Etel Adnan: ¡°Ser feliz es un gesto pol¨ªtico¡±
La artista libanesa, de?94 a?os, consagrada en la Documenta de 2012, inspira una exposici¨®n colectiva en Venecia
En la parte trasera de su hogar en Par¨ªs, en un vetusto edificio situado a dos pasos de la iglesia de Saint-Sulpice, Etel Adnan (Beirut, 1925) cuenta con un espacio de trabajo en el que ha instalado dos mesas id¨¦nticas. En la primera pinta sus cuadros, miniaturas semiabstractas de colores ¨¢cidos, que desprenden quietud y gozo sensorial. En la segunda escribe sus poemas, torturadas reflexiones sobre la triste condici¨®n humana y el tr¨¢gico devenir del mundo ¨¢rabe. Son los dos hemisferios de la obra de esta veterana de 94 a?os, convertida en estrella del arte hace solo siete, cuando su trabajo fue expuesto en la Documenta de 2012. ¡°Me alegro de que no sucediera antes. Desde entonces no he dejado de trabajar y de exponer. Es agradable, pero tambi¨¦n un poco duro. No dejan de pedirme m¨¢s y m¨¢s cuadros. Tres a?os antes, los mismos cuadros colgaban de mi comedor sin que nadie les prestara atenci¨®n¡±, dice Adnan, l¨²cida respecto a ¡°la hipocres¨ªa¡± del mercado del arte.
De la noche a la ma?ana, una infinidad de museos, bienales y coleccionistas se abalanzaron sobre sus delicadas composiciones, ejercicios de colorismo que no parecen tener mayor ambici¨®n que evocar mares y monta?as, emparentados con las geometr¨ªas de Paul Klee y Serge Poliakoff o con el expresionismo de Richard Diebenkorn o Clyfford Still. De ser una perfecta desconocida, Adnan pas¨® a exponer en el Whitney de Nueva York o en la Serpentine de Londres al lado de jovenc¨ªsimos prodigios del arte contempor¨¢neo. La poderosa galer¨ªa Lelong decidi¨® a?adirla a su lista de representados, donde figuran Yoko Ono o Jaume Plensa. Adnan se convirti¨® en otro caso emblem¨¢tico de una tendencia creciente en el arte: el redescubrimiento de artistas maduras y obstinadamente ignoradas durante buena parte del siglo XX, como Carmen Herrera, Carol Rama o Geta Bratescu.
La pintura es un deporte, mientras que la escritura es casi una?c¨¢rcel. La?primera me?relaja, la?segunda me agota
El estatus casi mitol¨®gico adquirido en tiempo r¨¦cord queda refrendado ahora por Luogo e segni, una muestra colectiva en la Punta della Dogana, uno de los dos museos que Fran?ois Pinault posee en Venecia. La exposici¨®n, fundamentada en los di¨¢logos entre artistas, se inspira en uno de sus ¨²ltimos poemas, Shifting the Silence, y sirve como pretexto para que varios artistas interact¨²en con su obra. En la mejor sala, la voz c¨¢ustica de Robert Wilson declama los versos de Adnan junto a las ominosas esculturas de Simone Fattal, su compa?era sentimental desde hace m¨¢s de 40 a?os (y cuya obra protagoniza estos d¨ªas una retrospectiva en el PS1 de Nueva York). Algo m¨¢s lejos, Philippe Parreno expone su Marilyn (2012), relato el¨ªptico sobre las ¨²ltimas horas de la actriz, junto a los ejercicios crom¨¢ticos de Adnan, que se iluminan al final de la proyecci¨®n como contrapunto a su funesta historia. ¡°Sigo siendo fiel a la pintura, aunque el arte contempor¨¢neo se aleje de ella. Ahora todo son instalaciones. El arte se vuelve cada vez m¨¢s cerebral¡±, observa. ¡°La pintura tambi¨¦n es un ejercicio mental, pero para m¨ª siempre ha sido, ante todo, un trabajo sobre el color. El instante en que la pintura sale del tubo y se prepara para ser mezclada con otros tonos me parece m¨¢gico¡±. La pureza y la sencillez de esas palabras explican el ¨¦xito de Adnan en una escena art¨ªstica dada a intelectualizar hasta el gesto m¨¢s nimio.
Hija de un oficial del Imperio Otomano que se qued¨® sin trabajo cuando aconteci¨® su ca¨ªda y de una griega de Esmirna que vio arder su ciudad natal, la artista creci¨® entre personajes desarraigados en L¨ªbano. ¡°Nunca me sent¨ª integrada, pero tampoco plenamente extranjera. Es un sentimiento que me ha acompa?ado toda mi vida. Me ha proporcionado el sentido de la observaci¨®n y una gran libertad de pensamiento¡±, afirma Adnan. La mayor parte de su vida ha sido una sucesi¨®n de idas y vueltas entre Beirut, Par¨ªs y California, donde ense?¨® historia del arte en una universidad de liberal arts en la bah¨ªa de San Francisco. ¡°Picasso fue un personaje tr¨¢gico, porque echaba de menos un pa¨ªs al que ten¨ªa prohibido volver. En cambio, yo nunca sent¨ª el dolor del exilio, porque pod¨ªa volver cuando quisiera. No he sido una exiliada, sino una n¨®mada o una pasajera¡±.
Adnan se define, principalmente, como una artista californiana. La fascinaci¨®n beata por los paisajes que transmiten sus cuadros sobre el oc¨¦ano o el monte Tamalpais, su Sainte-Victoire particular, contrasta con la naturaleza sombr¨ªa de sus versos. En California encontr¨® esa misma dicotom¨ªa. ¡°Es un lugar feliz y soleado, pero tambi¨¦n duro y excesivo, con problemas de crimen y pobreza¡±, describe. Para Adnan, pintar y escribir son actividades casi antag¨®nicas. ¡°La pintura es un deporte, mientras que la escritura es casi una c¨¢rcel. La primera me relaja, mientras que la segunda me agota. Hay un motivo por el que los ni?os aprenden antes a dibujar que a escribir: es un ejercicio m¨¢s l¨²dico y recreativo. Aunque, si no escribiera, estoy convencida de que mi pintura ser¨ªa bastante m¨¢s oscura¡±.
La vida de Adnan empez¨® en un mundo sumido en la guerra y el populismo. Casi un siglo despu¨¦s, la historia amenaza con repetirse. Cuando observa su existencia ve un c¨ªrculo que se cierra. ¡°Nos encontramos en un mundo dislocado. Vivimos con la sensaci¨®n de que todo se termina. Cuando pensamos en el futuro nos imaginamos viviendo en otros planetas. Simb¨®licamente, ya hemos abandonado la Tierra¡±, dice con pesar. Sus cuadros m¨¢s recientes, pintados antes de que una larga gripe la dejara en la cama durante el invierno, fueron 16?odas al olivo. ¡°Es un milagro que de sus ramas secas salga el aceite. En realidad, el arte me sirve para redescubrir la belleza del mundo, o lo que queda de ella. Yo creo que la belleza de una monta?a es pol¨ªtica. Ser feliz es un gesto pol¨ªtico. En los momentos tr¨¢gicos puede tener un efecto transformador¡±, dice. De repente, Fattal aparece con una tetera humeante y una tarta de melocot¨®n. Y nos conf¨ªa que un d¨ªa la escuch¨® pronunciar esta frase: ¡°El d¨ªa que me muera, el universo habr¨¢ perdido a su mejor amiga¡±.
Luogo e segni. Punta della Dogana. Venecia. Hasta el 15 de diciembre.
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