Muere el actor Ian Holm a los 88 a?os

Pod¨ªa interpretar a un rey y a un meteor¨®logo. Un d¨ªa era el general Napole¨®n. Otro, un simple androide. Siempre con el mismo talento y compromiso. Al fin y al cabo, Ian Holm sab¨ªa que cualquiera, incluso el ser m¨¢s peque?o e inesperado, puede contribuir a cambiar el mundo. Como su personaje m¨¢s c¨¦lebre, Bilbo Bols¨®n, un hobbit menudo y cabez¨®n, destinado a revolucionar la Tierra Media que invent¨® J. R. R. Tolkien y Peter Jackson llev¨® al cine. Tal vez por eso, Holm se mantuvo siempre un paso detr¨¢s de los focos, volcado en regalar a decenas de personajes secundarios un hueco en la memoria de los cin¨¦filos. Desde hoy viernes, ¨¦l tambi¨¦n queda en el recuerdo del s¨¦ptimo arte: falleci¨® en Londres, a los 88 a?os, v¨ªctima de una enfermedad relacionada con el Parkinson.

Tambi¨¦n permanece, en Instagram, todo un monumento a su talento. La esposa de Holm, Sophie de Stempel, ha ido pintando y colgando en esa red social retratos de los ¨²ltimos d¨ªas de su marido, junto con fotograf¨ªas de ambos y de sus mejores papeles. Ah¨ª est¨¢ m¨¢s de medio siglo de aplausos en el teatro y en el cine. ¡°Si consigues que tus ojos hablen, tienes medio trabajo hecho¡±, sol¨ªa decir. Pero Holm no fue solo su mirada: impresionaba con cualquier texto de Shakespeare o Harold Pinter sobre las tablas, al igual que se esforzaba en salvar con su interpretaci¨®n alg¨²n filme fallido. Prest¨® su voz a decenas de documentales y a filmes animados como Ratatouille. Recibi¨® varios galardones esc¨¦nicos, obtuvo dos Bafta y fue nominado al Oscar en 1982 por Carros de fuego, como mejor actor de reparto.

Nacido en Essex, Reino Unido, en 1931, vivi¨® una ¡°infancia id¨ªlica¡±, como confesaba. Desde peque?o, estaba convencido de querer ser actor. Y el tiempo le dio enseguida la raz¨®n: entr¨® a formar parte de la Royal Shakespeare Company desde su propia fundaci¨®n, a principios de los sesenta. Entre Regreso a casa, Enrique V o Tito Andr¨®nico, el teatro tambi¨¦n lo llev¨® hasta el cine: debut¨® en 1968, en una adaptaci¨®n de Sue?o de una noche de verano. Y a la gran pantalla pidi¨® ayuda cuando las tablas le dieron la espalda. En 1976, sufri¨® un ataque de miedo esc¨¦nico, durante una representaci¨®n de El repartidor de hielo. Luego, lo defini¨® como un ¡°colapso¡± y una ¡°cicatriz¡± que nunca le abandon¨®. Tanto que tard¨® d¨¦cadas en subirse de nuevo a los escenarios y solo lo hizo en contadas ocasiones. Eso s¨ª, con nuevas lluvias de premios.

Mientras tanto, fue despegando su carrera cinematogr¨¢fica. Trabaj¨® con Martin Scorsese, David Cronenberg, Steven Soderbergh, Franco Zeffirelli, Terry Gilliam, Sidney Lumet o Ridley Scott. Este ¨²ltimo le ofreci¨® el papel de Ash en Alien, el octavo pasajero. El filme le hizo odiar para siempre la leche, que sustitu¨ªa la sangre del androide, y supuso la primera ocasi¨®n en que acababa un rodaje enterrado hasta la cabeza ¡ªluego vendr¨ªan Brazil y Simon Magus¡ª. Pero le dio el primer salto a la fama mundial. ¡°No ten¨¦is ninguna posibilidad¡­ Pero cont¨¢is con mi simpat¨ªa¡±, soltaba ante la tripulaci¨®n aterrada. Para ¨¦l, en cambio, Alien abri¨® el camino hasta Carros de fuego, que le llev¨® a un paso del Oscar.

Fue Jack el destripador, Frankenstein o Lewis Carroll, y Atom Egoyan le ofreci¨® al fin un papel protagonista en El dulce porvenir. En 2004, tambi¨¦n se hizo famosa su autobiograf¨ªa, donde recordaba su tumultuosa vida sentimental: se cas¨® cuatro veces, tuvo cinco hijos y una incontable cantidad de romances, dentro y fuera de sus matrimonios.

Aunque la mayor¨ªa de los espectadores le recuerda sobre todo por un papel. En 1981, hab¨ªa interpretado a Frodo Bols¨®n en una adaptaci¨®n radiof¨®nica de El se?or de los anillos. De ah¨ª que, cuando Peter Jackson se lanz¨® a rodar la versi¨®n f¨ªlmica, le rescatara: pero hab¨ªan pasado casi 20 a?os y esta vez Holm ser¨ªa el t¨ªo mayor, Bilbo. Apareci¨® en el primero y en el ¨²ltimo filme de la trilog¨ªa, as¨ª igual que en dos de las tres versiones f¨ªlmicas de El hobbit. Al final de El se?or de los anillos, ya muy anciano y cansado, Bilbo se emocionaba ante un muelle, un barco y la perspectiva de un nuevo periplo: ¡°Creo que estoy bastante listo para otra aventura¡±. Hoy, Ian Holm tambi¨¦n decidi¨® zarpar. Quedaba un ¨²ltimo viaje.