Nunca es tarde si la artista es buena
Museos de todo el mundo rescatan del olvido a numerosas figuras femeninas cuyas aportaciones hab¨ªan sido desde?adas por el relato patriarcal del arte
La obra de la artista estadounidense Rosemarie Castoro (1939-2015) abarca formatos desde el dibujo a la pintura, la escultura y la performance. Ligada a lo corporal y lo tangible, a la danza y el movimiento, se entronca en los postulados del minimalismo que era avanzadilla en los a?os sesenta. Con sus primeros trabajos de madurez, cuadros monocromos rectangulares sobre los que colocaba someras figuras geom¨¦tricas, abri¨® el camino de otros creadores que luego s...
La obra de la artista estadounidense Rosemarie Castoro (1939-2015) abarca formatos desde el dibujo a la pintura, la escultura y la performance. Ligada a lo corporal y lo tangible, a la danza y el movimiento, se entronca en los postulados del minimalismo que era avanzadilla en los a?os sesenta. Con sus primeros trabajos de madurez, cuadros monocromos rectangulares sobre los que colocaba someras figuras geom¨¦tricas, abri¨® el camino de otros creadores que luego se calificar¨ªan como genios.
De ella, sin embargo, poco o nada se ha sabido hasta que el Macba rescat¨® su figura en una exposici¨®n celebrada entre finales de 2017 y 2018, dos a?os despu¨¦s de su fallecimiento. Supuso su primera gran retrospectiva institucional, de toda su trayectoria y en todo el planeta, pero no fue ni mucho menos la ¨²nica muestra que en los ¨²ltimos a?os ha rescatado del olvido a una mujer cuyas aportaciones han quedado reducidas, en los mejores casos, a una nota a pie de p¨¢gina en el relato del arte contempor¨¢neo. A una edad madura o tambi¨¦n, como ocurri¨® con Castoro, poco despu¨¦s de su fallecimiento, est¨¢n brotando en todo el mundo, tambi¨¦n en Espa?a, reivindicaciones de artistas injustamente ignoradas, firmas cada vez m¨¢s cotizadas como las de Carol Rama (recuperada tambi¨¦n por el Macba), Carmen Herrera (Whitney de Nueva York), Luchita Hurtado (Serpentine de Londres) y Etel Adnan (Documenta 2012), entre muchas otras.
En un esfuerzo por ¡°reescribir la historia¡±, como explica el director del museo barcelon¨¦s, Ferran Barenblit, las instituciones llevan a?os empe?adas en ¡°cambiar las preguntas¡± que condicionan las respuestas desde las que ponemos en valor y nos aproximamos a la creaci¨®n art¨ªstica. ¡°Pero no se trata simplemente de colocar a una mujer donde antes hab¨ªa un hombre, sino de dar forma a un relato diferente al que exist¨ªa¡±, apunta el gestor. Tampoco va la cosa de escribir nombres en femenino sobre las cartelas por una necesidad de figurar, sino que, mucho m¨¢s llanamente, la tarea consiste ¡°en trabajar con artistas que resultan ser mujeres¡±.
¡°Yo no hablar¨ªa de tendencia sino de conciencia¡±, agrega Inma Prieto, la directora de Es Baluard, en Palma. ¡°Hay una voluntad de querer ver: esas artistas est¨¢n ah¨ª pero nadie las ha mirado, porque esa mirada estaba fijada en otro tipo de propuestas¡±. Frente a una pel¨ªcula de Agn¨¨s Varda, los ojos de Prieto se encontraron por casualidad con la obra de una de esas creadoras perdidas: la portuguesa Ana Vieira (1940-2016). ¡°Cuando vi aquellas im¨¢genes me dije: ¡®?Esto de qui¨¦n es?¡±, recuerda. A finales de agosto ha clausurado en Es Baluard la primera individual que se le ha dedicado a Vieira fuera de su pa¨ªs, un conjunto de obras multidisciplinares que establecen un di¨¢logo entre el espacio p¨²blico y el dom¨¦stico para analizar los modos de convivencia.
Como bien subraya Barenblit, resulta crucial ¡°no caer en la simplificaci¨®n de que los hombres hacen arte de una manera y las mujeres de otra¡±. Pero al mismo tiempo, como anota el director del Reina Sof¨ªa de Madrid, Manuel Borja-Villel, hasta no hace tanto, la pr¨¢ctica art¨ªstica de las mujeres se ha caracterizado por la ¡°transversalidad¡±, la alternancia de ¨¢mbitos de la casa al espacio social, terrenos por donde se mueve precisamente la aportaci¨®n de Vieira. Otras posibles diferencias a las que hace referencia Borja-Villel residen en ¡°una relaci¨®n con el p¨²blico m¨¢s relacionada con los cuidados y los afectos¡± y en una forma de entender el ¨¦xito m¨¢s alejada del mercado.
