El Prado se reencuentra con el p¨²blico con una selecci¨®n de ¡®grandes ¨¦xitos¡¯
El museo reabre el s¨¢bado un cuarto de su espacio expositivo con aforo reducido y re¨²ne en torno a la Galer¨ªa Central una selecci¨®n de 250 de sus obras m¨¢s representativas. Este fin de semana la entrada es gratuita y hasta septiembre costar¨¢ la mitad
¡°Aqu¨ª, m¨¢s que del coronavirus, podr¨ªamos testar a los visitantes del s¨ªndrome de Stendhal¡±, dice Miguel Falomir sobre esa enfermedad imaginaria que bautiz¨® en Florencia el escritor franc¨¦s, mareado por tanta maravilla art¨ªstica. El director del Prado est¨¢ en mitad de la sala 12, el sancta sanct¨®rum del museo. Las meninas siguen ah¨ª, como siempre, posando en el espacio inusualmente vac¨ªo, pero la cosa est¨¢ m¨¢s animada que de costumbre esta ma?ana del Madrid de la fase 1. Son los nuevos vecinos: Las hilanderas, Los borrachos y cinco bufones velazque?os dispuestos a la manera de un retablo han dejado las salas donde habitualmente se encuentran para acomodarse temporalmente aqu¨ª, como parte de Reencuentro, la exposici¨®n de 250 de las obras m¨¢s representativas de la colecci¨®n permanente con la que el museo reabre sus puertas este s¨¢bado tras un par¨®n de casi tres meses forzado por la pandemia.
La instituci¨®n ha hecho ¡°de la necesidad virtud¡±, afirma su director. La reducci¨®n de personal de sala (vigilantes que no pueden incorporarse a¨²n porque tienen personas a su cargo o porque pertenecen a la poblaci¨®n de riesgo por su edad o por sus patolog¨ªas previas) y las restricciones sanitarias propias de la ¡°nueva normalidad¡± (distancia de seguridad de dos metros, reducci¨®n de aforo o simplificaci¨®n de la visita para evitar los contagios) han obligado al Prado a limitar su reapertura a 16 salas del edificio de Villanueva (que ocupan una cuarta parte del total destinado a la colecci¨®n permanente). Desde algunas de ellas, adem¨¢s, es posible asomarse a varios espacios contiguos, cerrados al p¨²blico pero aun as¨ª visibles, dado que el paso lo cortan unas vallas que llegan a las rodillas.
El recorrido se despliega por la Galer¨ªa Central, esa Gran V¨ªa de la historia del arte europeo que atraviesa el edificio Villanueva, y tambi¨¦n un pu?ado de espacios de la cruj¨ªa izquierda y, al fondo la derecha, las salas dedicadas a Goya en la primera planta. En total, el Servicio de Brigada ha movido unos 190 cuadros para conformar un ¡°destilado, dif¨ªcil de igualar, de la colecci¨®n permanente¡±, que en circunstancias normales suma 1.714 piezas expuestas. ¡°Es un trabajo digno de un maestro del perfume¡±, asegura Falomir. Esta ordenaci¨®n excepcional empezar¨¢ a desmontarse el 13 de septiembre, cuando los cuadros comiencen a regresar por fases a sus ubicaciones habituales y el museo recobre poco a poco la vida normal.
La visita (gratis este fin de semana y a mitad de precio hasta septiembre) estar¨¢ restringida a un aforo diario de 1.800 personas (un tercio de lo habitual), que deber¨¢n obtener su entrada online al menos con un d¨ªa de antelaci¨®n, aunque el acceso sea gratuito. Entrar¨¢n, previa toma de temperatura corporal (se proh¨ªbe el acceso a los que superen los 37,5 grados) por la puerta alta de Goya para hacer un recorrido unidireccional, con mascarilla, que desemboca en la de Murillo. Habr¨¢ dispensadores de gel hidroalcoh¨®lico y los ascensores se reservar¨¢n para personas acompa?adas de beb¨¦s o con discapacidad. ¡°En cierto modo¡±, aclara Falomir, ¡°es una vuelta a la disposici¨®n del siglo XIX. No son solo los espacios arquitect¨®nicamente m¨¢s nobles, sino tambi¨¦n los m¨¢s di¨¢fanos, que permiten un mejor flujo de visitantes y acomodarse a las recomendaciones sanitarias¡±.
