El ¡®m¨¦todo Alberto Closas¡¯ : ensayar 70 veces
Una biograf¨ªa escrita por dos sobrinos del actor recorre la carrera en teatro y cine de un hombre marcado por el exilio
Si en algo coinciden los numerosos testimonios de la biograf¨ªa que acaba de publicarse sobre el actor Alberto Closas, es que siempre estaba convincente en sus papeles, ya fuera en teatro o cine, porque irradiaba normalidad, autenticidad no impostada, una forma de estar, de moverse, que parec¨ªa como si en verdad no actuase. Aunque cuando se lo dec¨ªan a ¨¦l, se agarraba uno de sus temibles cabreos. El int¨¦rprete catal¨¢n les espetaba que el secreto era ensayar, repetir ¡°hasta que el personaje te salga por los poros¡±. Y para il...
Si en algo coinciden los numerosos testimonios de la biograf¨ªa que acaba de publicarse sobre el actor Alberto Closas, es que siempre estaba convincente en sus papeles, ya fuera en teatro o cine, porque irradiaba normalidad, autenticidad no impostada, una forma de estar, de moverse, que parec¨ªa como si en verdad no actuase. Aunque cuando se lo dec¨ªan a ¨¦l, se agarraba uno de sus temibles cabreos. El int¨¦rprete catal¨¢n les espetaba que el secreto era ensayar, repetir ¡°hasta que el personaje te salga por los poros¡±. Y para ilustrarlo se ayudaba de una an¨¦cdota de Laurence Olivier, en la que el actor ingl¨¦s tras escuchar a varios j¨®venes discutir sobre qu¨¦ m¨¦todo era el mejor para meterse en un personaje acab¨® por decirles: ¡°?Y si intent¨¢is ensayarlo 70 veces?¡±.
Alberto Closas. A un paso de las estrellas, editado por C¨¢tedra, tiene la particularidad de que, al contrario que en la mayor¨ªa de las biograf¨ªas, en las que un desconocido se acerca al protagonista hasta convertirse casi en un familiar, en esta ocasi¨®n son dos sobrinos del actor, Francis Closas y Silvia Farriol, los autores. Quiz¨¢s por ello el libro cuenta bastante m¨¢s que la vida y extens¨ªsima obra en el escenario y el cine de Closas (Barcelona, 1921-Madrid, 1994) en varios pa¨ªses: Espa?a, Argentina, Chile, Uruguay Francia. Se recuerda el ambiente de la bulliciosa y pujante Barcelona de los a?os veinte, en los que se desarroll¨® la familia Closas, con el patriarca, Rafael, al que han querido tambi¨¦n reivindicar. El padre del actor, abogado y mas¨®n, ocup¨® altos cargos en la Generalitat de Catalu?a con Maci¨¤ y Companys, motivo este ¨²ltimo por el que la familia se exili¨® a Francia en enero de 1939, a tres meses del final de la Guerra Civil.
De Par¨ªs, donde despert¨® el bon vivant que llevaba dentro, como cont¨® el propio Closas, dio el salto a Am¨¦rica con su hermano Jordi, ya que su padre tem¨ªa que una Francia en guerra los llamaran a filas. En la colonia catalana exiliada en Buenos Aires fueron acogidos por sus t¨ªos y all¨ª desarrollaron las dotes para la interpretaci¨®n y la canci¨®n que ya hab¨ªan apuntado. En el caso de Alberto, hay un nombre fundamental en su carrera, el de la grandiosa actriz Margarita Xirgu, la amiga de Federico Garc¨ªa Lorca le inculc¨® la disciplina y constancia necesarias para su oficio. Closas recordaba as¨ª su primer encuentro, cuando ella le pregunt¨®: ¡°?T¨² cu¨¢nto aguantas sin comer?¡±. ¡°Pues como a?o y medio¡±, respondi¨® ¨¦l. De su mano y en una capital del teatro como Buenos Aires, empez¨® en las tablas y triunf¨® con rapidez, con obras de Casona, Alberti¡ Esa popularidad le dio el empuj¨®n al cine, a la radio y a la canci¨®n: de tangos a canciones para ni?os.
