Concordato cultural
Durante siglos la creaci¨®n fue una manifestaci¨®n m¨¢s de la lucha de clases: las ¨¦lites produc¨ªan y consum¨ªan su propia cultura (la alta) mientras el pueblo produc¨ªa y consum¨ªa la suya (el folclore)
Uno: ¡°El gozo gustativo por el sabor dulce es universal, quiz¨¢ porque la glucosa ya era el compuesto org¨¢nico m¨¢s abundante en la naturaleza mucho antes de la emergencia de la primera papila¡±. Dos: ¡°Lo dulce es natural, lo amargo, contrapunto cultural¡±. Tres: ¡°No es f¨¢cil ganarse a un ni?o con un caf¨¦ amargo o con una nana dodecaf¨®nica¡±. Conviene tener presentes estos aforismos de Jorge Wagensberg ¡°sobre la percepci¨®n¡± cada vez que se plantea el debate sobre las ayudas p¨²blicas a las artes. Tambi¨¦n conviene recordar lo que esas mismas artes ten¨ªan en su origen de rito y de entretenimiento, es decir, lo que tienen a¨²n de trascendental o de intrascendente.
Durante siglos la creaci¨®n fue una manifestaci¨®n m¨¢s de la lucha de clases. Las ¨¦lites produc¨ªan y consum¨ªan su propia cultura (la alta) mientras el pueblo produc¨ªa y consum¨ªa la suya (el folclore). Que la primera buscara la elevaci¨®n y tuviera el pedigr¨ª de una firma mientras la segunda buscaba las ra¨ªces de forma an¨®nima tiene tambi¨¦n su importancia, porque el siglo XX vio nacer un tipo de creaci¨®n popular orgullosa de su bajura ¡ªes decir, con firma¡ª, pero no centrada en la tradici¨®n ni en la trascendencia, sino en el consumo: el pop. No es casualidad que uno de sus pont¨ªfices m¨¢ximos, Andy Warhol, dijera que la Coca-Cola es el producto m¨¢s democr¨¢tico que existe: ni todo el oro del mundo podr¨ªa pagarte una mejor que la que podr¨ªa tomar el camarero que te la sirve. Otra cosa es que quieras comprarte un cuadro de Warhol.
El prestigio del arte como rito es tal que ha sido el primero en resucitar tras la crisis del coronavirus. Minoritario de por s¨ª, se adapta bien al sintagma de moda: ¡°aforo limitado¡±. Por el contrario, el arte como entretenimiento solo es rentable sin esa limitaci¨®n y, por ahora, prefiere esperar a las masas: los grandes estrenos de cine, Broadway, la m¨²sica de estadio. Hasta la Feria del Libro de Madrid se lo est¨¢ pensando, porque la mitad feria (los libreros) siempre tuvo m¨¢s peso que la mitad libro (los editores). Los que se preguntaban por qu¨¦ la cita nunca cuaj¨® como festival literario de primer orden pese a tener todos los nombres a su alcance, ya tienen respuesta.
Cuando se habla de consumo cultural suele pensarse en la parte ¡°ritual¡± y no en la ¡°entretenida¡±. Pero tanto o m¨¢s que la curiosidad o el deseo de sofisticaci¨®n, el gran aliado de la literatura es el aburrimiento. Ahora la competencia es tanta que lo dif¨ªcil es aburrirse. Algunos artistas se tatuaron en el pecho ¡°a la minor¨ªa siempre¡± y la mayor¨ªa les tom¨® la palabra. Cuando el Ministerio de Educaci¨®n es incapaz de formar ciudadanos interesados por el caf¨¦ sin az¨²car le toca al de Cultura subvencionar encuentros de poes¨ªa, cine de autor, teatro de vanguardia y nanas dodecaf¨®nicas. Y est¨¢ bien que as¨ª sea. No vamos a dejar todo lo del esp¨ªritu en manos del concordato con la Santa Sede.
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