Entre una puerta y otra, se despliega ¡°la mejor exposici¨®n temporal que quepa imaginar¡±, seg¨²n el director. Un todo que aspira a ser m¨¢s que la suma de sus partes. Todas las obras estaban all¨ª antes, pero colocadas unas al lado de las otras provocan una nueva experiencia est¨¦tica. Para decidir cu¨¢les merec¨ªan cambiar de sala, o incluso de planta, los conservadores del Prado han hecho un (tele)esfuerzo de selecci¨®n y negociaci¨®n (tambi¨¦n de imaginaci¨®n; Falomir otorga el m¨¦rito del hallazgo de juntar bufones y meninas a Javier Port¨²s, guardi¨¢n de la pintura espa?ola hasta 1800). El resultado de esas transacciones (¡°en algunos casos, ha sido como pedirles que elijan entre pap¨¢ y mam¨¢¡±, bromea) es una propuesta principalmente cronol¨®gica, pero ¡°con algunos gui?os aqu¨ª y all¨¢ que diluyen la rigidez de las escuelas¡±.
Si antes del coronavirus el relato de la Galer¨ªa Central arrancaba con la gran pintura veneciana, empujada en la reapertura unos metros m¨¢s al sur, ahora se remonta a las escuelas flamencas, espa?olas e italianas del siglo XV, que normalmente est¨¢n en la planta baja. A la primera sala (la 24) se accede tras ser recibido por la estatua desnuda de Carlos V y el Furor, de Pompeo y Leone Leoni, que luce para la ocasi¨®n despojada de armadura por primera vez desde 2008. El arranque est¨¢ lleno de sorpresas, como esa genial elipsis cinematogr¨¢fica que sale de enfrentar La anunciaci¨®n, de Fra Angelico y El descendimiento, de Van der Weyden. En ese espacio y el siguiente se suceden las obras maestras reubicadas y gloriosamente ba?adas por la luz natural: El triunfo de la muerte, de Pieter Bruegel el Viejo, el Paso de la laguna Estigia, de Patinir, el Cristo muerto, de Antonello da Messina, la Mesa de los pecados capitales y la Adoraci¨®n de los Magos, de El Bosco, El cardenal, de Rafael, o ese Noli me tangere, de Correggio, que se ha puesto s¨²bitamente de moda ahora que el coronavirus aconseja no andar toc¨¢ndose.
Estos tiempos interesantes han empujado tambi¨¦n a los conservadores del Prado a jugar a romper sus propias reglas y juntar, por ejemplo, dos autorretratos como los de Durero y Tiziano. Yuxtaposiciones como esta, solo al alcance de los editores de libros de arte e inimaginables en las tres dimensiones del museo, se repiten por todo el recorrido. As¨ª, al Saturno de Goya, que emerge de las profundidades de las salas de las pinturas negras, le sigue con naturalidad el de Rubens, cuyas obras mitol¨®gicas hacen hueco en la pared de enfrente a la D¨¢nae recibiendo la lluvia de oro, de Tiziano, en otra prueba de que los artistas de las colecciones reales fueron tambi¨¦n grandes estudiosos de sus predecesores. Los naturalismos espa?ol y europeo se dan la mano sin distancia de seguridad que valga; el Greco convive con otros retratistas contempor¨¢neos, como Artemisa Gentileschi, Sofonisba Anguissola o Antonio Moro, y la monumentalidad de Las lanzas, de Vel¨¢zquez, adquiere otro sentido flanqueado por los retratos ecuestres de militares espa?oles del siglo de Oro en una puesta en escena que aventura el esp¨ªritu museol¨®gico de la ampliaci¨®n Sal¨®n de Reinos.
