Buruc¨²a alimenta la luz
El erudito presta atenci¨®n en sus libros al encadenamiento de los hechos ver¨ªdicos verificables y los hechos hipot¨¦ticos para explicar las razones ocultas de las cosas
Lo que llamamos historia no es m¨¢s que los chismes que nos llegan desde el pasado. Documentados o ilusorios, los hechos narrados son transmitidos por una multitud de intereses creados, y la narraci¨®n ¨²ltima (que nunca es la final) depende, para convencernos, del tono y del contexto del narrador m¨¢s que de los hechos mismos. Esto se aplica tanto a la macrohistoria como a la microhistoria propuesta por Carlo Ginzburg. Es decir, tanto a los despliegues panor¨¢micos como a los ¨¢lbumes de familia.
A pesar de tal poder, el chisme sigue siendo un g¨¦nero literario poco valuado; descreemos de la importancia que Pascal le daba a saber el tama?o de la nariz de Cleopatra, y nos impresionan m¨¢s las estad¨ªsticas sobre el n¨²mero de muertos en la I Guerra Mundial o sobre las toneladas de trigo producidas en Ucrania en 1964.
Jos¨¦ Emilio Buruc¨²a, cuyo curr¨ªculo acad¨¦mico llena un buen n¨²mero de cuartillas, no desde?a para nada ese g¨¦nero despechado. Historiador eminente, su bibliograf¨ªa incluye ensayos sobre la modernidad cl¨¢sica, sobre la teor¨ªa y pr¨¢ctica warburgiana, sobre el elefante como s¨ªmbolo, sobre Ulises, sobre la risa, sobre el gran catcheador, el Hombre Monta?a. Buruc¨²a sabe que su deber de historiador consiste (lo dice ¨¦l mismo) en ¡°dar lugar a los sufrimientos y anhelos de felicidad y justicia que tuvieron los muertos¡±. Su m¨¦todo es prestar atenci¨®n al ¡°encadenamiento de los hechos ver¨ªdicos, en cuanto verificables, y de los hechos hipot¨¦ticos que postulamos con el fin de explicar las razones ocultas de lo acontecido¡±. A estas dos variedades del chisme, Buruc¨²a las llama facta la primera y ficta la segunda.
Este estilo docto y chismoso es parte del encanto del segundo volumen de sus Cartas berlinesas (el primero apareci¨® en 2015, tambi¨¦n en la editorial Adriana Hidalgo), y es prueba del talento epistolar de Buruc¨²a, cuyos frutos anteriores son las brillantes Cartas del Mediterr¨¢neo Oriental y las Cartas norteamericanas. Invitado por una prestigiosa instituci¨®n acad¨¦mica alemana a pasar varios meses en Berl¨ªn, Buruc¨²a transforma sus cartas dirigidas a una cierta Laura en un diario erudito, ameno, instructivo, contando sus aventuras y desventuras tur¨ªsticas, resumiendo conferencias de importantes colegas sobre los temas m¨¢s abstrusos y diversos, haciendo de ameno y caprichoso gu¨ªa en los muchos museos que visita, citando con delicia desde un poema de D. H. Lawrence hasta pasajes del Talmud. Pasan por su ecl¨¦ctica pluma las peripecias de la lengua alemana, las nociones jur¨ªdicas trenzadas de ¡°debe¡± y ¡°puede¡±, la inteligencia musical de Bach, el poder de los ni?os de concebir algo antes de poder nombrarlo, la muerte entendida como ¡°el triunfo de la competencia por sobre la cooperaci¨®n¡±¡ El repertorio es casi infinito. A estas meditaciones berlinesas se agregan en el libro otras nacidas de sus digresiones a los pa¨ªses b¨¢lticos, a Rusia y a Hungr¨ªa, y unas p¨¢ginas de fotos ilustrativas. El libro es un sm?rg?sbord (buf¨¦ de comida sueca) de placeres intelectuales.
