La cultura hace balance de su regreso: reinventarse hasta que lleguen tiempos mejores
Museos, cines y teatros se llenan de mamparas, mascarillas y geles hidroalcoh¨®licos para garantizar la asistencia de espectadores
Cuando est¨¢n a punto de cumplirse los primeros 50 d¨ªas desde la reapertura de sus puertas con la nueva normalidad para las principales instituciones culturales, ha llegado la hora de hacer balance, tanto de asistencia de p¨²blico como de funcionamiento. Los responsables del Museo de El Prado se sienten satisfechos con la acogida de la exposici¨®n Reencuentro, que re¨²ne 250 de las obras m¨¢s representativas de la colecci¨®n permanente. Uno...
Cuando est¨¢n a punto de cumplirse los primeros 50 d¨ªas desde la reapertura de sus puertas con la nueva normalidad para las principales instituciones culturales, ha llegado la hora de hacer balance, tanto de asistencia de p¨²blico como de funcionamiento. Los responsables del Museo de El Prado se sienten satisfechos con la acogida de la exposici¨®n Reencuentro, que re¨²ne 250 de las obras m¨¢s representativas de la colecci¨®n permanente. Unos 1.800 visitantes se acercan a ella a diario. Un p¨²blico local que no ha dejado de acudir, destacan desde la instituci¨®n. La gran ca¨ªda la provocan los asistentes extranjeros, debido a la ausencia de ferias y congresos, conciertos o eventos deportivos, que atraen al p¨²blico internacional al museo. En los meses de mayor afluencia, abril y mayo, en 2019 se recibieron 600.000 visitantes, mientras que este a?o por esas fechas las puertas permanecieron cerradas. En junio se ha pasado de los de los 290.000 visitantes del ejercicio anterior, a los 40.000 de este a?o.
Para el director de comunicaci¨®n de la pinacoteca, Carlos Chaguaceda, la reapertura del museo ha tenido un valor social y medi¨¢tico que va m¨¢s all¨¢ de la taquilla, y que ha recibido el reconocimiento de cabeceras internacionales como Le Monde o Financial Times, que han destacado la fortaleza de la instituci¨®n. ¡°El museo tiene un doble valor, y el simb¨®lico se ha convertido en fundamental. En el bicentenario demostramos nuestra capacidad de gesti¨®n en la abundancia, y ahora lo hemos hecho en la escasez¡±, destaca. En la ma?ana de su entrevista con EL PA?S, El Prado emiti¨® una se?al en directo, a trav¨¦s de la red social china Taobao Zhubo, que fue seguida por 54.000 espectadores. La nueva normalidad le ha servido tambi¨¦n a la instituci¨®n para volcarse en el mundo digital, y su p¨¢gina web ha recogido los frutos, triplicando las visitas, con un total de 14 millones durante el confinamiento.
Ver el ¡®Guernica¡¯ con mascarilla
Paloma y Lola han madrugado para disfrutar del Guernica de Pablo Picasso en el Museo Reina Sof¨ªa, algo que podr¨ªa pasar por rutinario, si no fuese porque es la primera vez que lo ven desde el confinamiento provocado por la covid-19. ¡°?No hay nadie! Tienes el cuadro para ti solo¡±, exclama emocionada Lola, jubilada. Para su amiga, psic¨®loga, es como si el lienzo cobrase vida para hablarle al espectador y contarle la tragedia de sus trazos. En la sala que ocupa la obra, con el retorno del museo a la actividad, ahora no pueden coincidir m¨¢s de 30 espectadores a la vez. Es obligatorio el uso de mascarilla y seguir las l¨ªneas que marcan la distancia de seguridad entre los asistentes, que encuentran a su paso dispensadores para lavarse las manos.
Pedir un mapa del recorrido reducido que re¨²ne 300 obras de artistas como el mencionado Picasso o Joan Mir¨® ya no es posible. La aplicaci¨®n del museo sirve ahora para guiarse por sus pasillos. ¡°Todo esto nos ha obligado a reinventarnos. Hemos aprendido a trabajar en la inestabilidad, porque adem¨¢s de la afluencia del p¨²blico, los pr¨¦stamos de pa¨ªses como Estados Unidos tambi¨¦n afectan a nuestra programaci¨®n. Ahora tenemos que cambiar el modo de producir exposiciones y de cuidar las obras, adem¨¢s de poner especial atenci¨®n a lo ecol¨®gico y lo local. Miramos m¨¢s a largo plazo¡±, explica Manuel Borja-Villel, director del museo.
En el Museo Guggenheim de Bilbao ya reciben con los brazos abiertos las visitas de los primeros turistas extranjeros desde la pandemia, merced a la reapertura de fronteras. Con todas las galer¨ªas del museo abiertas, tanto de la colecci¨®n permanente como de las cuatro exposiciones temporales, incluida la medi¨¢tica de Olafur Eliasson, la afluencia del p¨²blico internacional (53%) ya supera al nacional (47%). Destacan los visitantes franceses, que suponen el 27%, con una importante presencia de alemanes, holandeses y belgas. El p¨²blico local aparece liderado por el vasco, aunque les siguen de cerca madrile?os y catalanes. ¡°Miro por mi ventana y veo flujo de gente y colas antes de cada turno. Estamos relativamente satisfechos porque manejamos aforos del 25% de afluencia sobre el 5 o 10% esperado. Cada semana aumentamos el n¨²mero de visitantes y queremos creer que la tendencia ir¨¢ a mejor¡±, expone Bego?a Mart¨ªnez, directora asociada de comunicaci¨®n y marketing del museo.
