Contra el miedo, la letan¨ªa de ¡®Dune¡¯
La oraci¨®n zen de la famosa novela de ciencia-ficci¨®n de Frank Herbert se convierte en buen recurso estos d¨ªas de temor y zozobra
El otro d¨ªa un amigo con su pareja afectada de coronavirus me envi¨® un curioso mensaje: unas vi?etas que mostraban a una persona lav¨¢ndose las manos acompa?adas por una serie de frases que comenzaban con ¡°no debo tener miedo¡±. No me cost¨® reconocer el texto. Era la letan¨ªa contra el miedo que aparece en Dune, la c¨¦lebre novela de Frank Herbert que vuelve a estar de moda por el anuncio de la nueva versi¨®n cinematogr¨¢fica que prepara Denis Villeneuve y que todos esperamos con ansia.
Dune, centrada en el planeta de ese nombre tambi¨¦n conocido como Arrakis, cubierto de arena bajo la que viven gigantescos gusanos y que resulta un lugar clave para todo el universo, es una monumental historia de ciencia ficci¨®n, un verdadero compendio de los grandes temas del g¨¦nero (imperios gal¨¢cticos, terraformaci¨®n, viajes espaciales, ingenier¨ªa gen¨¦tica, transhumanismo). Y es sobre todo un alarde de imaginaci¨®n y una lectura apasionante, llena de aventuras. La trama de la obra -que se prolonga en forma de trilog¨ªa con El mes¨ªas de Dune e Hijos de Dune (luego hubo varias secuelas m¨¢s del propio Herbert, hasta un total de cinco y despu¨¦s su hijo realiz¨® una precuela), incluye la ecolog¨ªa, la religi¨®n y un estudio del mesianismo. La influencia de la novela, un hito absoluto de la ciencia ficci¨®n, ha sido enorme y es patente desde La Guerra de las Galaxias (el imperio, el arenoso Tatooine, las tropas fan¨¢ticas y despiadadas, el joven elegido, las t¨¦cnicas mentales y la metaf¨ªsica) hasta Juego de Tronos (las familias nobles rivales, la lucha por el poder, las grandes bestias que determinan la trama).
Recuerdo Dune como una de las grandes conmociones de mi vida de lector. Sus im¨¢genes, conceptos y palabras permanecen imborrables en la memoria y al revisarlos vuelven a concitar enormes emociones: las Bene Gesserit, la Cofrad¨ªa espacial, los Fremen, los Sardaukar, los Harkonnen, la codiciada especia melange, que retrasa el envejecimiento, proporciona visi¨®n del futuro, permitiendo los viajes espaciales, y ti?e los ojos de un extra?o color azul profundo¡ La novela se public¨® originalmente en 1965, pero aqu¨ª nos lleg¨® diez a?os despu¨¦s, de la mano de la editorial Acervo, en su colecci¨®n de ciencia-ficci¨®n que dirig¨ªa Domingo Santos (Dune fue el cuarto t¨ªtulo). Yo la compr¨¦ en el drugestore de Tuset y la empec¨¦ exactamente el 12 de febrero de 1980 (lo tengo apuntado). La le¨ª compulsivamente hasta acabarla, 734 p¨¢ginas del ala, en tres d¨ªas. A continuaci¨®n, sin parar, di cuenta en una semana m¨¢s de las dos continuaciones originales. Me qued¨¦ tan enganchado que hablaba fremen, el idioma de los n¨®madas libres de Arrakis (¡°subakh ul kuhar?, subakh un nar¡±), como otros hablan ¨¦lfico o klingon, y compr¨¦ un juego de mesa sobre la novela, tan complicado que era dif¨ªcil reunir suficientes jugadores alrededor del tablero a no ser que fueran tambi¨¦n entusiastas de Dune. Hasta pens¨¦ en confeccionarme un destiltraje.
La novela tiene, como El Se?or de los Anillos (que, se suele decir, es a la fantas¨ªa lo que Dune a la ciencia-ficci¨®n), una larga historia de adaptaciones cinematogr¨¢ficas frustradas (la de Jororowsky en la que deb¨ªan aparecer Dal¨ª como el emperador, Orson Welles como el bar¨®n Harkonnen, y Mick Jagger como su sobrino Feyd-Rautha) o fallidas. La m¨¢s famosa es la que hizo en 1984 David Lynch en antinatural asociaci¨®n con Dino de Laurentis (la banda sonora mezclaba a Toto con Brian Eno) y que nos decepcion¨® enormemente a los lectores, aunque con el tiempo nos hemos reconciliado un poco. Su actor fetiche, Kyle MacLachlan encarnaba a Paul Atreides, el joven protagonista, heredero de la casa Atreides y que se convierte en Muad¡¯dib, el l¨ªder, profeta y mes¨ªas de los Fremen, audaces cabalgadores de los gusanos de hasta 400 metros que horadan las dunas. Pese a que en el reparto figuraban grandes nombres como Jos¨¦ Ferrer, Max von Sydow, Dean Stockwell, Patrick Stewart, Silvana Mangano y ?Sting! como Feyd Rautha, la cosa no cuajaba. El propio Stewart (luego, sin salir del espacio, capit¨¢n Picard de la Enterprise ) me confes¨® recientemente que ni ¨¦l mismo lleg¨® a entender de qu¨¦ iba aquello). Lynch consigui¨®, eso s¨ª, ofrecernos algunos esbozos de lo que pod¨ªa haber sido su pel¨ªcula, echando el resto en los viciosos y barrocos Harkonnen. En 2000 se hizo una miniserie para televisi¨®n muy de estar por casa.
Herbert estudi¨® muy a fondo la ecolog¨ªa de los desiertos y la mec¨¢nica de la arena para la colosal proeza de crear su mundo, un mundo en el que el agua es un bien tan escaso que escupirte es una gran prueba de respeto. Naturalmente, la religi¨®n que le sali¨® en ese ¨¢mbito es muy parecida a la de los ¨¢rabes y muchos de los t¨¦rminos de los Freeman son similares, al igual que las costumbres sugieren las de los beduinos. Wilfred Thesiger hubiera estado a gusto con los Freman. En una entrevista con Herbert (que muri¨® en 1986) le¨ª que para el personaje de Paul Atreides y su liderazgo de la revuelta Freman se inspir¨® en Lawrence de Arabia, lo que solo puede hacerme m¨¢s simp¨¢tica la historia.
En la peripecia del protagonista juega un papel importante la oraci¨®n de la que hablaba al principio, la Letan¨ªa contra el Miedo del ritual Bene Gesserit (la sociedad secreta de mujeres sabias y manipuladoras que es una de las fuerzas en el juego de poder del universo de Dune). Esa plegaria de estilo zen la recita Paul Atreides en varios momentos (apurados) de la novela y yo me la aprend¨ª de memoria y la he musitado desde entonces durante cuarenta a?os para conjurar mi miedo en aviones, telesillas, ascensores, pasajes oscuros y conductos angostos. Reza as¨ª: ¡°No debo tener miedo. El miedo mata la mente. El miedo es la peque?a muerte que conduce a la destrucci¨®n total. Afrontar¨¦ mi miedo. Permitir¨¦ que pase sobre m¨ª y a trav¨¦s de m¨ª. Y cuando haya pasado girar¨¦ mi ojo interior para escrutar su camino. All¨¢ donde haya pasado el miedo ya no habr¨¢ nada. S¨®lo estar¨¦ yo¡±. Funciona estupendamente. Prueben en estos d¨ªas de alarma y congoja.
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