En el pr¨®logo de este libro de casi 400 p¨¢ginas, el escritor Eduardo Mendoza, que lo conoci¨®, destaca de Closas ¡°su elegancia f¨¢cil, simp¨¢tico y desenvuelto¡± y actor ¡°de t¨¦cnica s¨®lida¡±, que en otro pa¨ªs ¡°habr¨ªa sido una figura de dimensi¨®n europea y ganador de importantes galardones¡±. Sin embargo, ¡°el propio interesado parec¨ªa satisfecho con su c¨®moda posici¨®n¡±. Sobre esto, Closas declar¨®, en una de sus entrevistas recogidas en el libro, que fueron ¡°los empresarios de teatro y el p¨²blico¡± los que lo encasillaron porque quer¨ªan verlo siempre en el papel de gal¨¢n de comedia burguesa. A ello le ayudaron su 1,81 de estatura y sus ojos verdes. Mendoza apunta, adem¨¢s, otro motivo. Closas nunca se desprendi¨® del estigma del exilio, ¡°que le impulsaba a estar siempre de paso¡± y a ¡°no echar ra¨ªces, ni geogr¨¢ficas ni profesionales¡±. Lo suyo fue un ir y venir. Como tambi¨¦n sucedi¨® en su vida sentimental: seis matrimonios, alguno dur¨® tres meses, como de una estrella de Hollywood, y otras muchas aventuras para alguien que, curiosamente, aborrec¨ªa el personaje de Don Juan. Una de sus esposas, Amalia Bence, estrella del cine argentino, lo describi¨® como ¡°muy infiel¡±. ¡°No solo conmigo. Era su temperamento¡±.
Memorias
Con abundancia de documentaci¨®n: cartas, recortes de prensa, fotos y testimonios de familiares y compa?eros, cr¨ªticas teatrales, carteles, programas de mano¡ A un paso de las estrellas es el t¨ªtulo que el propio Closas anunci¨® para sus memorias en una entrevista en EL PA?S, en 1988, pero que no lleg¨® a escribir. Ese ¡°paso¡±, seg¨²n sus bi¨®grafos, responde, por un lado, a las personalidades que trat¨®: Neruda, Le¨®n Felipe, Alberti, Pla¡ y por otro porque perteneci¨® a un grupo de artistas que debido a la situaci¨®n de la cultura en Espa?a, ¡°nunca se consolid¨® como un star system¡±.
Aunque a principios de los a?os cincuenta, s¨ª era una estrella en Argentina. Regres¨® a Espa?a por la puerta grande, con la pel¨ªcula Muerte de un ciclista (1955), de Juan Antonio Bardem. Un filme neorrealista, dirigido por un comunista que se atrev¨ªa a criticar a la hip¨®crita sociedad franquista. Para ¨¦l fue tan natural interpretar al profesor que ve¨ªa con simpat¨ªa las revueltas estudiantiles y los nuevos aires como, en 1962, representar al padre de La gran familia, exitazo que ensalzaba uno de los mandamientos del franquismo: creced y multiplicaos.
Con el tiempo, Closas gan¨® mucho dinero, que invirti¨® como empresario teatral, pero que tambi¨¦n gast¨® en la ruleta o las carreras de caballos; encaden¨® el teatro cl¨¢sico y moderno, con ¨¦xitos en obras que superaron las 500 representaciones -era conocida su afici¨®n a hacer ganchillo en los entreactos para relajarse-, y pel¨ªculas como El baile, de Edgar Neville.
No esquiv¨® sus contradicciones, que le llevaron, en una familia de tradici¨®n republicana, a proclamarse juancarlista. O a tener entre sus amistades al matrimonio Per¨®n, al dramaturgo Alejandro Casona, comprometido con la Rep¨²blica; o al almirante Carrero Blanco, presidente del Gobierno con Franco. Closas apur¨® la vida hasta que un c¨¢ncer de pulm¨®n -fumaba desde los 14 a?os y consum¨ªa cuatro cajetillas diarias- le oblig¨® a su definitivo mutis en septiembre de 1994. Pocos meses antes se hab¨ªa subido por ¨²ltima vez al escenario, con Amparo Rivelles, en una obra que tuvo que abandonar y de t¨ªtulo premonitorio: El canto de los cisnes.
El barco a Am¨¦rica
Una an¨¦cdota que muestra el car¨¢cter de Closas desde joven sucedi¨® en noviembre de 1939, cuando ¨¦l y su hermano Jordi iban a partir de Burdeos a Buenos Aires, huyendo de una posible llamada a filas en Francia. La ma?ana de la salida del barco, Alberto fue a despedirse de unos amigos entre vino blanco y ostras. La fiesta se alarg¨® y el 'Aurigny' lev¨® anclas sin ¨¦l que, a la carrera, recurri¨® a un comisario amigo de su padre, que llam¨® a la Prefectura Marina. Por suerte, el barco estaba a¨²n parado en la bah¨ªa. As¨ª que pudo tomar una lancha r¨¢pida y subir a bordo. Cuando su hermano lo vio, le dedic¨® todo tipo de insultos.