Hoy d¨ªa cuenta en su haber premios de primer nivel como el Nacional de Artes Pl¨¢sticas y el Vel¨¢zquez, pero a lo largo de su trayectoria, la pionera del arte conceptual en Espa?a Concha Jerez (Las Palmas de Gran Canaria, 79 a?os), ha conjugado en etapas los cuidados a su familia con la docencia y la creaci¨®n art¨ªstica. Es ahora, tras d¨¦cadas de producci¨®n de vanguardia, cuando vive su momento de pleno reconocimiento: despu¨¦s de recibir los dos galardones del Ministerio de Cultura en 2015 y en 2017 respectivamente, en la actualidad protagoniza su primera retrospectiva en un museo nacional, el Reina Sof¨ªa.
Antes que a Jerez, estas distinciones han aupado recientemente, tambi¨¦n a edad avanzada, a otras mujeres como la madrile?a Elena Asins (1940-2015), igualmente artista conceptual, la donostiarra Esther Ferrer (82 a?os), miembro del grupo ZAJ y artista de performance, o la chilena Cecilia Vicu?a (72 a?os), poeta y militante del arte feminista y ecologista que en una reciente entrevista con este peri¨®dico confesaba: ¡°Pensaba que me iba a morir como una artista secreta¡±.
Un a?o antes de que le empezaran a llover esas distinciones, en 2014, el Musac de Le¨®n ya puso la lupa en la carrera de Concha Jerez. No por casualidad: como explica su director, Manuel Olveira, la compensaci¨®n a estas propuestas suspendidas en el limbo ¡°forma parte del ADN del museo¡±. ¡°Tenemos un programa de trabajo centrado en cuestiones de feminismo¡±, abunda, ¡°y hemos combinado la presencia de estas artistas con otras de media carrera y m¨¢s j¨®venes¡±.
En los ¨²ltimos a?os, el centro ha sacado de la oscuridad a creadoras como la rumana Geta Bratescu (1926-2018); la cubana Hessie (1936-2017); la leonesa Teresa Gancedo (83 a?os) y la granadina Mar¨ªa Lara (80 a?os). En esa misma l¨ªnea, el Macba est¨¢ revisando el papel de artistas minimalistas en femenino, como Rosemarie Castoro y la alemana Charlotte Posenenske (1930-1985). Fuera del ¨¢mbito contempor¨¢neo, los grandes museos tambi¨¦n rinden cuentas: en octubre, el Prado inaugurar¨¢ su esperada muestra Invitadas, que aborda el rol femenino en el sistema del arte espa?ol en el siglo XIX y principios del XX.
Cuando van asociadas a lo ef¨ªmero y lo performativo, las obras de estas artistas contempor¨¢neas llegan a o¨ªdos de los comisarios a trav¨¦s de relatos directos, entrevistas con compa?eras de profesi¨®n, allegados¡ Si no, como indica Prieto, se trata de realizar una labor ¡°de estudio, de archivo, de acercarte a galer¨ªas, al ¨¢mbito local¡¡± ¡°Pero resulta mucho m¨¢s dif¨ªcil indagar en las carreras de artistas anteriores al siglo XIX, porque han dejado escasas huellas en la documentaci¨®n¡±, remarca Olveira. ¡°En el arte moderno el machismo no ha sido tan aplastante y el acceso a la documentaci¨®n es bastante m¨¢s sencillo¡±.
Ir m¨¢s all¨¢ de la cuota
Para un museo, y para su afluencia de p¨²blico, no es lo mismo programar una muestra de un t¨®tem del arte que de una completa desconocida. ¡°Pero nuestra audiencia simpatiza con esta voluntad de cambiar el relato hegem¨®nico¡±, constata Barenblit, director del Macba. Para Borja-Villel, del Reina Sof¨ªa, se trata de dar con el equilibrio entre una voluntad ¡°fundamental¡± de servicio p¨²blico ¡°sin reducirse a solo cuatro personas¡±. Con la llegada de la covid y el previsible ocaso de las exposiciones de masas, este resulta un momento ideal para explorar las propuestas desde?adas por el 'mainstream'. ¡°Esta va a ser una forma de trabajar¡±, sentencia el director, que insiste en evitar los peligros de una mirada reduccionista. ¡°Hay un movimiento paralelo con Black Lives Matter, una realidad a la que ni siquiera los museos m¨¢s conservadores se han podido negar¡±, se?ala. ¡°Pero al igual que en ese caso, hay que entender que las pr¨¢cticas art¨ªsticas feministas son algo que ha de ir m¨¢s all¨¢ de la cuota¡±.