Juan Teijeiro, el artesano de las guitarras admirado por Eric Clapton o Paco de Luc¨ªa
Este hondure?o de ra¨ªces espa?olas, uno de los vendedores m¨¢s reputados de la escena brit¨¢nica, ha multiplicado su negocio por Internet durante la pandemia
Su padre le dio dinero en efectivo para aguantar seis meses; despu¨¦s, tuvo que buscarse la vida. Juan Teijeiro (Tela, Honduras, 83 a?os) en vez de optar por un trabajo sencillo fregando platos en cualquier local londinense de principios de los sesenta, ten¨ªa claro que quer¨ªa ganarse las habichuelas tocando la guitarra. Y lo consigui¨®. M¨¢s de medio siglo despu¨¦s, este hondure?o puede presumir de regentar The London Guitar Studio, una de las tiendas de guitarras y de art¨ªculos de flamenco de referencia de la capital inglesa por la que han pasado clientes como ...
Su padre le dio dinero en efectivo para aguantar seis meses; despu¨¦s, tuvo que buscarse la vida. Juan Teijeiro (Tela, Honduras, 83 a?os) en vez de optar por un trabajo sencillo fregando platos en cualquier local londinense de principios de los sesenta, ten¨ªa claro que quer¨ªa ganarse las habichuelas tocando la guitarra. Y lo consigui¨®. M¨¢s de medio siglo despu¨¦s, este hondure?o puede presumir de regentar The London Guitar Studio, una de las tiendas de guitarras y de art¨ªculos de flamenco de referencia de la capital inglesa por la que han pasado clientes como Eric Clapton, Elton John o Jennifer L¨®pez.
La primera conversaci¨®n tiene lugar una ma?ana del pasado mes de enero, semanas antes de que se decrete el confinamiento en Reino Unido por la pandemia de coronavirus. Teijeiro conversa sentado en una silla caracter¨ªstica de los tablaos flamencos, en la planta baja de la tienda que simula un patio andaluz y donde se puede comprar desde unos zapatos de sevillana hasta cajones flamencos. Rememora aquel Londres de los Beatles, los Rolling Stones o la minifalda, al que lleg¨® siendo un chaval. Una ¨¦poca en la que hab¨ªa una eclosi¨®n de libertad que distaba bastante del Madrid que dejaba atr¨¢s ¡°huyendo de la mili¡± y, algo menos, con la Cuba precastrista en la que vivi¨® hasta 1954 porque su padre, un emigrante gallego de Brues (Orense), ten¨ªa negocios en la isla.
Pas¨® de tocar en p¨²blico en el Instituto de Cultura Hisp¨¢nica de Madrid ante asistentes como Blas Pi?ar ¡ªfundador de Fuerza Nueva¡ª, a hacerlo frente a Marlon Brando en el restaurante espa?ol Mart¨ªnez, donde estuvo trabajando entre 1964 y 1968. El legendario actor americano le dedic¨® una postal firmada junto con el dibujo de una guitarra y un pentagrama con notas. Fue all¨ª donde tambi¨¦n coincidi¨® con estrellas del momento como Di Est¨¦fano o arist¨®cratas como los Reyes de Grecia y Teijeiro cuenta c¨®mo una noche, mientras tocaba Never on Sunday, de Melinda Mercouri, ¡°el Rey Constantino se puso a cantar emocionado¡±.
Teijeiro contin¨²a una conversaci¨®n trufada de an¨¦cdotas para dar otro salto en el tiempo y rememorar su etapa en otro de los restaurantes donde fue guitarra residente, el Costa del Sol. All¨ª coincidi¨® con Joaqu¨ªn Sabina y entabl¨® una gran amistad con Paco de Luc¨ªa. El autor de Entre dos aguas se escapaba al restaurante cuando estaba de grabaci¨®n o despu¨¦s de un concierto. ¡°Paco era muy buena gente y humilde. Me acuerdo c¨®mo una vez que estaba tocando en el escenario, me dijo: ¡®Juan, esa es la pieza que quiero que me ense?es¡±, relata.
De tocar de noche a vender guitarras de d¨ªa
El recuerdo de Paco de Luc¨ªa est¨¢ muy presente en la tienda. Al entrar en local situado en el n¨²mero 62 de Duke Street, una calle perpendicular a la bulliciosa Oxford Street, hay un retrato del genio de Algeciras colgado en la pared. Durante muchos a?os, tambi¨¦n se exhib¨ªa una foto suya junto a un joven Teijeiro. The London Guitar Studio lleva abierto desde 1988, aunque desde entonces y hasta 1993 estuvo situada en un peque?o piso de James Street. Por all¨ª sol¨ªa pasarse Eric Clapton. ¡°Compraba guitarras flamencas, le encantaban. Recuerdo que una vez me mand¨® un fax en el que pon¨ªa: ¡®Gerundino es el mejor constructor de guitarras del mundo¡°, rememora.