Y somos afortunados porque Buruc¨²a nos ofrece no uno sino dos t¨ªtulos m¨¢s. Por un lado, Historial natural y m¨ªtica de los elefantes (editorial Ampersand). Por otro, Enciclopedia B-S (Perif¨¦rica), que permite o alienta la confluencia de sus facta y ficta (lleva el subt¨ªtulo de Experimento de historiograf¨ªa sat¨ªrica) y quiz¨¢s sea el libro m¨¢s felizmente ambicioso de Buruc¨²a. Dirigiendo su inagotable curiosidad a la historia de su propia familia, Buruc¨²a, con deslumbrante erudici¨®n y un escandaloso sentido del humor, nos brinda, como quien no quiere la cosa, una chismosa y aut¨¦ntica historia de nuestro atroz siglo XX. Contra el trasfondo de los eventos pol¨ªticos y sociales que creemos conocer, Buruc¨²a pasa revista a las vidas de parientes alejados y cercanos, suyos y de su mujer, Aurora Schreiber, emigrantes catalanes y vascos por el lado del autor, de la Europa jud¨ªa por el de su mujer, y tambi¨¦n de parientes m¨¢s cercanos y m¨¢s j¨®venes. Toda esta multitud de individuos, abundantes como en una novela rusa (dec¨ªamos en mi adolescencia sin haberlos le¨ªdo) y sin embargo diferenciados cada uno como en las fichas detalladas del cat¨¢logo de una estrafalaria biblioteca humana, son identificados por nombre, n¨²mero e inicial, y constituyen en su conjunto un retrato ardiente y fidedigno de m¨¢s de 10 d¨¦cadas de historia occidental.
Desfilan as¨ª por estas m¨¢s de 600 p¨¢ginas, acompa?adas por una secci¨®n de fotos y documentos, personajes dignos del Marcel Schwob de Vidas imaginarias: el milagroso Ra¨²l S-W Berg, salvado por los brazos de un sastre cuando a los dos a?os de edad cay¨® de un segundo piso, quien ya adulto sobrevivi¨® al comunismo, quiso ser el Hombre Monta?a II y acab¨® inventando un ¡°aparato para masajes m¨²ltiples¡±; Jos¨¦ Emilio B-B2, padre del autor, sordo ante los despliegues de humor cotidiano a los cuales su hijo estaba tan alerto; la ilustre antiperonista Leonor B1-B, subversiva sutil; Cecilia S1, quien desconfiaba de toda narraci¨®n, tanto de ficci¨®n como hist¨®ricas, y para quien s¨®lo las matem¨¢ticas y la geograf¨ªa eran cosas reales; el contradictorio Samuel B-1, amante de los animales y due?o de un Holland Magnum ingl¨¦s ¡°para cazar elefantes¡±; Mar¨ªa F-M, nacida en Pontevedra a mediados del siglo XIX, quien vio dos veces al diablo en persona. No todas son historias consoladoras. Luis Mart¨ªn B-B1, joven alto, moreno, de ojos oscuros y piel muy blanca, fue detenido por la dictadura militar argentina, torturado y desaparecido, probablemente arrojado vivo desde un avi¨®n H¨¦rcules a las aguas del R¨ªo de la Plata. El epitafio que le dedica Buruc¨²a da una idea de la profunda sabidur¨ªa de este libro: ¡°Conocemos las virtudes porque ellas ocupan siempre el primer plano de nuestras juventudes. De sus defectos, poco y nada sabemos: Mart¨ªn no alcanz¨® la edad necesaria para que se cristalizasen y se hicieran evidentes ante los testigos que contaron su historia¡±.
En un prefacio a la poes¨ªa de Kipling, W. H. Auden escribi¨®: ¡°Para ¨¦l la civilizaci¨®n (y la consciencia) es una peque?a fortaleza de luz rodeada por una gran oscuridad llena de fuerzas malvadas, mantenida a trav¨¦s de los siglos por una vigilancia constante, el poder de la voluntad y el sacrificio de uno mismo¡±. Buruc¨²a es uno de los que, en nuestro tiempo de creciente oscuridad, alimentan esa luz.
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Autor: Jos¨¦ Emilio Buruc¨²a
Editorial: Perif¨¦rica, 2019
Formato: Tapa blanda (712 p¨¢ginas)
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