El estreno oficial est¨¢ fijado para el viernes, pero ya desde la semana pasada hay funciones previas de calentamiento. En la de anoche se notaba ese contraste en el patio de butacas. En cuanto arranc¨® el primer n¨²mero grupal bailado, con 26 int¨¦rpretes en escena perfectamente coordinados, el p¨²blico estall¨® en aplausos. Y as¨ª durante toda la funci¨®n.
Se puede achacar esto a que los int¨¦rpretes son en general mejores bailarines y cantantes que actores. Pero no es solo eso. Tambi¨¦n tiene que ver que el libreto ha envejecido peor que la parte musical y las coreograf¨ªas. Recordemos el argumento original: asistimos a las audiciones para coristas de un supuesto musical de Broadway a mediados de los setenta y el director pide a los aspirantes que le cuenten sus vidas para conocerlos mejor. Todas son historias de superaci¨®n personal que en el contexto actual resultan un tanto trilladas. La chica de pueblo que viaja a Nueva York para triunfar en el mundo del espect¨¢culo, la joven acomplejada por su f¨ªsico, el ni?o tachado de mariquita porque le gusta bailar...
En cambio, la parte musical sigue funcionando como un artefacto perfecto. Y las coreograf¨ªas de grupo, alternadas con las individuales, muestran de maravilla el conflicto principal de los coristas: c¨®mo deben renunciar a su individualidad para que el conjunto funcione como un ¨²nico cuerpo de baile. Su apote¨®sico n¨²mero final, metaf¨®ricamente titulado One (uno, en ingl¨¦s), con su chispeante vestuario de lentejuelas doradas, es el paradigma de lo que se espera de una producci¨®n de Broadway.
En esto el espect¨¢culo malague?o no falla. La interpretaci¨®n de los bailarines es vigorosa y sincronizada. En el reparto de anoche destacaron la mexicana Estibalitz Ruiz (magn¨¦tica tanto en las partes habladas como en el baile), la alemana Sarah Schielke (emocionante la parte en la que debe olvidar que una vez fue estrella para no destacar en el coro) y la espa?ola Kristina Alonso (por fuerza su personaje es carism¨¢tico). Sin olvidar al propio Banderas, que encarna al core¨®grafo que dirige las audiciones. Sale poco a escena, pero est¨¢ siempre presente y dialoga con los aspirantes desde la oscuridad de la platea. Su interpretaci¨®n es generosa, como pide la obra, cediendo el protagonismo a los coristas.
La orquesta de 22 m¨²sicos que ejecuta la partitura original de Marvin Hamlisch, dirigida por Arturo D¨ªez-Moscovich, se proyecta limpia desde debajo del escenario. Ayuda a ello la excelente ac¨²stica del nuevo teatro. Suena tambi¨¦n elegante la traducci¨®n del libreto y las letras de las canciones originales, firmada por el dramaturgo Ignacio Garc¨ªa May y la actriz y adaptadora Roser Batalla.
Todos los detalles, en fin, est¨¢n cuidados. Banderas no ha querido tocar una coma ni ha escatimado nada para ¡°trasladar a M¨¢laga el esp¨ªritu de Broadway¡±, seg¨²n ¨¦l mismo ha declarado en varias ocasiones. La propia tem¨¢tica de esta obra, que muestra el env¨¦s de la meca de los musicales, tiene que ver con ese objetivo. Las ilusiones y frustraciones de sus habitantes, la lucha por el minuto de gloria, la versi¨®n para artistas del sue?o americano, el antecedente directo del fen¨®meno Fama, la pel¨ªcula de Alan Parker (1980) ambientada en una escuela de baile que luego triunf¨® tambi¨¦n como serie. Puede parecer lejano y ochent¨®n, pero quiz¨¢ no sea casual el renacer de este musical en los ¨²ltimos a?os en todo el mundo, especialmente desde su revival en Broadway en 2006: sobre ese mismo cimiento se asientan los talent shows, esa mezcla de concurso de talento y telerrealidad que arrasa hoy en las televisiones de todo el mundo.
Babelia
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