La amplitud de los espacios tambi¨¦n beneficia a Goya. La familia de Carlos IV estar¨¢ acompa?ada este verano en su rotonda habitual por El dos y El tres de mayo de 1808, en la ante¨²ltima conquista de la virtud sobre la necesidad. ¡°Seguramente, el sitio ideal de estas obras sea este, pero en circunstancias normales el p¨²blico impedir¨ªa el paso si as¨ª se colocaran. Con el aforo limitado, es otra cosa¡±, dice Falomir. El recorrido contin¨²a con m¨¢s goyas, el pintor m¨¢s representado en este Reencuentro (y en la colecci¨®n del Prado), y con una escueta selecci¨®n del siglo XIX (Sorolla, Beruete, Rosales, Bonheur...), en la que no ha entrado las obras de pintura de historia, obviamente por motivos m¨¢s espaciales que est¨¦ticos.
¡°No est¨¢n todos los que son, pero s¨ª son todos los que est¨¢n¡±, admite el director. En este grandes ¨¦xitos que no aspira a la exhaustividad cada cual echar¨¢ en falta los suyos, bien sea el rembrandt, La bacanal de los Andrios, el Duelo a garrotazos, de Goya, tambi¨¦n tristemente de moda gracias a nuestra clase pol¨ªtica, o Poussin, aunque seguramente todos (¡°los yonquis del Prado, que lo echaban horrores de menos, y a los que les ha picado la curiosidad con la web del museo, que ha batido todos los r¨¦cords durante el confinamiento¡±) coincidir¨¢n en una ausencia: El jard¨ªn de las delicias. ¡°Por su tama?o y caracter¨ªsticas no era buena idea moverlo¡±, explica Falomir. ¡°Y adem¨¢s, conviene mantener el misterio tambi¨¦n de la colecci¨®n, no dar la impresi¨®n err¨®nea de que se agota con esta selecci¨®n¡±. Para unos y otros el recorrido incluye dos proyecciones que celebran la existencia de algunas de esas ausencias.
Cita previa, aforo reducido y control de temperatura
Durante esta situaci¨®n excepcional el Museo del Prado solo permite la compra de entradas 'online' y con al menos un d¨ªa de antelaci¨®n. Eso es obligatorio tambi¨¦n para los visitantes que accedan gratis, durante este fin de semana (los boletos, 3.600 para los d¨ªas 6 y 7 de junio, se han agotado esta ma?ana en una hora escasa), as¨ª como en los tramos designados para ello, que cambian ligeramente, como los del museos (que abrir¨¢ domingos y festivos solo hasta las 17.00). A partir del lunes, las entradas costar¨¢n la mitad: 7,5 euros en horario de tarifa normal, y 3,75 las de precio reducido. En la nueva normalidad solo se admiten 1.800 personas al d¨ªa, se efect¨²an pruebas de temperatura corporal (a los que registren m¨¢s de 37,5 grados no se les permitir¨¢ entrar y se les devolver¨¢ el importe de la entrada) y dispensadores de gel hidroalcoh¨®lico. No as¨ª audiogu¨ªas, guardarropa o folletos. La informaci¨®n estar¨¢, eso s¨ª, accesible 'online'. Marina Chinchilla, directora adjunta de Administraci¨®n del Museo del Prado, ha explicado hoy en la presentaci¨®n a la prensa que se han mejorado tambi¨¦n los circuitos de ventilaci¨®n para ofrecer una calidad del aire propia de ¡°hospitales, laboratorios y otros espacios cr¨ªticos¡±. Estas medidas se mantendr¨¢n, en principio, hasta el 13 de septiembre, cuando las casi doscientas obras desplazadas para la exposici¨®n de reapertura tras el coronavirus vayan volviendo a sus lugares originales poco a poco. Entonces regresar¨¢ tambi¨¦n el programa de exposiciones temporales. La primera ser¨¢ 'Invitadas. Fragmentos sobre mujeres, ideolog¨ªa y artes pl¨¢sticas en Espa?a (1833-1931)', cuya inauguraci¨®n estaba prevista para el 31 de marzo y ha quedado reubicada en octubre.