Las mejores vi?etas de 2019: cuando el c¨®mic abandon¨® el papel
La tradici¨®n ha recluido a la historieta en los l¨ªmites de la hoja impresa, pero dos exposiciones han demostrado que su lenguaje rebosa cualquier frontera
Antes de comenzar la lista de jugosos t¨ªtulos que nos han llegado durante los ¨²ltimos 12 meses, me van a permitir reflexionar sobre el que es, a mi entender, el gran hito del a?o: 2019 ser¨¢ recordado en el mundo de la historieta como el a?o en el que los c¨®mics abandonaron el papel. Las exposiciones Vi?etas desbordadas, de Sergio Garc¨ªa, Max y Ana Merino (Centro Jos¨¦ Guerrero), y El dibujado, de Paco Roca (IVAM) han demostrado que el lenguaje del c¨®mic es incontenible. La tradici¨®n y la convenci¨®n ha recluido a la historieta en los l¨ªmites de la hoja impresa, pero sus potencialidades y capacidades rebosan cualquier frontera impuesta. Las dos exposiciones que han coincidido este a?o abren nuevos caminos apasionantes de exploraci¨®n para el noveno arte.
Pero despertemos porque, de momento, el papel todav¨ªa est¨¢ ah¨ª. Y dando excelentes momentos de lectura, como los aportados por tres grandes del c¨®mic que han coincidido en llegar a nuestras librer¨ªas con obras que solo admiten el calificativo de magistrales. Jaime Hern¨¢ndez contin¨²a atrapando la vida en vi?etas en su saga Locas, que se permite en ?Es as¨ª como me ves? (La C¨²pula) el dif¨ªcil ejercicio de mirar al pasado sin nostalgia. Un repaso a la trayectoria vital en el que coincide el canadiense Seth con la monumental Ventiladores Clyde (Salamandra Graphic) y que Chris Ware certifica con Rusty Brown (Reservoir Books), brillante despliegue de investigaci¨®n formal que contrasta con la demoledora visi¨®n que el autor americano tiene sobre la naturaleza humana. Pero hay otras miradas: alejadas de cualquier juicio m¨¢s all¨¢ del que dar¨¢ el tiempo, como la de Tadao Tsuge en Mi vida en barco (Gallo Nero); brillantes deconstrucciones de un futuro desquiciado como el que plantea el siempre estimulante Olivier Schrauwen en Vidas paralelas (Fulgencio Pimentel), o reflexiones que son capaces de reescribir los ritos de paso desde la mirada desprejuiciada de la ciencia-ficci¨®n, como Tillie Walden en En un rayo de sol (La C¨²pula).
Pero la realidad siempre estar¨¢ ah¨ª para reflexionar sobre ella: Michael Kupperman repasa la vida de su padre en Ni?o prodigio (Blackie Books) para definir (y humanizar) el manido concepto de ¡°juguete roto¡± de los ni?os en manos de los mass media. Un mundo real que puede ser espantoso y desasosegante, como muestra Nick Drnaso en Sabrina (Salamandra Graphic), o de una crueldad tan cercana e ignorada como la guerra de Yemen que investigan Pedro Riera y Sagar Fornies en Intisar en el exilio (Astiberri). Realidades que obligan a la evasi¨®n a otros mundos, quiz¨¢s a cuentos que solo retienen su apariencia ingenua hasta que se revelan como pesadillas, obligando al arte del c¨®mic a exprimirse en busca de nuevos caminos expresivos: lo hacen Nina Bunjevac con Bezimena (Reservoir Books) y Emily Carroll en La noche que llegu¨¦ al castillo (Sapristi), con historias que ahondan en el maltrato y la agresi¨®n desde inocencias rotas. Aunque ese escape puede llevarnos a terrenos completamente ignotos como En otro lugar, un poco m¨¢s tarde (Astiberri), donde David S¨¢nchez crea un mundo de reglas propias entre lo lis¨¦rgico y el delirio en el que la lectura es un ejercicio de saboreo de sensaciones desconocidas.
Ha sido a?o de obras que dan nueva vida a personajes cl¨¢sicos all¨ª donde los dejaron sus autores originales, como el sorprendente El busc¨®n en las Indias, de Guarnido y Ayroles (Norma Editorial), que trasladan con ¨¦xito la picaresca de Quevedo a las normas actuales del g¨¦nero, sorpresa incluida (divertid¨ªsima y acertada, a?ado); el inesperado Blake y Mortimer de Fran?ois Schuiten, Van Dormael, Gunzig y Durieux, que en El ¨²ltimo fara¨®n se atreven a situar a los personajes de Jacobs en el universo de las Ciudades Oscuras; o la esperad¨ªsima vuelta de ?mile Bravo a Spirou, que con La esperanza pese a todo (Dibbuks) sigue reflexionando con lucidez sobre los horrores de la guerra (sin olvidar lanzar alguna genial puyita a Herg¨¦ y Tint¨ªn).
Tambi¨¦n en 2019 Jen Wang demostr¨® que los cuentos pueden seguir siendo cuentos sin caer en los lugares comunes del t¨®pico con El pr¨ªncipe y la modista (Sapristi), mientras que Roberto Mass¨® cuestionaba los l¨ªmites de la historieta como arte narrativo para entrar en los terrenos de una abstracci¨®n r¨ªtmica en Cadencia (Fosfatina). Hemos le¨ªdo la afortunada reescritura de Dante en t¨¦rminos de cultura popular que propone Pep Brocal en Inframundo (Astiberri) y el inspirado y motivador cuaderno de viajes de David B., Diario de Italia (Impedimenta), aunque pocos viajes como el contemplativo e interior de T¨², una bici y la carretera, de Eleanor Davis (Astiberri). Un a?o de c¨®mics donde la diversidad ha mandado, desde obras como Intensa (Astiberri), en la que Sole Otero se adentra en esa marcianada (literal) llamada amor, hasta las que descubren la complejidad de las adopciones en Asia, como Palimpsesto, de Wool-Rim Sj?blom (Barbara Fiore Editora). Y todo sin olvidar autores cl¨¢sicos como Pazienza (Corre, Zanardi, Fulgencio Pimentel), Chaland (El joven Alberto, Dibbuks), Josep M? Be¨¤ (Peter Hipnos, Trilita Ediciones) o el siempre admirado Flash Gordon, de Dan Barry (Dolmen). No ha sido un mal a?o, no.
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