?pera sin besos
En el Teatro Real el balance de su regreso ha sido muy positivo. Tras 20 funciones de una versi¨®n en concierto semiescenificada de La Traviata, a las que han asistido m¨¢s de 15.000 espectadores, no se ha registrado ning¨²n incidente relacionado con la salud del p¨²blico, de los actores, del personal del auditorio o entre los t¨¦cnicos. Los empleados se tienen que afanar en separar a los asistentes, pero no es suficiente. ?C¨®mo se garantiza la distancia social en una orquesta? ?Se pueden besar los int¨¦rpretes sobre las tablas? ?C¨®mo evitar contagios entre bambalinas?
¡°Est¨¢n siendo representaciones muy especiales, por la emoci¨®n que viven los artistas y tambi¨¦n el p¨²blico, que acaba aplaudiendo de pie al final de cada funci¨®n. Reivindicar el arte y la m¨²sica ahora tiene m¨¢s sentido que nunca¡±, declara el director general, Ignacio Garc¨ªa-Belenguer. A¨²n est¨¢n disponibles localidades para cada una de las ¨²ltimas siete funciones, antes de que el tel¨®n se cierre el pr¨®ximo 29 de julio.
Ir al cine sin entrada (f¨ªsica)
Uno de los sonidos que se han desvanecido con la nueva normalidad es el de la entrada de cine rasgada antes de entrar a la sala. En los madrile?os Renoir Retiro, ?ngel Fern¨¢ndez, encargado del recinto, muestra a la c¨¢mara una caja llena de las tradicionales hojas con la informaci¨®n de la pel¨ªcula Y llovieron p¨¢jaros. Ya no se pueden repartir, as¨ª que aguardan en un armario para, quiz¨¢ dentro de un tiempo, convertirse en objeto de colecci¨®n. Lo que no se pierde es la vieja costumbre de las palomitas, aunque ahora haya que pedirlas a trav¨¦s de una mampara, en un vest¨ªbulo del que se ha retirado el mobiliario y los asientos, para garantizar el flujo de las personas.
Festivales sin aglomeraciones
En condiciones normales, la temporada de festivales estar¨ªa en pleno apogeo, pero una banda habitual en los carteles de toda Espa?a, los vascos Belako, han visto c¨®mo se cancelaban todas sus citas y se pospon¨ªa la publicaci¨®n de su nuevo disco: ¡°Toda la gira ha estado marcada por la incertidumbre. Quer¨ªamos ofrecer algo digno, no hacer conciertos por hacerlos, pero viendo la alegr¨ªa del p¨²blico y la nuestra, ha merecido la pena el esfuerzo¡±, relata Lander Zalakain, baterista del cuarteto.
En el caso del grupo Izaro, su regreso le ha supuesto un bal¨®n de ox¨ªgeno, y aunque reconoce que el panorama es desolador, le sobran las razones para subir a tocar a los escenarios: ¡°Las cosas ya eran dif¨ªciles antes del confinamiento para la cultura. Empezamos a pensar qu¨¦ se pod¨ªa hacer dada la situaci¨®n y hemos vivido momentos muy especiales, como cuando tocamos en el ¨¢tico del auditorio Victoria Eugenia, en Donosti. Fue emocionante observar a la gente vi¨¦ndonos desde la ventana de sus balcones mientras toc¨¢bamos en un tejado¡±.
Juan Pedrayes, bater¨ªa de Carolina Durante, se muestra satisfecho por haber podido tocar ya en Murcia y Alicante, aunque no acaba de acostumbrarse a ver a la gente sentada en sus sillas, a distancia unos de otros, una imagen que nada tiene que ver con la de su cierre de gira del a?o anterior en la sala La Riviera de Madrid, donde una marabunta de personas sudadas se agolpaba a los pies del cuarteto, que pretend¨ªa cerrar este 2020 con un concierto por todo lo alto en el Wizink Center.
De acuerdo con su compa?ero de profesi¨®n, el guitarrista y vocalista de Cala Vento, Aleix Tur¨®n, espera no tener que acostumbrarse a esto. ¡°Nosotros hacemos conciertos de rock. Es rar¨ªsimo ver a la gente sentada y que no pueda bailar¡±, dice. El d¨²o catal¨¢n ha modificado incluso el orden de sus canciones para evitar las aglomeraciones habituales en sus bolos: ¡°Hemos buscado un show m¨¢s ¨ªntimo y tranquilo, y no juntar varias canciones que lleven al descontrol que buscamos normalmente¡±, a?ade Joan Delgado, baterista y vocalista.
Babelia
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