Teijeiro pas¨® de tocar a vender guitarras a principios de los setenta, gracias a un jefe que tuvo en Costa del Sol que le anim¨® a emprender un negocio de venta de productos t¨ªpicos espa?oles y de guitarras flamencas: The Spanish Shop. Acabaron mal, pero aquella experiencia fue un ¨¦xito y el empuj¨®n que necesitaba para poner en marcha su negocio actual junto a Pam, su socia. Durante aquellos a?os viajaba constantemente a Espa?a para conocer a algunos de los mejores fabricantes y luthieres de guitarras espa?olas, as¨ª como para especializarse en guitarras cl¨¢sicas.
Hoy, en la tienda se pueden comprar desde ukeleles, guitarras para ni?os y para todos los niveles, hasta guitarras de colecci¨®n ¡ªcon precios desde 6.500 libras (unos 7.190 euros) en adelante¡ª. ¡°En las navidades pasadas un cliente compr¨® una guitarra de 37.000 libras. Era un modelo de hace 100 a?os, construida por un luthier catal¨¢n muy famoso, Simplicio¡±, explica.
Un amplio cat¨¢logo, unido a la localizaci¨®n y a la buena fama generada con los a?os, ha llevado a otros artistas y personalidades como Ricky Martin o el mism¨ªsimo secretario privado de la Reina Isabel II a pasarse por el establecimiento. Tambi¨¦n tienen tienda online. ¡°Estamos vendiendo mucho por Internet a clientes de aqu¨ª, en Francia, en Estados Unidos, pa¨ªses ¨¢rabes¡ Como la gente ahora pasa m¨¢s tiempo en casa, muchos clientes aprenden a tocar la guitarra¡±, cuenta Teijero al otro lado del tel¨¦fono ya a mediados de junio. Acaban de abrir el establecimiento al p¨²blico tras mantenerlo cerrado desde finales de marzo con motivo de la pandemia. Se pasa por all¨ª tres veces a la semana. ¡°Tengo una edad y es peligroso¡±, apunta.
Crisis del coronavirus mediante, el hondure?o no sabe cu¨¢ndo se va a jubilar porque le gusta lo que hace, y se nota. ¡°La guitarra ha sido el gran amor de mi vida¡±.
Cuando comparti¨® escenario con un joven Sabina
Joaqu¨ªn Sabina (?beda, 71 a?os) vivi¨® siete a?os en Londres, entre 1970 y 1977. Lleg¨® huyendo de Granada ¡ªdonde estudiaba la carrera¡ª, tras haber puesto un c¨®ctel molotov en el Banco de Bilbao como protesta por el proceso de Burgos. Obtuvo asilo pol¨ªtico gracias a la ayuda de Leslie, su novia brit¨¢nica de entonces. Lo dejaron y Sabina vol¨® solo. Vivi¨® un tiempo como 'squatter' (okupa en su traducci¨®n al castellano), cerca de Portobello Road. Hizo todo tipo de trabajos: como camillero en un hospital o fregando platos en los mismos restaurantes donde m¨¢s tarde cantar¨ªa boleros por las noches para ¡°poder comer y pagar vicios¡±, tal y como cuenta Maurilio de Miguel en el libro 'Eso ser¨¢ poes¨ªa: Sabina antes de Sabina' (Ediciones Mart¨ªnez Roca, 2005). Fue en uno de estos locales, el Costa del Sol, donde Sabina coincidi¨® con Juan Teijero. El hondure?o tocaba la guitarra de d¨ªa y Sabina cantaba de noche. ¡°Nos llev¨¢bamos bien, aunque ¨¦l era muy de izquierdas y yo no porque me vi afectado por la izquierda cubana¡±, sostiene Teijeiro. ¡°Un d¨ªa me dio un disco de Paco Ib¨¢?ez para que lo escuchara y me pregunt¨®: ¡®?Qu¨¦ te parece, Juan?¡¯. Y yo le dije: ¡®Pues chico, la verdad es que no me gusta mucho¡¯. Yo me fijaba en la m¨²sica y en la voz, pero Joaqu¨ªn se centraba en el mensaje. As¨ª que me respondi¨®: ¡°Yo sab¨ªa que no te iba a gustar¡¯¡°, r¨ªe.