La Academia de Bellas Artes de San Fernando desaf¨ªa la ortodoxia
Una nueva puesta en escena de la vasta colecci¨®n de la instituci¨®n, creada hace casi tres siglos, reivindica lecturas que van m¨¢s all¨¢ de la cronolog¨ªa y la historia
La?Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (RABASF) es hoy ortodoxa en todo menos en la ortodoxia. Quiere impugnar la f¨®rmula tradicional de mostrar las obras de su colecci¨®n, y que la Historia del Arte sea superada por las historias del arte. La venerable instituci¨®n, creada en 1752 aunque su museo se inagur¨® oficialmente en 1986, ha decidido saltarse los manuales y los c¨¢nones cronol¨®gicos para apostar por salas tem¨¢ticas, que hacen referencia a su propia historia y a su importancia en el desarrollo de la historia del arte espa?ol. Jos¨¦ Mar¨ªa Luz¨®n es, adem¨¢s del director del museo, el acad¨¦mico revolucionario que, ¡°horrorizado¡± con los museos de bellas artes que muestran sus contenidos por escuelas y fechas, ha ideado otra manera de llegar a un p¨²blico que se resiste a descubrir esta joya en el centro de Madrid.
Luz¨®n est¨¢ reordenando, poco a poco, sin hacer ruido, las casi 600 piezas, que se exhiben actualmente en las 59 salas, para rejuvenecer una de las insituciones art¨ªsticas m¨¢s antiguas de Espa?a. Como escuela de formaci¨®n, la Real Academia instru¨ªa a j¨®venes en dibujo, escultura y pintura y para ello empleaba tanto obras de los profesores, como cuadros procedentes de la Compa?¨ªa de Jes¨²s expulsada en 1769 y de las colecciones reales de Carlos III. La historia de la Real Academia se remonta m¨¢s atr¨¢s que la del Prado, que este a?o ha celebrado su bicentenario, y quiere apartarse de la sombra de la pinacoteca. ¡°No quiero poner en orden el arte. Mi criterio es diferente de la catalogaci¨®n decimon¨®nica que todav¨ªa se mantiene y que considero un error. ?El visitante del Prado acude para que le den una clase de historia del arte? No. Aqu¨ª, tampoco¡±, sostiene Luz¨®n. Tiene previsto incorporar la opci¨®n de que los visitantes escuchen, a trav¨¦s de sus tel¨¦fonos, m¨²sica frente a ciertos cuadros, un proyecto para el que contara con la colaboraci¨®n de la SGAE.
La Real Academia inaugurar¨¢ en los pr¨®ximos d¨ªas (no hay fecha cerrada) una sala decisiva en esta nueva lectura de su colecci¨®n. Est¨¢ dedicada al papel de esta instituci¨®n como centro de formaci¨®n, con los trabajos de j¨®venes artistas en formaci¨®n y en su madurez.El m¨¢s llamativo es una versi¨®n del Apolino de Prax¨ªteles, de barro cocido, hecho por el escultor Jos¨¦ Gin¨¦s (1768-1823), a los 16 a?os. Pero tambi¨¦n hay ejercicios de los alumnos que han sido premiados con estancias en Roma. La idea es proponer una mirada al margen de las obras consagradas, mitificadas y canonizadas por la historia del arte tradicional.
Los acad¨¦micos han decidido as¨ª sanear una colecci¨®n hist¨®rica invisible hasta el momento, con piezas que jam¨¢s habr¨ªan visto la luz si no se hubiera optado por mirar de soslayo al canon. En los almacenes duermen m¨¢s de 1.400 pinturas, m¨¢s de 600 esculturas, unos 15.000 dibujos, decenas de miles de grabados y una valiosa colecci¨®n de artes decorativas formada por tapices, plater¨ªa, cer¨¢mica, porcelana, relojes y muebles. ¡°Si no explicamos esto, desaparece. Estoy contra el popurr¨ª de cosas. Con la idea de salas tem¨¢ticas podemos explicar y contextualizar mucho m¨¢s que un museo tradicional¡±, apunta Luz¨®n. En la nueva puesta en escena se podr¨¢n ver casi 600 piezas en tres plantas, donde hasta los colores el¨¦ctricos de las paredes parecen distanciarse del discurso pret¨¦rito.
Puede que la historia acad¨¦mica, como dice Luz¨®n, ya no interese a nadie, pero la historia de la Academia, s¨ª. Porque aqu¨ª ven¨ªan a formarse los pintores y escultores, mientras contemplaban, por ejemplo, los vaciados que trajo Vel¨¢zquez de Italia. ¡°Eso es lo m¨¢s interesante de este nuevo relato¡±, comenta Estrella de Diego, acad¨¦mica y catedr¨¢tica de historia del arte. ¡°El museo de la Academia fue un lugar donde los artistas iban a aprender y a reflexionar sobre las grandes obras¡±, cuenta. Por eso, para el director del museo, lo importante es m¨¢s el porqu¨¦ de esta colecci¨®n de colecciones que el qu¨¦: ¡°Si orden¨¢semos las obras por escuelas ser¨ªamos raqu¨ªticos, pero presentando las piezas de esta manera tem¨¢tica emergen obras valiosas que si no estar¨ªan olvidadas¡±, reconoce.
La Academia cambiar¨¢ este verano con la Fundaci¨®n Beyeler de Riehen (Suiza) pinturas de Goya por Picasso, para exponer durante tres meses
La sala dedicada a Francisco de Goya es una de las que acaba de ser reformada por completo para centrarse en su papel como maestro. Fue miembro de la Academia desde 1780 y el museo conserva 13 pinturas suyas, entre las que se encuentran dos autorretratos y el retrato de la actriz La Tirana, adem¨¢s de la famosa escena del Carnaval, conocida como El entierro de la sardina. Luz¨®n adelanta que la Academia ha llegado a un acuerdo con la Fundaci¨®n Beyeler de Riehen (cerca de Basilea en Suiza) para intercambiar este verano pinturas de Picasso a cambio de seis goyas de la colecci¨®n de la Academia. El intercambio durar¨¢ tres meses, en los que Goya dejar¨¢ a Picasso su sala para participar en una de las citas m¨¢s importantes del mundo del arte.
La Academia pretende romper con el anacronismo de adorar al genio sin m¨¢s. M¨¢s all¨¢ de la obra, hay que desarrollar el contexto en el que fue creada. Y tambi¨¦n superar el filtro masculino. Una de las nuevas salas estar¨¢ dedicada a las mujeres acad¨¦micas y pintoras. Se inaugurar¨¢ con una investigaci¨®n y exposici¨®n temporal de Estrella de Diego sobre el medio centenar de artistas de las que tiene obra la Academia en sus almacenes. ¡°Va a sorprender ver tanta obra de las acad¨¦micas del siglo XVIII y XIX. En el XX, lamentablemente, no hubo tantas¡±, dice De Diego.
Estrella de Diego inaugurar¨¢ una exposici¨®n sobre el medio centenar de mujeres de las que la Academia guarda obra en los almacenes
Lo cierto es que la Real Academia de Bellas Artes conserva un elevado n¨²mero de obras de pintoras ocultas. Algunas de esas obras ser¨¢n vistas por primera vez en marzo en la exposici¨®n Las invitadas, en el Museo del Prado, comisariada por Carlos G. Navarro. La Academia ha decidido acabar con la invisibilidad de las artistas y acad¨¦micas. Ahora quiere hacer emerger personalidades que demuestren que la historia del arte tiene pendiente un relato por escribir y contar, en femenino plural.
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