La carga social del misterio
Hunde su bistur¨ª en los paradigmas de la Am¨¦rica profunda de familias desestructuradas
¡°Un misterio a¨²n por resolver en Estados Unidos¡±. En los primeros instantes de la pel¨ªcula, una l¨ªnea de texto sobreimpresionada en la pantalla ofrece una de sus claves: Lost Girls (Chicas perdidas) es un relato basado en hechos reales acaecidos en Long Island en los alrededores de 2010, sobre el asesinato de una serie de mujeres relacionadas con la prostituci¨®n. Pero, como la insigne Zodiac, de David Fincher, no es una historia de intriga que pretenda provocar en el espectador un deseo de clarificaci¨®n y determinaci¨®n de culpables. Es algo distinto, mucho m¨¢s complejo y seguramente mucho m¨¢s interesante: es una obra de corte social que acaba hablando de las grietas del sistema, del conflicto de clases, de los problemas de base de una parte de la vertiente trabajadora estadounidense, del r¨¦gimen sanitario, de las perversiones de ciertas ¨¦lites, del aislamiento de la clase alta, de la maternidad, del ego¨ªsmo, de la culpa, del remordimiento y de la redenci¨®n.
Basada en un libro de investigaci¨®n del experiodista de la revista New York Robert Kolker, Lost Girls, estrenada en Netflix, centra su mirada en una de las madres de las j¨®venes desaparecidas, a las que nadie parec¨ªa buscar, empezando por las autoridades policiales, debido a su condici¨®n social: marginal, desechable, impostada como las p¨¢ginas de Internet donde anunciaban sus servicios como escorts de (presunto) lujo. Nadie a quien echar de menos en un mundo de falsedad y depravaci¨®n. Y hunde su bistur¨ª en uno de los paradigmas de la Am¨¦rica profunda: familias desestructuradas, supervivientes en un mundo laboral de trabajos basura, que deben dejar no pocas veces al margen la moralidad de los comportamientos para seguir adelante, modelos imposibles para las nuevas generaciones.
En su primer acercamiento a la ficci¨®n (aunque basada en la realidad), la veterana documentalista Liz Garbus, con trabajos de alcance sociopol¨ªtico siempre relacionados con la mujer y con las clases m¨¢s desfavorecidas, muestra adem¨¢s una gran expresividad visual: planos con mucho aire por arriba para mostrar el acogotamiento de los personajes en sus momentos m¨¢s desoladores; encuadres con sus criaturas en el extremo izquierdo de la pantalla, el de la mentira, la ambig¨¹edad, la molestia y la desolaci¨®n. Siempre sutiles, sin grandilocuencias, sin olvidar la esencia de la pel¨ªcula: su carga social.
Las interpretaciones de la siempre magn¨ªfica Amy Ryan y de la excelente Thomasin McKenzie, la ni?a jud¨ªa de Jojo Rabbit, completan el notable trabajo de Garbus, en todo momento alejado del manique¨ªsmo, revelando las terribles aristas de un universo dram¨¢tico de enorme complejidad donde, como siempre, los de arriba abandonan en el barro a los de abajo.
LOST GIRLS (CHICAS PERDIDAS)
Direcci¨®n: Liz Garbus.
Int¨¦rpretes: Amy Ryan, Thomasin McKenzie, Gabriel Byrne, Lola Kirke.
Plataforma: Netflix.
G¨¦nero: drama. EE UU, 2020.
Duraci¨®n: 95 minutos.
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