El homenaje de un trompetista de jazz a otro
Dave Douglas rinde tributo a la leyenda de Dizzy Gillespie en su nuevo ¨¢lbum. El trabajo supone el debut discogr¨¢fico de un grupo que re¨²ne m¨²sicos de distintas generaciones
A veces, incluso en un g¨¦nero tan dispuesto a asimilar nuevas propuestas como el jazz, el exceso de producci¨®n juega en contra de un artista. No porque este exceso afecte a la calidad inevitablemente ¡ªaunque, de hecho, a menudo as¨ª sea¡ª, sino por la dificultad que entra?a para el aficionado seguir exhaustivamente a algunos m¨²sicos de incontenible capacidad creativa. Dave Douglas (Nueva Jersey, Estados Unidos, 57 a?os) es un buen ejemplo de ello: solo en los ¨²ltimos cinco a?os ha publicado m¨¢s de un...
A veces, incluso en un g¨¦nero tan dispuesto a asimilar nuevas propuestas como el jazz, el exceso de producci¨®n juega en contra de un artista. No porque este exceso afecte a la calidad inevitablemente ¡ªaunque, de hecho, a menudo as¨ª sea¡ª, sino por la dificultad que entra?a para el aficionado seguir exhaustivamente a algunos m¨²sicos de incontenible capacidad creativa. Dave Douglas (Nueva Jersey, Estados Unidos, 57 a?os) es un buen ejemplo de ello: solo en los ¨²ltimos cinco a?os ha publicado m¨¢s de una docena de ¨¢lbumes como l¨ªder con proyectos diferentes.
Una hiperactividad que hace que en ocasiones sea complicado seguirle el ritmo, lo cual es una verdadera l¨¢stima porque, por dif¨ªcil que pueda parecer, todos esos proyectos son, como m¨ªnimo, interesantes. Pero algunos destacan por encima de los dem¨¢s, como su fara¨®nico proyecto de ocho discos Brazen Heart Live at Jazz Standard, la pareja de ¨¢lbumes de inspiraci¨®n pol¨ªtica y social Uplift y Engage, y su m¨¢s reciente ¨¢lbum, en el que presenta un nuevo grupo para recuperar un viejo concepto.
Entre 1995 y 2000 Dave Douglas public¨® tres excelentes ¨¢lbumes-homenaje inspirados en las figuras de Booker Little (In Our Lifetime), Wayne Shorter (Stargazer) y Mary Lou Williams (Soul On Soul). El concepto de los mismos no implicaba la consagraci¨®n al cancionero de los homenajeados (la mayor¨ªa del repertorio se basaba en originales de Douglas), ni mucho menos la inspiraci¨®n est¨¦tica de sus estilos, sino que part¨ªa del estudio y asimilaci¨®n de su legado, siempre desde la perspectiva del trompetista y compositor, que se serv¨ªa de la inspiraci¨®n que los maestros hab¨ªan ejercido en ¨¦l para construir un discurso eminentemente propio.
Veinte a?os despu¨¦s, el trompetista recupera la esencia de aquella forma de acercarse a una importante influencia para ¨¦l con este Dizzy Atmosphere, una homenaje al gran Dizzy Gillespie cuya mayor virtud es no sonar en absoluto a ¨¦l, sino al Dave Douglas del siglo XXI: un int¨¦rprete maduro, con personalidad, ideas claras, y una gran capacidad de liderazgo.
A sus 57 a?os, y como ocurre con los m¨¢s grandes (mismamente, y salvando las distancias, como Miles Davis o el propio Gillespie en su momento, o como Wayne Shorter hoy), Douglas, uno de los mejores del jazz estadounidense contempor¨¢neo, ha desarrollado como pocos la capacidad de captar y dar voz a nuevos talentos, ayud¨¢ndolos a crecer y desarrollar su propia voz: desde Donny McCaslin a Anna Webber, Matt Mitchell o Linda Oh, ser fichado por Douglas para sus grupos es se?al inequ¨ªvoca de excelencia y enorme potencial.
En ¡®Dizzy Atmosphere¡¯ el trompetista empieza de cero, ejerciendo una visionaria labor de reclutamiento para formar un grupo que acaba resultando el punto m¨¢s fuerte del disco
En Dizzy Atmosphere el trompetista empieza de cero, ejerciendo una visionaria labor de reclutamiento para formar un grupo que acaba resultando el punto m¨¢s fuerte del disco: por encima de las composiciones, de la inspiraci¨®n o de la propia figura de Douglas, esta nueva formaci¨®n del trompetista es un milagro intergeneracional en el que confluyen m¨²sicos veteranos (como ¨¦l mismo y su viejo amigo, el baterista Joey Baron), brillantes nombres aparecidos en los ¨²ltimos a?os, como el portentoso pianista Fabian Almazan o el guitarrista Matthew Stevens, y debutantes como el trompetista Dave Adewumi o la contrabajista Carmen Rothwell. Todos ellos construyen, dirigidos por Douglas, una formaci¨®n en la que es tan importante lo que ocurre en el fondo, a manos de Almazan ¡ªextraordinario tambi¨¦n en sus solos¡ª, Stevens y la secci¨®n r¨ªtmica, como en la primera l¨ªnea, en la que las trompetas de Douglas y Adewumi generan interesantes texturas aprovechando la similitud t¨ªmbrica y una qu¨ªmica evidente entre ambos.
El disco emerge como una obra redonda, que fluye sin altibajos de principio a fin, y revalida la posici¨®n de Douglas como uno de los tipos m¨¢s activos del jazz actual que, adem¨¢s, sigue creando proyectos estimulantes y reinvent¨¢ndose con ¨¦xito. El trompetista sostiene que su idea es dar por finalizado un grupo despu¨¦s de grabar tres o cuatro discos con ¨¦l; con su ¨²ltimo gran quinteto (junto a Jon Irabagon, Matt Mitchell, Linda Oh y Rudy Royston) supuestamente desmantelado, esta nueva formaci¨®n tiene potencial para ser su pr¨®xima gran banda regular. Y promete m¨²sica de primera.